Capitulo 2.

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Al principio, todo estaba oscuro, no había nada más. Hilaryanne abrió lentamente los ojos, confusa por todo lo que acababa de suceder. Cuando recuperó totalmente el rumbo, cuando recordó cada detalle de lo que había sucedido, tuvo que hacer un gran esfuerzo para contener las lágrimas. Había visto a su padre matar a su madre. Eso era mayor que cualquier dolor que hubiera experimentado ella, y puede que mucha más gente.

El portal la había dejado en un lugar oscuro y estrecho, un callejón. Oía a las ratas moverse entre la basura, era tan asqueroso que tuvo que contener las náuseas. Las paredes estaban sucias y había un enorme contenedor frente a ella que, casi superaba el hedor de las ratas.

Cuando por fin hubo salido de ese "mini-basurero", se destapó la nariz y observó a su alrededor. Cosas de distintos tamaños y colores se movían veloces por el asfalto, muchas personas llevaban en la oreja una pequeña cajita con números y hablaban a través de ella, miles de placas luminosas colgaban de unos altos castillos, se podría decir, hechos de cristal; pero eso no era lo peor, lo peor era la cantidad de ruidos y estruendos que se escuchaban. Hilaryanne tuvo que taparse los oídos para poder pensar con claridad. Concluyó que no podía estar en Italia de ningún modo, ya que ahí se hablaba inglés, -ella sabía hablarlo porque había aprendido un gran número de idiomas- y en Italia, italiano, y que, probablemente, ni fuera su época.

Empezó a caminar sin rumbo mirando a la gente que pasaba por su lado. Todos iban apretujados, con cajitas con números, a los que llamaban móviles, o con comida, pero sin prestar mucha atención a donde iban. Ella decidió intentar pasar desapercibida hasta que encontrase a alguien que creyese que podía ayudarla. Por el lugar por el que pasaban las cosas de colores que se movían, había en medio un espacio pintado con líneas blancas. Cuando un palo cambiaba de color la gente pasaba. A Hilaryanne le fascinaba todo aquello, a la vez que le aterraba. Cuando se puso en verde y la gente comenzó a avanzar. Hilaryanne les siguió, pero, mientras lo hacia, se distrajo con las millones de luces que adornaban ese lugar. Casi no vio las del coche que avanzaba veloz hacia ella.

- Sí, papá.

Un muchacho de cabello castaño claro y ojos del color del mar en calma apretaba las manos contra el volante. En Nueva York todo era perfecto, todo menos el tráfico, que requería una gran paciencia, un paciencia que solo permitía concentrarse en una cosa y, para Nathan, el tráfico era más importante que las palabras de su padre en ese momento.

-... tampoco debes olvidar que es importante que...- Continuaba su padre.

- Sí, papá.

Esas dos palabras se habían convertido en su seguro para que su padre creyese que le escuchaba cada palabra. A los oídos de Nathan, el sonido de las bocinas de los vehículos hacia que la voz de su padre se perdiera en el aire, junto a las voces de las personas que circulaban por la avenida. Estaban cerca de Times Square, intentando regresar a su casa. Nathan estaba desesperado, había estado dos horas en una habitación llena de padres preocupados por cosas normales de la adolescencia, sus hijos contando los minutos y una señora gorda con gafas explicando soluciones que no servían para nada. Lo único que Nathan quería era llegar a su casa, jugar un rato a los videojuegos e irse a dormir. Comenzó a hacer sonar el claxon para ver si eso avanzaba pero el resto le respondió del mismo modo. En unos minutos, comenzó a despejarse. Nathan no desaprovechó la ocasión y pisó el acelerador todo lo que pudo. A medida que el coche iba cogiendo velocidad y su padre comenzaba a reñirle, Nathan no se dio cuenta de que una chica estaba parada en la calle.

Apesar de que intentó frenar, no lo hizo demasiado rápido. La chica se estampó contra el capó del cochey rodó hasta el suelo, incosciente. El padre de Nathan, Thomas, abrió mucho los ojos, intentando recuperarse del susto, a Nathan le ocurrió lo mismo. Segundos más tarde, Thomas ya estaba fuera del coche y Nathan también, maldeciendo por lo bajo.

Cuando llegaron hasta la chica, ésta estaba manchada por los gases del tubo de escape y la suciedad del asfalto. Nathan contuvo la respiración en cuanto la vio, era preciosa, tan delicada como una muñeca de porcelana. Thomas se arrodilló para buscar heridas, pero a simple vista solo se veían un par de moratones. Sin embargo, encontró algo que le cortó la respiración, algo que le obligó a ayudar a la chica.

- ¿No piensas ayudarme? - Le preguntó Thomas a su hijo.

Nathan comprobó que nadie les observaba y tomó a la chica en brazos, que era muy ligera. La metió en la parte de atrás del coche, despositando el vaporoso vestido con cuidado dentro del coche y abrochándola con el cinturón. Nathan hizo ademán de subirse en el asiento del conductor pero su padre no lo permitió, ya había hecho suficiente.

Llegaron rápidamente a la casa de Nathan. Se encontraba a las afueras de la ciudad y era una gran mansión antigua, con unos amplios jardines. Nathan tomó de nuevo a la chica en brazos y la adentró en la casa junto a su padre. La llevaron al salón donde la dejaron con delicadeza en el sofá, junto a la chimenea. Thomas trajo un poco de alcohol y un trapo y se dispuso a limpiarle las heridas mientras que en la mente de Nathan solo se formulaban preguntas. ¿Por qué no la habían llevado a un hospital? ¿Por qué su padre la había acogido en su casa? De repente, Thomas se levantó y le susurró a su hijo.

- Escúchame, Nathaniel - le llamó su padre, solo usaba su nombre completo para cosas de suma importancia -. Tienes que prometerle que no le dirás a nadie que la chica está aquí. Solo lo sabremos tú, Grace, Nick y yo, ¿de acuerdo?

Nathan no entendía a qué venía todo aquello.

- ¿Por qué? Solo es una chica - le reprochó él.

Su padre se pasó una mano por el rostro, como cansado, y luego lo miró.

-Sólo prométemelo -dijo al fin.

- Está bien, te lo prometo -respondió Nathan.

Su padre asintió, agradecido.

- Me voy a ir a dormir, volveré en un rato para verla de nuevo, ¿puedes quedarte hasta entonces? Después llamaré a Grace.

- Claro.

Thomas le deseó las buenas noches a su padre y desapareció por el pasillo. Nathan acercó un taburete al sofá y se sentó. Se pasó horas estudiando el rostro de la muchacha, no sé fijó en nada más, a pesar que era el tipo adolescente, pero con mirar al rostro de esa muchacha ya no se necesiaba mirar a ninguna otra parte del cuerpo. Se preguntaba como sería de bella su sonrisa y como de luminosos serían sus ojos. Al final, no pudo resistirse y le tomó la mano, deseando que despertara.

Cuando Hilaryanne despertó no fue a Nathan a quien encontró, sino a una níña pequeña, de unos ocho años, mirándola con los ojos muy abiertos. Hilaryanne intentó moverse pero, al hacerlo, una punzada de dolor le recorrió el cuerpo. Decidió quedarse como estaba. La niña le estaba pasando un trapo bañado en alcohol por algunas magulladuras que ella no sabía que tenía, en la espalda. Entonces comenzó a recordar el accidente y las miles de luces y pantallas. Emitió un gritito cuando el trapo pasó por una herida que le escoció demasiado.

- No te preocupes - le dijo la niña, tenía unos grandes ojos grises y el cabello castaño rojizo, era muy bonita -. Estarás bien. Siento si te hago daño, no se me da muy bien esto, pero, éramos yo o mi hermano Nick, pero mi padre me mandó a mí porque sabía que a Nick se le ocurriría hacerte algo más - Hilaryanne no entendía a qué se refería, la niña se dio cuenta -. Yo tampoco sé a qué se refería pero conozco a mi hermano Nick, además, pareces simpática, me vendría bien una amiga en esta casa - Hilaryanne le sonrió -. Soy Grace.

- Hilaryanne.

- Hilaryanne... Es un nombre bonito pero algo complicado, podría llamarte... Hilary, es más bonito y sencillo.

A Hilaryanne, Hilary, le gustó la idea. Asintió, pero le recorrió otro pinchazo.

- Ya he acabado - anunció Grace -. Mañana te revisaré de nuevo, debes de estar muy cansada, te dejo descansar - a Hilary le hubiese gustado agradecérselo, pero Grace ya había desaparecido.

De repente, se asomó de nuevo y le dijo.

- Ah, se me olvidaba, mi hermano Nathan está muy arrepentido.

Antes de que Hilary pudiese preguntar, Grace ya había desaparecido de nuevo. Hilary se acomodó de nuevo e intentó dormir, ya haría las preguntas al día siguiente pero se durmió pensando en una de ellas. ¿Quién era Nathan?

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2014 ⏰

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