- Disculpe señorita.
- Di-dime.
- La señorita Camila está en la cocina.
Dinah corrió como alma en fuga hacía la cocina, llevaba horas buscándolos sin éxito, al llegar se encontró con Mike y Camila siendo asistidos por la cocinera Real.
- Gracias señorita Katy, podemos llevarnos algo a nuestro lugar secreto?
- Lugar secreto? - preguntó la morena, aclarándose la garganta mientras entraba en la cocina.
- Oh no, Camila, te dije que era peligroso venir de nuevo aquí. - El príncipe en un aire de valentía se interpuso entre Dinah y Camila, miraba a la primera con el ceño fruncido.
- L-lo siento... - sollozó la pequeña princesa y lo abrazó por la espalda.
A la castaña, la situación le pareció muy tierna y sólo les sonrió, a pesar de los momentos de aguda angustia que la habían hecho pasar.
- Pueden refugiarse en tu habitación Mike, no le diré nada a Avril.
- Conspirando en mi contra, eh? No me sorprende. - La rubia entro a la cocina y a Dinah se le fueron todos los colores.
- No es lo que parece. - Sonrió nerviosa.
- Michael, vamos a prepararte para la cena. Tenemos invitados muy importantes, y es una orden directa de tu madre.
El joven príncipe se erizo al escuchar "orden de tu madre" y rápidamente se dirigió a Camila para susurrarle al oído.
- Escaparemos muy pronto, no olvides nuestra promesa, nuestro secreto.
°°°
Es un príncipe, pensó.
- Camila, tenemos que huir de aquí.
- Está bien, pero tengo que avisarle a mamá.
- Le escribiremos una carta.
- Puedo dibujarle un unicornio? Son mis favoritos.
- Sí.
Ambos entraron a un gran salón, no era como los demás, había un espejo inmenso, los muebles estaban limpios aunque eran antiguos y la vista de la única ventana que estaba al interior, era la más increíble del Castillo. Al centro de la habitación se encontraba una mesa para el té y dos sillas.
- Este es mi lugar secreto, podemos vivir aquí para siempre. - La sonrisa del pequeño brillaba de felicidad.
Camila se sonrojó y observó toda la habitación.
- Qué sucede? Dije algo malo?
- Tengo que ir...
- Dónde?
- Al... al...
- Baño? - Camila asintió avergonzada.
- Sigueme. - La llevó a la habitación a canto y le improvisó un baño.
- Tengo miedo... - Camila sollozaba.
- Estaré aquí. - Se volteó.
La princesa levanto con cuidado su vestido y antes de poder hacer algo Michael se giró.
- Ten cuidado c-con... - Sus rostros se tornaron inmediatamente rojos y sentían sus mejillas arder.
- Camila! Eres un hombre, como yo!!
- N-no es cierto!! - La pequeña dejo caer su vestido y se abrazó a Michael.
- Claro que sí. -repitió, la hizo retroceder un poco y se bajó los pantalones. Mira, le dijo totalmente convencido.
La pequeña princesa comenzó a llorar, pero unos delicados brazos la rodearon.
- Camzi, no te preocupes.
Michael levantó el rostro de la pequeña y ella pudo notar como el principito cerraba los ojos con mucha fuerza, no sabía exactamente lo que pasaba hasta que éste estampó sus labios en los de ella. El torpe pero dulce besó duro pocos segundos y ambos se miraron.
- Mi mamá me contó que cuando papá prometió casarse con ella la besó, no sé muy bien porqué, pero, padre cumplió su promesa, Camz, yo te-te prometo que estaré siempre a tu lado y... y verás que ser un príncipe no es tan difícil, yo te enseñaré todo lo que tienes que saber.
Camila continuó llorando desconsolada y Mike no tenía ni idea de que hacer.
- Ya no podré ser tu princesa...
Él guardó silencio y ella no paraba de sollozar.
- No serás mi príncipe...
- Camila! Yo seré tu príncipe. - La abrazó preocupado. - Nadie sabrá que eres un chico, será nuestro secreto, sí?
- Me dejaras ser tu princesa?
- Sí,pero no entiendo por qué tus padres no se han enterado.
- Quizá son tontos... - Dijo, mientras limpiaba sus lágrimas.
- Yo creo que el doctor no se los dijo.
- Michael...
- Te dije que podías decirme Lo, pero sólo cuando estemos a solas...
- Lo, tengo hambre. - De nuevo la pequeña sollozaba.
°°°
- Michael, cuando escapas de esa forma sabes que tu madre se enfada muchísimo.
- Entonces no hagas lo que no me gusta.
- Lo único que haré es recortar un poco tu cabello.
- Por qué? El tío Harry lo usa largo, además... tú misma dijiste que era muy bonito. Eres una mentirosa. - Nuevamente los ojos del pequeño se tornaban llorosos.
- Lo es, cariño, tranquilo.
El tío Harry es un adulto, cuando tú seas más grande podrás decidir muchas cosas por ti mismo. Pero esto me lo ha ordenado tu madre y sabes muy bien que no puedo desobedecer.- Lo siento Tata.
Avril besó la frente del pequeño, que se adormento rápidamente después de leerle algunas fábulas y se dirigió a su habitación.
A media noche y casi adormentada escuchó como alguien intentaba abrir su puerta con mucho cuidado.
Pudo ver como una sombra se escabullía en su cuarto y cerraba la puerta con llave. No movió ni un músculo.
- Sé que estás despierta dulzura, si entré así no fue por ti, fue por la servidumbre.
- Qué diablos haces aquí, tienes que estar con la princesa.
- Ella está dormida ya, además, no es como Mike, cariño, no sé por qué lo consientes tanto. - La castaña se acercaba más a la cama de la ojiceleste, despojándose de su ropa en el camino.
- No sé te ocurra Dinah... detente... - Avril sentía el corazón en la garganta, debajo de las sábanas estaba completamente desnuda y ese era una hábito que Dinah le conocía muy bien.
- Me gusta cuando te haces la difícil, sé que estás tan mojada como yo, e imaginarlo me excita demasiado. - Después de una pequeña lucha para quitarle las sábanas de las manos, la rubia se rindió.
- Lo sabía. - Sonrió la castaña.
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Próx. Cap.:
Llámame Lauren.
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La pequeña príncipe.
Ficción históricaEl Rey Michael J. ll y su esposa Clara celebran con un banquete en el castillo Real el nacimiento de su segundogénito Michael lll Jauregui, todo el pueblo está de fiesta pues un hijo varón significaba que la familia Real Jauregui seguiría en el tron...