La brisa que recorría mi cuerpo, y que entraba por la ventana en un descuido mío por haberla dejado abierta, comenzaba a helarme cada pelo de mi cuerpo se erizaba del frío, fruncí el ceño, me acurruque más, con la intención de reconciliar el sueño, un agudo sonido se empezaba a oír, pero yo ni cuenta me daba, tire de los futones (Colchoneta plegable que se pone en un tatami o directamente sobre el suelo y se usa como cama: los futones son de origen japonés.) de mi cama entre sus frazadas, comencé a abrazarme a ellas, para así entrar en calor, es mas a quien se le ocurría dejar la ventana abierta en pleno otoño, solo a mí, murmure algo inentendible al oír una voz me sumergí más a fondo, hasta volver a tocar un sueño.
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Estaba soleado, no había rincón por donde no se filtraran los rayos de aquel atardecer, me encontré sentada en un sillón, mirando un punto ciego de la casa en la que me encontraba, era como un trance del que fui sacada al oír unas incesantes e alegres risas, sonreí ampliamente, y salí corriendo sin descuido cruzando por todas las habitaciones, hasta darme paso al patio trasero, allí se encontraban ellos, bueno solo uno..., algo me tomo de los hombros con fuerza eh hizo que me asustara, me sobresalte y voltee.
- ¡Buu! - me dijo un niño, que enseguida comenzó a reírse por mi rostro de asustada, un niño de cabellera rubia e orbes azules zafiros que vestía con una sudadera blanca, jeans negros junto con unas converse negras, me expresión cambio al instante de enojo, hice pucheros y me lance contra el niño de 13 años, los dos caímos.
- Eres un idiota Jeffrey! - le regañe, mientras inflaba los mofletes del enojo.
- Hey...tranquila (Tn) JAJAJAJAHAHA, solo era una broma - dijo de forma divertida, mientras volvía a reír como un loco, en eso el primer niño que vi jugar en el patio, se acerca a nosotros, me levante de Jeff, y salude al otro niño con un abrazo.
- Liuuuuu!.. - decía con alegría, mientras lo abrazaba, este correspondió mi abrazo de inmediato.
- Hola (Tn) - dijo con mensura y afecto, nos separamos y Jeff nos estaba viendo mientras se reposaba aun en el césped, me acerque a él y le tendió la mano.
- Te levantaras, o que tonto? - reí bajito, este tomo mi mano e antes de que hubiera podido tirar de ella para levantarlo, no más me jalo a él para caer en el suelo - ay - me queje.
- JAJAJAJAHAHAHA , ahora estamos a mano - sonrió triunfante.
- Claro que no! - rezongue enojada, cruzándome de brazos.
- Ya dejen de pelear ustedes dos - recito aquel niño castaño de orbes verdes esmeraldas - los que se pelean se aman - volvió a decir.
- Y terminan en la cama - termino la frase Jeff, mientras me veía de forma picara, yo me ruborice, estos dos siempre conseguían ponerme incomoda. Era un hábito suyo. O qué?.
- ¿¡Q-q-que!?..de-dejen de decir tonterías...s-so-somos PRIMOS! - reproche molesta, asentando cada silaba en especial la última que la grite, estos solo rieron a carcajadas....genial...seguro estaba roja como un tomate.
- Como sea, vamos a jugar un juego - retomo la palabra Jeff, me tomo de la mano y jalo de ella, al tiempo que ambos nos levantábamos.
- Oh..oh...a-a ..¡¡¡LAS ESCONDIDAS!!! - grito feliz Liu, nos pusimos de acuerdo y comenzamos a jugar, a Jeff le toco contar por ser el más grande..Liu y yo teníamos 12 años. Los tres asistíamos a la misma escuela, solo que en grados diferentes, aun teniendo la misma edad que Liu por mi parte.
Corrí a esconderme dentro de la casa de los Woods, siempre venia de visita para estar con mis primos, es decir tenia amiga y todo, pero me gustaba más pasar el rato con ellos. Eran como mis hermanos o mis mejores amigos en verdad, recorrí la casa entera buscando un escondite Liu se había escondido en el cuarto de sus padres, y yo me estaba quedando sin opciones, de repente me topé con una puerta por abajo de las escaleras de madera de caoba, me dio curiosidad pero recordé lo que mi madre siempre me decía "La curiosidad mato al gato", eso pensé hasta que escuche un "¡¡¡LISTOS O NO, HAYA VOY!!!", no otra vez y me adentre a esa puerta, la cerré por detrás de mí y al parecer daba a un sótano, me asuste un poco porque estaba algo oscuro, comencé a tocar las paredes buscando una luz, la encontré y encendió el foco. No iluminaba mucho ya estaba muy gastado pero me fue suficiente.