I.

541 24 17
                                    

────Narración Por Aura────

Me encontraba montada sobre el lomo de Latios rumbo a casa de Máximo.

Aun no había amanecido pero, por alguna razón tenía un mal presentimiento. Al despertar en la madrugada él fue lo primero que vino a mi mente.

El aire frío me atravesaba como cuchillas la piel, ni siquiera me había vestido del todo, aun llevaba el camisón blanco que solía usar como pijama junto a mi par de zapatos de costumbre, tampoco me había recogido el cabello ya que tan solo al despertar había salido de casa.

No serían más de las cuatro...

Acaricie con dulzura el lomo de Latios.

─Siento hacerte salir así.─Dije inundada por la culpa, Latios giro ligeramente la cabeza negando.─Gracias amigo, regresando a casa te prometo te daré los mejores pokelitos que jamás hayas probado.

En respuesta este comenzó a volar más rápido obligándome a sujetarme con fuerza. 

Estaba segura que faltaba poco. Mire hacia adelante con algo de esfuerzo, todo estaba casi en total penumbra pero gracias a la luna podía vislumbrar el mar que extrañamente estaba en total calma. En lugar de amainar el terrible sentimiento, aquella vista lograba sacar a flote una inquietud mayor.

Ojalá sea solo sugestión.

Finalmente pude vislumbrar algunas luces, estábamos llegando a ciudad Algaria, me aferre aun más a Latios y este aumento a un más la velocidad de vuelo.

─Por favor, que solo sea mi imaginación.

Alce la cabeza a la par Latios comenzó a decender, habíamos llegado.

Sin pensarlo mucho al ver el suelo tan cerca, salte del lomo de Latios cayendo de una forma no tan agraciada, mis piernas flaquearon y por tanto termine cayendo de rodillas. Ignorando el ardor alce la mirada. 

Las luces estaban apagadas, nada raro considerando la hora. Latios se poso a mi lado restregándose en mí intentando que me pusiera en pie.

─Siento darte ese susto amigo.─Me disculpe aceptando su ayuda.

Estando en pie deje de apoyarme sobre Latios, di un par de pasos en dirección a la puerta. Estando frente a ella un montón de dudas vinieron de golpe ¿qué iba a decir? ¿cómo explicar la demencia que me había embargado en plena madrugada?

Suspiré, no había vuelta atrás.

Di los primeros toques con suavidad, aguarde unos segundos, nada. El mal presentimiento otra vez. Al diablo todo. Toque con más insistencia y aun más fuerza. No había respuesta.

Sentí una pesadez enorme recorrerme de pies a cabeza, los latidos de mi corazón retumbaban hasta en mis oídos. La garganta se me cerro.

En ese momento mire hacia mis pies. En días pasados cuando regresábamos de entrenar, Máximo no encontraba las llaves, en ese momento me revelo que debajo de la alfombra─aquella que estaba pisando en ese momento─descansaba otro juego de llaves. Recuerdo que en ese momento me pareció algo predecible y hasta gracioso, Máximo me explico que al ser tan predecible llegaba a ser una idea descartada. No podía creer que algo tan pequeño me estuviese sirviendo en este momento.

Tan pronto como tuve esto en mente fui a tomar aquel juego de llaves ante la mirada de Latios. Así me propuse en por fin entrar.

─Espérame aquí, pronto nos iremos.─La puerta se abrió sin embargo no mire hacia adentro, mire a Latios acariciando su cabeza.─No tardare.

"Motivos"  ♪ Aura y Máximo ♪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora