Ying-Yang.

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Desperté luego de una pesadilla estúpida, gracias a mi teléfono que yacía mágicamente a mi lado en la mesa de luz. Era una llamada de Jungkook.

-Espero que sea importante- Espeté mientras me sentaba en la cama, no hay nada peor que me molesten mientras duermo.

-Lo es Ross, tenemos una reunión importante. El tribunal del dragón dorado está aquí y necesitamos que vengas. Vamos a discutir la información que tenemos hasta ahora para organizarnos.

-Está bien. En quince minutos me levanto. No más, no menos. Llamas antes y juro que quemaré todo el edificio.

-P...-

Terminé la llamada y volví a recostarme. Puse el temporizador para exactamente catorce minutos y comencé a estirarme.

Mi cuerpo dolía como los mil infiernos y si no me estiraba y meditaba iba a estar de muy mal humor todo el día, y para la seguridad del resto era mejor si me daban mi tiempo.

Jamás tendrían que haberme dicho que por más que apuñales a secas a alguien o lo atravieses con una bala común no morirían.

No como los tipos de ayer. Si vivían, jamás podrían volver a comer. No quedaba ni una sola visera en su lugar, y si no me hubiera detenido probablemente los hubiera cortado en aún más pedacitos.

Terminé mis minutos restantes y tomé una ducha rápida. Me vestí con lo primero que encontré, ropa negra por cierto, y salí al ascensor. Le envié un mensaje a Jk para que me esperase allí y apenas llegué él ya estaba allí.

-No vuelvas a colgar así el teléfono.

-Estuve puntual, ¿O no?

-Si P...- Levantó su índice para reclamarme.

-Nada, no hay nada que reclamar- Lo interrumpí.

El ascensor llegó y subimos. Presionó el botón y por impulso me acerqué a él y lo abracé fraternalmente. Acaricié un poco su cabello mientras esbozaba una sonrisa como un bebé y nos quedamos así hasta que llegamos al piso indicado, cuando las puertas se abrieron fue como si nada hubiera pasado.

El muy maldito derretía mi capa de hielo y piedra. Era vulnerable sólo a él, de una manera tan familiar. Lo único que quería hacer era protegerlo de todo el mundo y que fuera feliz. Jamás alguien había provocado algo así en mi.

Con caras de seriedad ingresamos en la sala de juntas y nos sentamos en los primeros lugares. Era una serie de sillones alrededor de una mesa larga, a nuestra izquierda se encontraba un atril de conferencias con una pantalla detrás donde se proyectaba una imagen supongo que con el logo de nuestra organización un zorro de hielo color azul y blanco.

A mi lado se encontraba Namjoon, ésta vez con una expresión neutral y seguía sin dirigirme la palabra. Sólo asintió a modo de saludo y respondimos igual. Taehyung tomó asiento dejando los tres asientos vacíos frente nuestro, seguido de Jimin y Yoongi, éste último con un semblante serio. Al parecer se había mejorado bastante, recuperó color y aunque había asistido en una silla de ruedas, dado que había sido sometido a cirugía hacía día y medio más o menos, se veía muy bien.

Luego de unos minutos de silencio se hicieron presentes Cookie y Gi, armadas hasta los dientes, junto con Luca y otro tipo. El hombre iba vestido formal, un aura de grandeza lo rodeaba sin ser incómodo.

Namjoon tomó lugar en el podio y la proyección cambió a un nuevo logo, el ya mencionado zorro ahora estaba conectado con un dragón de color amarillo enrollado en si mismo, ambos mordiendo la cola del contrario, lo cual significaba infinidad.

Una alianza infinita.

Finalmente mi hermano tomó la palabra, ajustando la corbata de su traje y peinando su cabello plateado hacia atrás con un poco de nerviosismo.

Mafia de escritorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora