Sí, así soy yo.

54 11 19
                                    

Sí, así soy yo. Un chico de 12 años, sudafricano, pobre y de color. Mi nombre es Samuel Aatifa y no he conocido mundo. Nací y crecí encarcelado en una especie de campo, compartiendo espacio con cultivos de todo tipo, algodón, tomate, maíz... Sólo campo y más campo, siempre trabajado por hombres y mujeres de mi misma raza.

Como no, también había niños y niñas, iguales a mí, pobres y de color. Teníamos que ser buenos y obedientes y arrimar el hombro para satisfacer al patrón. Mi padre decía que tenía tanto dinero que podría pasarse la vida gastándolo en caprichos.

Cada día, mi padre me levantaba al amanecer. Antes de comenzar a trabajar en los cultivos, había que llevar agua a la casa del patrón. Recuerdo que apenas tardábamos dos horas en acabar la tarea, pero a mí se me hacían eternas. ¡Tenía tanta hambre! Siempre me despertaba con hambre. Mi padre me decía que eso era porque tenía muy buena salud y que alguna vez llegaría a ser muy fuerte.

La verdad es que, ahora que recuerdo, siempre tenía hambre. Al terminar de llevar agua a casa del patrón, para tomar fuerzas y energía, tomábamos un tazón de avena tostada y nos íbamos rápido al campo. A veces, mi padre y yo, echábamos carreras para ver quién llegaba primero. Era muy importante llegar el primero, porque el patrón se ponía contento.

Trabajar en el campo no me gustaba, se necesitaba mucha fuerza y energía, pero yo nunca lograba tener tanta como mi padre, siempre estaba cansado, ¡y eso que me tomaba todo el tazón de avena tostada!

Trabajábamos en el campo hasta el atardecer. No sé por qué había que esperar tanto para volver a casa y tomar algo de comida. Alguna vez se lo pregunté a mi padre. Recuerdo que en una ocasión en la que tenía mucha, mucha hambre, tanta que me dolía el estómago, dejé el saco donde cargaba las patatas y llorando, le dije a mi padre que me quería ir a casa a descansar y comer algo. Recuerdo que me cogió del hombro y, enfadado, me dijo que si los capataces me veían fuera de mi sitio, iba a tener problemas y que también se los causaría a él.

Los capataces del patrón no me gustaban, no eran nada simpáticos, siempre gritando y agitando sus látigos al aire, una y otra vez. Durante todo el día, iban alrededor tuyo gritando: ¡atajo de vagos!

No nos dejaban descansar y, si alguna vez te pillaban descansado un poco, la emprendían a golpes e insultos. Mi cuerpo aún conserva las cicatrices de los golpes, moratones y magulladuras que, amablemente y por tu bien, te regalaban, al grito de "¡te voy a hacer yo a ti un hombre!

Al final del día, después de una dura jornada de trabajo, llegaba la hora de cenar, ¿y cuál era la recompensa por todo tu esfuerzo y duro trabajo? Dos lonchas de queso, un trozo de pan y dos hojas de lechuga, ¡sólo eso hasta el día siguiente!

Dormíamos en barracones de madera y barro, en el nuestro vivíamos mis padres, mis tres hermanas pequeñas y yo. Mis hermanas pequeñas, Violeta, Margarita y Rosa, no se portaban mal, pero durante la noche no me dejaban dormir, cuando no era una la que se quejaba, era otra la que lloraba, hasta que mi mamá con mucha, mucha paciencia lograba que se volvieran a dormir. Incluso, aun cuando mis hermanas dormían, recuerdo que siempre había algún ruido por las noches, fuera. Ruidos que llegaban lejanos, desde el patio, desde los campos. Ruidos que a veces me provocaban terror, otras veces curiosidad; a veces, incluso me ayudaban a dormir. Claro que, además de mi familia, en los barracones vivían por lo menos, otras veinte familias más, así que supongo que cuando no eran mis hermanitas pequeñas las que lloraban, serían las de otra familia.

Nuestro "hogar" no era como el del patrón, había moho en las paredes, goteras, y mosquitos, muchos mosquitos... Tampoco teníamos un cuarto de juguetes. Yo nunca lo vi, pero mi amigo Clay, me contó una vez que el hijo del patrón, el Señorito Trevor, tenían un enorme cuarto lleno de juguetes, sólo para él. Se lo contó su mamá que trabajaba como criada en la casa del patrón.

Sí, así soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora