Sin Opciones.

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Dentro de la habitación de la Reina se escuchaba el rumor de una fuerte discusión, la servidumbre continuaba sus tareas sin prestar mucha atención a que sucedía dentro, pues saber algo que no te conviene puede traerte muchos problemas, la partera esperaba fuera de la puerta con la mirada fija en la nada, arrepintiéndose de incluso haber nacido.

- Michael!, Michael escuchame!

- Ya lo hice Clara, y me niego rotundamente. No puedo hacerle esto a mi familia.

- Tu pueblo te necesita Michael y sabes muy bien que si lo hacemos nuestra familia se asegurará un futuro lleno de paz.

- Amor mío, si esto falla jamás me lo perdonaría.

- Te prometo que no será así, yo estaré siempre a tu lado.

Un agitado Rey se sentaba en el sofá acanto a la cama donde se encontraba su esposa que acaba de dar a luz a su segundo hijo Michael III, futuro heredero del trono.

- Cariño. Michael temía estar a punto de cometer un grave error, pero la mirada decidida de su esposa ciertamente lo tranquilizaba un poco. Que Dios bendiga nuestro Reino.

- Lo hará amor mío, lo hará.

La partera casi sufre un ictus cuando la puerta de la habitación se abrió.

- S-Su majestad. Pronunció apenas.

- Avril, entra.

Dos horas después de estar a puertas cerradas los tres, el Rey salió a dar el anuncio oficial.

- Es un varón afirmó lleno de gozo, nuestro Dios lo bendiga.

- NUESTRO DIOS LO BENDIGA!!

Gritó el entero castillo. Dos días después se celebró la fiesta en el castillo donde todo el pueblo estuvo invitado.

Seis meses después un mensajero llegó con una carta Real del reino vecino. Michael sabía exactamente el motivo de la carta sin siquiera leerla y ordenó al mensajero:

- Ve y dile a tu Rey Estrabao que cualquier cosa que busque de la familia Jauregui se presente ante mi, sólo así dejaré pasar esta ofensa. Vete.

A pesar de que el gesto parecía soberbio en realidad Michael quería conocer a Alejandro con más precisión, pues si las cosas andaban como lo estaba planeando pronto sus familias y sus reinos estarían unidos y esto significa depositar su confianza en los Morgado.

Las cosas sucedieron como lo previsto, los Reyes y la caballería cruzaban la puerta del Reino Jauregui, las banderas del Castillo Real ondeaban con elegancia dejando apreciar el inmenso dragón que las caracterizaba.

- Bienvenidos, sus Majestades.

- Cuanta gentileza Michael, los años te han ablandando, o te sientes en culpa por haber rechazado mi carta y ordenar a mi súbdito de hacerme venir? No te preocupes, estos dos días de viaje me tienen agotado y por ahora te lo dejaré pasar.

- Me disculpo por los inconvenientes que mi INVITACIÓN te haya causado Estrabao, pero tu mejor que nadie entiende lo delicado de este asunto. Pero primero... - Dos hombres notablemente fuertes cargaban el equipaje de los invitados hacia una de las habitaciones más lujosas.- Reposen un poco y en la cena terminamos está conversación.

Sinueh,la Reina Morgado, se mantenía distante de la conversación de los dos hombres, mientras cargaba a la princesa Camila en brazos y conversaba con Clara.

La pequeña príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora