Damián C. Wolff

19 5 0
                                    

15 de Marzo del 2013

Estoy jugando en la calle con mi mejor amigo, no siempre nos dejan salir juntos así que estos momentos son muy especiales.

-¡Pásala! - Diego lanza la pelota hacia mi dirección, es bueno jugando aunque a veces es aburrido jugar con él, es muy callado así que tengo que hacer siempre la platica.

Un coche seguido de una enorme camioneta... O... ¿Es un camión? Dan la vuelta en mi calle, así que, Diego y yo nos subímos a la acera.

Un hombre baja del coche, abre la puerta del copiloto y baja una mujer muy hermosa, cuando parece que nadie más baja del coche, un adolescente desciende del vehículo, se ve muy grande para su edad...

Todos tienen un aire de madurez elevado, tienen un estilo muy refinado a la hora de vestir, pero a pesar de eso su presencia no me intimida.

Me acerco a la familia.

-Hola, soy Damián C. Wolff, bienvenidos al vecindario, yo vivo enfrente por si alguna vez se les ofrece algo - Sonrio y Estrecho la mano de los mayores - ¡Ah! Y tengo 12 años- Agrego como si fuera un detalle sumamente importante.

El chico que está a lado de los adultos (que supongo son sus padres) suelta una risa ahogada... No me agrada...

-Hola pequeño - ¿Pequeño? - Yo me llamo Gabriel Luna, ella es mi esposa Elena y el antisocial aquí presente es mi hijo Carlos - El mencionado solo rueda los ojos y se separa un poco de sus padres.

-¿Porqué no juegas con ellos querido?- Dice la Señora Elena.

Carlos los voltea a ver entre asustado y sorprendido.

-Mamá, tengo 16- Murmura, creo que piensa que no lo escucho, pero al tenerlos tan cerca podría hasta escuchar su respiración.

-¡Oh Vamos! QUE-RI-DO-Le dice su padre claramente molestandolo.

Carlos se queda unos segundos viendo a sus padres hasta que se da por vencido, suspira y antes de llegar murmura algo para sí.

-Camina niño- Definitivamente no me agrada.

Al alejarnos lo suficiente de la casa de Carlos, me doy cuenta de que Diego se había ido sin decir nada, solo había dejado mi balón en la puerta de entrada.

-Oye niño-

-No soy un niño- Carlos se empieza a reír, no sé si es una risa sarcástica, o si ya está loco...

-Perdóneme señor puberto- Carlos no para de reír.

-¿Te podrías callar? - Me esta enfadando, no me cae bien, no quiero convivir con él... En primera ¿qué hace aquí?

-Perdón, perdón - Se sienta en el borde de la acera, a decir verdad no es nada feo, tiene un buen físico y su rostro no está nada mal, pero su actitud es demasiado burlesca- ¿Te gusta lo que vez? - La voz de Carlos me saca de mis pensamientos a lo que yo me sonrojo... me sorprendió, él tenía los ojos cerrados, no creí que se diera cuenta.

-Bueno... Y... ¿Qué quieres jugar? -Pregunto para romper el silencio incómodo que se había formado entre nosotros.

-Nada- Se levanta, se pone los audífonos y empieza a caminar hacia su casa - Hasta luego señor puberto- dice mientras agita la mano en mi dirección.

Después de eso trataba de juntarme más con él, no iba en su escuela, ya que él era mucho mayor que yo, pero aún así trataba de hablar con él cuando lo veía en la calle.

Nos volvimos muy cercanos a los pocos meses de su llegada, ya no me trataba como a un niño y yo no lo trataba como el hormonal que era.

-Carlos ¿qué crees? - Le dije un día el cual llegó temprano de su colegio.

-¿Qué? - A pesar de que nos habíamos vuelto cercanos, su forma de hablar no había cambiado, seguía siendo un poco reservado con las palabras... Me caía bien, a decir verdad, no era tan mal tipo, solo tenía un carácter raro...

-Hoy es mi cumpleaños- Me voltea a ver pero no sé decifrar la mirada que pone.

-¿Enserio? ¿Cuántos cumples? ¿Diez años? - Sonríe sarcástico, esa sonrisa dejó de hacerme sentir enojado y molesto hace mucho tiempo atrás.

-Trece, pero ahora estoy más cerca de cumplir los 16- Sonrio con orgullo.

-¿Y para qué quieres tener 16?-Siempre que Carlos habla parece que su voz se dirigiera a otra persona, es distante, como si no te prestara atención, casi habla en susurros y su mirada se dirige a todo excepto a ti, como si buscara algo.

-Para poder estar más tiempo contigo- Él me mira extrañado.

-Estas consciente de que cuando tú tengas 16 yo tendré 20 años, ¿verdad?- Lo dice mirándome a los ojos- Aparte... Creí que me odiabas.

-Tampoco es que te quiera, solo te respeto, eres como... Mi ejemplo a seguir- Él ríe quedamente.

-Sí tú lo dices- Un silencio inunda nuestro alrededor, no es incómodo, al contrario es el mejor silencio que he tenido con él hasta ahora.

-Carlos- Lo llamé

-Damián-

-¿Ya diste tú primer beso? - Lo observo curioso.

-Sí- No parece que le ponga nervioso la pregunta, parece más bien que no le importa si lo dió o no.

-¿Y cómo es? - Suspira, supongo que no le gusta hablar de su vida personal.

-¿Quieres saber? -

Asiento.

-Está bien- Carlos se acerca a mi tan rápido que no me dio ni tiempo para reaccionar, me agarra del cuello un poco fuerte y junta nuestros labios, el beso se hace rápido en cuestión de segundos y una sensación de placer inunda mi cuerpo.

Carlos se separa, se limpia un poco de saliva que tenía en el labios, se levanta, me ve unos segundos y se va.

Al día siguiente me enteré que la familia de Carlos se volvió a mudar, Carlos nunca se despidió, al parecer se habían ido por el trabajo de Gabriel pero me dí cuenta de algo que tal vez no podría admitir si Carlos siguiera aquí.

Él me gustaba.

Carlos me gustaba.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

N. DEL A.

YYYYY hasta aquí el especial de Damián.

Sí, tal vez es demasiado confuso, pero si tienen preguntas pueden ponerlas en los comentarios, algunas preguntas tal vez no las conteste porque se aclararán en siguientes capítulos.

Sin más que agregar, espero que les haya gustado este intento de especial ❤️

Espero que sigan la historia y que no me linchen por no subir capítulos tan seguido 😂💔

Los quiero y no leemos pronto ❤️

Enamorado De Un Recuerdo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora