Empecemos

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  Narrador omnisciente

—solo me estaba defendiendo de tu primita, ya que no tuviste bolas para hacerlo—  dijo marlene arrastrandolo hasta  donde estaban sus padres.

—de acuerdo, pero que no se te ocurra volver a llamarme así marlene, no respondo— dijo en un susurro  molesto, tanto así que le erizo la piel a marlene.

—bien Taylor, solo te diré que seré tu mujer, pero jamás una dejada y que lo seré solo por una condenada apuesta y un maldito papel. Tus tonos amenazantes ahórratelos para las mujeres con las cuales estas acostumbrado tratar, conmigo—levantando el dedo índice y agitando lo en dirección hacia él— esto que estas haciendo no va— marchándose entre la multitud bajo la mirada de algunos que estaban mirando la escena.

Luego de 15 minutos de tragos y buena música, las bocinas empezaron a emitir la melodía que daba inicio a la celebración  (Ed sheeran ft Andrea Bocelli-perfect symphony-),  las manos de marlene empezaron a sudar, desde donde estaba pudo ver a Taylor en el pequeño escenario preparado para el momento , tomó de un solo trago su copa y le arrebato otra al camarero para encaminarse a su encrucijada.

Taylor miraba a Marlene desde el improvisado escenario, se le veía ebria y jodidamente guapa con ese vestido ceñido a su bien entorneada cintura dirigirse hacia él. Alzó una copa y tocó está con una cuchara y se detuvo la música.

—¡Buena noche a todos!, es para mí un placer compartir con ustedes y ante el mundo la emoción que envarga mi vida— levantando la las manos hacia Marlene que se asomaba hasta donde esté estaba. —para nadie es un secreto que soy la oveja perdida de los Meher, mejor dicho que lo era- todos los presentes rieron. —hasta que conocí a Marlene Hollister, cuando la ví por primera ves, supe que que era ese riel que necesitaba en mi vida para hacer de ella algo
mejor— tomo a Marlene de la cintura y la hizo girar a su derecha apuntando al cielo donde se pudo ver un despliegue de fuegos artificiales y se deslumbraron las palabras ¿Serías mí Yuang Meng? (Sueño realidad).

Marlen quedó conmovida y al voltear para verle, Taylor estaba de rodillas ante ella con una pequeña cajita terciopelada en color rojo con un reluciente anillo. Una lágrima rodó por su mejilla derecha, por un momento la emoción la embargo, pero luego recordó que todo estaba arreglado para que así fuera, que solo era una apuesta y salió hullendo del escenario, Taylor se disculpó con el público que no tardó en hacer críticas y fue tras de ella.

—con un demonio marlene, ¿Qué crees que estás haciendo— tomándola fuertemente del brazo.

—taylor, me...me estás lastimando— mirándole sin contener las lágrimas que caían a mares.

—y es poco para lo que te haré si no regresas a ese jardín— apretándola aún más

—no puedo seguir con este juego, simplemente no puedo— gritando y tratando de forcejear. —me vas a dejar marcas taylor— musitó casi en susurros con la mirada en el agarre.

—tus berrinches no van conmigo Marlene, aprende a acatar mis órdenes o podrás conocerme de la peor manera, ahora, te voy a soltar y saldremos por esa puerta con tu mejor sonrisa y dirás que solo fue una emoción fuerte, que no esperabas que te fuera a pedir matrimonio, ¿Entendiste o te hago dibujitos?— recriminandola con la mirada

—te odio— fue lo único que le dió tiempo decir ya que sus padres estaban atravesando el lumbrar de la puerta

—¿Estás bien tesoro?— preguntó Cristóbal

—sí Papi, solo quería un poquito de agua— haciendo amago de sonrisa.

Cristóbal estaba mirando el brazo de Marlene pero Taylor fue más rápido y le puso su saco por encima.

—¿Qué traes ahí Marlene?— dijo Cristóbal tratando de quitar el saco.

—¿Esto?— señaló Marlene su brazo mientras miraba a Taylor

—¡por Dios hija!, ¿Qué te pasó?— inquirió la madre aturdida.

—solo me golpeé con aquella maceta del jardin— señalando hacia un gran macetero en el jardín.

—debes tener más cuidado cariño— dijo su padre acariciándole las mejillas y con ello llevándose todo rastro de lágrimas.

—sí papi, tendré más cuidado, ahora sí me disculpas tengo una apuesta que iniciar.

Volvieron a salir, está ves tomados de la mano riendo fingidamente y en la mano izquierda de marlene, resaltaba un gran diamante; no dudó en levantar su mano y mostrárselo a todos para acallar sus murmullo, los cuales respondieron con un gran aplauso, segudido de esto la música empezó a sonar nuevamente y ellos pasaron hasta la pista de baile.

Casada por una APUESTA©✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora