Parte única

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¿Hace cuánto se conocían?
¿Cuánto tiempo estuvieron juntos?
¿Cuánto tiempo no lo estuvieron?
Nunca le había importado algo como eso, no era más que una cifra sin valor. Mientras siguiera avanzando, no le importaba, mientras estuviera a su lado.

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Tenía todo planeado, nada podía salir mal, el plan era perfecto. Desde que supo de la existencia de ese «demonio» venía planificando la forma perfecta de deshacerse de él, evitando cualquier estrago que este pudiese provocar, entonces ¿Por qué caía desde el edificio principal de la Port Mafia?
Sin duda quería morir,de forma rápida e indolora, sin perturbar a nadie,pero no sin antes derrotarlo,no iba a perder,no contra él.

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La operación había iniciado según lo planeado, había conseguido información de uno de los «camaradas» de ese tipo, era fácil atrapar ratas después de todo y sabía que la información era verídica, no por nada el interrogatorio había sido hecho por el.

Tenían la ubicación y hora, habían conseguido pasar desapercibidos, tenían el apoyo de la Mafia, el jefe había mandado a sus mejores hombres: los integrantes de Largarto negro, Akutagawa y Chuuya. Eso lo tenía previsto claramente, sabía que posición darles, lagarto negro se encargaría de los guardias, Akutagawa junto a Atsushi detendrían a sus hombres más fuertes, ellos podrían con eso fácilmente, el resto de la agencia revisaria los perímetros y la comunicación entre los equipos, mientras el a lado de Chuuya irían a por Fyodor, usaría a Chuuya para cubrirle la espalda ante cualquier ataque o trampa, así el acabaría personalmente con ese «Demonio».

Todo iba bien, Akutagawa y Atsushi se habían desecho de sus contrincantes después de una agotadora pelea.
Lagarto negro acabo con sus guardias en un parpadeo. Todo iba bien, todo iba bien hasta que supo que ahí no estaba él, había caído en su trampa, el hombre que torturó hasta sacarle todo no le había mentido, sino más bien el nunca supo la verdad tampoco, solo fue otro peón usado por Fyodor para efectuar sus planes.

Estaba fustrado, no se había sentido así nunca al enfrentarse a alguien, la cólera en su cuerpo estaba a punto de superar su límite. Todo lo que planeó, el tiempo que dedicó a su plan desperdiciado. Lo habían derrotado, no sabía que hacer.

Hey Dazai— Chuuya lo llamaba al notar su reacción al ser engañado por Fyodor, estaba preocupado podía notarlo con solo verle los ojos, a pesar de esforzarse en ocultarlo el peculiar brillo en sus ojos lo delataban, estaba seguro, lo conocía mejor que a nadie, mejor que a si mismo.
El brillo en sus ojos y el tono de voz preocupado lo tenía hipnotizado. Mentiría al negar que Chuuya era hermoso, tenía sin duda un figura envidiable a cualquiera, su cuerpo era pequeño y delgado, pero totalmente tonificado, gracias a sus arduos entrenamientos. Su rostro era fino y delgado, con labios delgados, pero carnosos de un tono rosado y esos ojos cual zafiro, que a pesar de estar en un trabajo tan oscuro y cruel como es la Mafia no perdía su brillo y vida. Chuuya no estaba hecho para un trabajo así, el era sentimental, sufría demasiado cuando perdía a uno de sus hombres, no permitía ni una pérdida, para el ellos eran sus compañeros, su familia, Chuuya era tan diferente de ese demonio, Chuuya nunca usaría a ninguno de sus hombres como carnada, el daría su vida con tal de proteger a quienes considera su familia, sus comapañeros de la Port Mafia, de los que un día pudo formar, no se refería a la Mafia... se refería a su familia, a la que traicionó...

¡Idiota!— Chuuya llamaba nuevamente a Dazai, era obvio el último no había contestado la primera vez que lo llamo.

Lo siento, estaba...— No pudo terminar la oración cuando recibió un mensaje de Rampo informandole que había averiguado la ubicación del ruso.

◼ Caída libre ◼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora