—Soy la princesa Odette—a todos nos tomó por sorpresa estás palabras, nadie hacía ningún movimiento en la pequeña sala donde nos encontramos, todos estaban perplejos con la revelación—He estado infiltrada aquí para no ser descubierta por Vexana, así ella no acabaría con el poder que llevo dentro de mí, el poder que puede acabar con esto de una vez por todas—todos, incluyéndome, no lo podíamos creer. Todos estos años, luchando hombro a hombro y nadie lo había descubierto. fuimos engañados de una manera monumental.
El escuadrón se volvía a ver los unos a los otros, murmurando, susurrando y hasta maldiciendo. Algunos simplemente salieron de la habitación para nunca volver, indignados y enojados. Por mi parte, me quedé donde estaba, quieto como una estatua, mis piernas no obedecían las ordenes que mi cerebro le mandaba.
Quería irme al igual que esos soldados, irme y no volver nunca. Pero no podía, me quedé. Me quedé porque mis piernas conocían lo que mi corazón quería y mi mente anhelaba olvidar.
—Es hora de derrocar a esa bruja—exclamó la princesa Odette golpaleando la mesa con una fuerza feroz, rompiendo el aire de tensión que se generó en cuestión de segundos. Su semblante era serio, firme, segura de lo que decía. No por nada se había convertido en nuestra líder en el pasado.
Mientras comenzaba una discusión ruda entre mis compañeros y nuestra líder, mi mente se iba poco a poco, recordando viejos tiempos en los que toda está discusión sería obsoleta y en vez, podríamos estar contando chistes en un día de primavera.
Hace mucho tiempo, una guerra inició. Contra un imperio que solo quería la perdición de las razas. De la cual solo se sabía el nombre de su líder, Vexana, sin apellidos, sin alma, sin corazón. Todo lo que tocaba su ejército pereció a manos de la oscuridad. Pero, para mala suerte de ella, no fue tan fácil como aparentaba, las razas se levantaron en defensa, en conjunto hemos estado peleando está guerra infinita por tanto tiempo que ya no recuerdo cuando fue la última vez que escuché la palabra «libertad».
Una guerra cruel, fría y sin el más mínimo calor fraternal más el que se siente en el campo de batalla.
Cuando me reclutaron no pensé que todo llegaría a tan extremas fronteras, meses enteros en el frente, viendo y escuchando cosas que ni en mis peores pesadillas se podrían materializar. Presenciando todos los horrores existentes que se encuentran en una guerra. Los millares de personas a las que les fueron arrebatadas sus vidas en una desencadenada ola de odio y avaricia. Madres, padres, ancianos, niños; personas con vidas, almas y anhelos, todos ellos en las cenizas de viejos edificios despedazados.Mientras el tiempo pasaba perdía más mi visión. Lo que me generaba gran tristeza y dolor, se volvía un vacío en mi alma. Abandoné el tacto. Perdía la esperanza de poder terminar toda está masacre. Más sangre corría por mis manos; mi corazón se frenaba poco a poco.
Todo por lo que peleaba se hacía tan distante, que solo lo luchaba por el simple hecho de que mi muerte no fuera en vano-aunque no sabía a quién le importara-.
Pero un día, llegó alguien.
Ella me regaló un nuevo propósito por el que pelear. Y ahora es la única razón por la que sigo luchando. Abrió mis ojos a una nueva esperanza de vida. Ha pasado tanto tiempo que ya no la recuerdo bien, quisiera yo que mi mente fuera eidética, pero cuando la pienso, siento su aroma a tulipanes con rocio de mañana, su cabello, largo y blanco como una cascada y sus ojos marrones que irradiaban fé y esperanza. La cual sentía como mía.
—Es momento de dar el último golpe, tenemos que reunir a todos nuestros escuadrones—casi en un grito, Odette, con la cara echa un enojo, comenzó a mirar a cada uno que se encontraba en esa habitación. Analizando hasta el más mínimo detalle.
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Tulipanes [Aluya]
FanficLa líder de los libertadores revela ser la Princesa Odette, está acción desencadenará diferentes acciones en las que Miya y Alucard se verán involucrados. En tiempos de guerra no deberían existir tales cosas como el amor, pero, de alguna vez en cuan...