capítulo único.

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Cómo ya era costumbre, entre a la Biblioteca para comenzar a leer un libro nuevo, sí, lamentable no soy de las personas que compran sus propios libros, pero no era tan diferente, me bastaba con poder disfrutar de los diversos mundos que la literatura me ofrecía.

Espero a que la encargada entregue un nuevo pase, tienen validez por un mes, estaba a punto de comenzar un libro nuevo.

Leía con atención la primera página, el ruido de la silla frente mío arrastrándose para que alguien más ocupará ese asiento vacío hizo que levantara la vista y me encontrará otra vez con él.

Ese chico al que veía casi todos los días. Pareciamos pareja de lectura, aunque él se marchaba primero, su perfume permanecía en el aire por un rato.

Se veía concentrado, como siempre y yo le dedicó una mirada de satisfacción, era grato encontrar a alguien más que disfrutará de la literatura tanto como yo.

Nuestros ojos se encuentran y mantenemos esa conexión durante 2 minutos.

Tardo en reaccionar, atontada, yo regreso mi atención a la lectura y él decide marcharse temprano, apenas da la vuelta cruzando los libreros, cuando de la nada veo brotar un delgado hilo rojo de mi meñique.

Confundida me doy cuenta que solo flota en el aire lo atrapó con mis manos e intentó jalarlo más no se afloja, asustada de que alguien más viera el suceso, lo enredo todo en mi dedo y salgo de la Biblioteca.
¿Qué era esto?

Trabajaba como repostera en una pequeña pastelería que mi madre me había encargado. Ella era de las reconocidas reposteras que se encargaban de preparar los postres para eventos de trabajo o viajes estudiantiles. Salgo del trabajo dejando a mi compañera en turno a cargo del lugar.

Como de costumbre espero a que me den mi pase para tomar mi libro. Notó que ya era algo tarde, a comparación de la hora a la que solía llegar.
Mi compañero de lectura tampoco está ahí.
¿Se le habrá hecho tarde también?
――¿Por qué me importa si llega tarde?

Sumergiendome dentro de mi imaginación, porque ¡Oh! Como amo imaginar las historias que leo como películas en mi mente, decido concentrarme más en lo que fui a hacer que en la ausencia de aquel chico.

Solo tardo unos minutos más, para que la esencia de vainilla se hiciera presente.

Más no tiene un libro en sus manos, colocó sus audífonos y se recostó conciliando el sueño.
Con sus brazos cruzados y mostrando su perfil, un rayo del sol entra por la ventana iluminando su rostro, haciendo el momento aun más angelical.

Sonrió cautivada por ello y veo como el hilo en mi meñique crece un poco más. ――¡Que rayos!
E intuyó mi voz se eleva cuando suelto la oración, porque aunque él llevaba sus audífonos puestos levanta el rostro buscando quién originó el ruido y yo solo me oculto detrás del libro. Mis ojos son testigos de como aquel hilo continúa creciendo y eso solo me hace pensar que quizá ya he leído demasiado y es hora de descansar los ojos.

Está vez soy yo quien se va primero, seguramente tuvo un arduo día, ¿Por qué no se fue a casa si era así?

Y aunque jamás hemos hablado, esa noche llegó a casa con la preocupación de si ahora que ya son las 9 pm se encuentra mejor.

El hilo en mi dedo crece más con el tiempo y empiezo a notar que le encanta desenredarse de mi meñique cuando estoy en la biblioteca.
Será por la ventilación, tal vez.

――No me jodas, Anais. ――Chaeyeon se cruza de brazos a la vez que da un golpesito en mi hombro. ――Tienes que hablar con él.

――¿Me creerás si te sigo que estoy bien solo compartiendo esa mesa en silencio?

O.S 𝐁𝐞𝐥𝐢𝐞𝐯𝐞. 🔖Jimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora