El sendero del hombre hacia su ocaso, dicen, es lineal: al asistir a tu final, canjearás el cálido vientre materno por las frías entrañas del mundo. Así ha de ser según los libros o la tradición. Pero mi crónica contradice aquella teoría; más bien se burla de ella. Mi nombre es Ryūnosuke Tokugashi, y esta es mi historia.
Mi vida se hunde en el olvido, y por más que intente recordar, las sombras extorsionan a mi mente. Sé que he sido un pobre hombre, que he vivido en la deshonra y también en el dolor. Nadie puede paliar sus penumbras con falsas promesas de luz; o al menos así lo creía aquellos días, donde no me consideraba un hombre digno. Pero creo saber, también, como ciertos desvaríos de mi vida me llevaron a ser, cuanto menos por hoy, un hombre parcialmente redimido.
Podría inquirir en las causas por las que decidí ser miembro de los Hassenshi (pues a aquellos hombres debo mi nombre), o bien enfocarme en los años de providencia. Asumo será más apropiado abordar ambos recuerdos (hasta donde deban persistir) con lealtad y decencia. Presumo que esta disposición habrá nacido producto de las amistades taoístas que infundieron en mí el respeto hacia las polaridades.
He nacido en Iga, hace casi un siglo. No logro precisar cuándo, pero sí el cómo. Mi madre, Yukiji, murió durante el parto. Furtivo he sido desde entonces, por esencia y necesidad. Mi padre, último vestigio junto a mí de una genealogía moribunda, era un pérfido hombre. Mi crianza recayó enteramente en sus manos, como ha de suponerse. Mi madre había generado en él, según me han dicho, cosas que ningún otro ser humano había logrado. No deseo ahondar en detalles, puesto que su historia, aun siendo yo fruto de ella, no me compete. Pero ha de quedar escrito lo siguiente: mi padre me ha culpabilizado por la muerte de mi madre, y desde entonces, he sido criado bajo esas cláusulas.
Sin embargo, he sido afortunado, pues no he sufrido maltratos físicos. Mi padre procuró sublimar mi condición de ominoso engendro bajo un duro entrenamiento, el cual tomó gran parte de mi vida. Él era bandido, y acometió a transformarme en uno.
Mi padre, nacido Yoshitsune Tokugashi, era, incluso antes de mi nacimiento, jerarca de un grupo de bandidos muy reconocido de la provincia de Iga, durante el período posterior a la segunda guerra de Tenshō Iga. Tal era su fama, que los hombres recelaban su andar al pisar nuestro suelo. A la brevedad, Iga se volvió el más vacuo de los abismos; su desértico territorio parecía ser infranqueable por culpa, en parte, de él. Y digo en parte, ya que no era el único. Aconteció la existencia de otros dos grandes grupos de bandidos: uno liderado por Hajime Shirayama, apodado el sabio; y el otro liderado por Ichiro Matsudaira. Habían otros grupos, pero eran asociaciones altamente inestables que no lograban conformar poderío considerable sobre Iga. Usualmente terminaban siendo reclutados por nosotros.
La coexistencia entre los tres bandos era ambigua: en decisión conjunta, se había decidido mantener una tregua y distribuir equitativamente las zonas de operación; cuanto menos para evitar posibles enfrentamientos innecesarios. La idea, inicialmente propuesta por Shirayama, había desagradado a los otros dos cabecillas. A fuerza de persuasión y política, tanto mi padre, como Matsudaira cedieron y acordaron la convivencia pacífica. Ha de ser aclarado lo siguiente: esta determinación grupal precedía la oscura fama que, luego, habría de obtener el suelo de Iga.
De tal forma, cada grupo mantuvo su autonomía sobre suelos designados, hasta que sobrevino el verano de sangre, denominación infundada por historiadores y poetas. Abruptamente, y a fuerza de causas mayores, gran parte de los ciudadanos de Iga decidieron abandonar sus dominios. Unos tantos se desplazaron al suelo de Sakai, y otros a Mikawa; ejes aledaños de una cultura disgregada. Por extensión, hubo menos fuente de trabajo para nuestra agrupación. Nos vimos obligados a diseñar nuevos artilugios, capaces de sustentarnos. Solo un puñado de seres perseveró en su tierra, desafiando su propio final.
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La Sombra del Honor, Parte 1
Historical FictionNarra la historia de Ryūnosuke Tokugashi, antiguo miembro de los Hassenshi, organización ninja liderada por Hattori "el demonio" Hanzo, y su camino hacia la redención en la oscura tierra del Tibet