Día #11

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Me perseguias por dónde quiera que valla, te grité mil veces que me dejes de molestar, pero en cambio de irte te me acercaste y tomaste mi brazo. Inevitablemente te miré a los ojos, pero no con furia ni con desprecio, pero sí con necesidad. Al ver mi expresión me abrazaste y pediste una explicación, recuerdo perfectamente que dijiste "Vamos, Norah... dime lo qué sucede" hasta me llamaste por mi nombre, por lo que te conté la razón de estar así ("el beso de chocolate") al decirlo te reiste mucho de mí, me enojé, pero luego me dijiste algo particular "Si es por eso... iré más lento" fue inevitable sonrojarme y decir un gracias. Creo que las cosas irán bien desde hoy...

100 días para mi decisión finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora