La llegada al colegio

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Siento sus firmes dedos recorrer mi espalda, sus tiernos labios perseguir su caricia y como mi piel se eriza por ese contacto. Me estiro en la cama, cuyas sábanas están revueltas por causa de nuestro deseo, esa pasión arrolladora que nos ha embargado siempre, pero ninguno ha sabido ver.

—Leo...

—No digas nada Luci, solo disfruta.

Obedezco, me dejo llevar por su voz y las miles de mariposas que danzan en mi estómago. Si, estoy enamorada de él, pero no fue fácil llegar hasta aquí...

Años atrás...

Vuelvo a mirar el mapa, compruebo el nombre de la calle por enésima vez y suspiro. Si, es aquí. No hay duda. Observo las paredes del colegio donde me toca impartir clases a partir de hoy, las ventanas de las aulas a través de las cuales veré el mundo durante este curso y espero que por muchos más... Armándome de valor, inspiro con fuerza y me adentro en el recinto.

Paso a paso mi determinación se hace más fuerte. A cada metro que me aproximo me gusta más este lugar y espero que el personal y los alumnos me reciban con los brazos abiertos. Entro en el hall y me quedo parada mirando todo lo que me rodea, es un colegio precioso, lleno de dibujos de los niños en las paredes y con ese no sé qué que lo hace único.

—¡Me encanta!

—¿Hablas sola?

Doy un respingo al escuchar una voz masculina a mi espalda, es la voz más cálida y sensual que jamás había oído y una necesidad imperiosa de ponerle cara me hace girarme.

—¡Hola! Soy nueva, hoy es mi primer día. —Me giro y lo que iba a decir se congela en mi garganta. —Esto...

¿Pero qué es esto? ¡Madre mía! Este no puede ser el hombre de la voz sexy, es una estafa, un timo. No, me niego a creerlo. Desesperada busco alrededor, intento localizar al hombre que me ha erizado la piel con solo dos palabras y me horroriza comprobar que estamos solos. No, no puede ser... ¡Él, no!

—¿Estás bien? —Se acerca a mí y me estremezco, para evitar que lo note retrocedo y eso parece molestarle. —No voy a hacerte daño. Soy Leo, el profesor de lengua y literatura, deduzco que tú eres Lucía, la nueva integrante de mi equipo.

Horrorizada doy otro paso atrás. No, si encima resultará que va a ser mi superior. Pero... ¿Nadie le ha dicho que tiene una voz sexy pero esas pintas echan para atrás? Lo recorro con la mirada de forma descarada y mi desagrado se va mostrando paulatinamente en mi rostro. Gafas de pasta negra, gordas y de cristales anchos que parecen culos de botella cubren sus preciosos ojos azules, aunque a penas se diferencia el color, sus gafas llaman demasiado la atención. Labios gruesos y rostro bien afeitado, lo que le da una apariencia de niño bueno que no encaja para nada con su indumentaria. Camisa, chaqueta y pajarita oprimen su torso, ocultando hasta el más mínimo indicio de su cuerpo. Pantalones de pinzas a juego con la chaqueta, de un marrón extraño que no sé como definir, completan su atuendo con los zapatos de cordones. ¡Madre mía! Pero... ¿De qué siglo han sacado a este hombre?

—Oye, te estoy hablando. —Pone su mano en mi hombro, deduzco que para llamar mi atención y doy un respingo, lo que hace que la retire malhumorado. —No muerdo, guapa, puedes estar tranquila.

—Yo... Lo... Lo siento...

—No lo sientas y ponte en marcha, se nos hace tarde.

—Si, claro.

Sin mucha convicción lo sigo por los pasillos del colegio, casi segura que me guía hasta la sala de profesores, sin perder detalle de como esos pantalones, dos tallas grandes, le hacen unas formas extrañas en el culo y las piernas, parece que lleve pañales. Una risita se me escapa y él, confuso, me mira sobre su hombro.

—¿Te encuentras bien? —Me mira confundido y no sé que responderle. —Eres una mujer un poco rara, ¿no?

—¿Rara? —Me lo quedo mirando alucinada y él se detiene para posteriormente encararme. —¿Yo? Pero... ¿Tú te has visto?

Otra risita se me escapa, es imposible no reírme, parece uno de los amigos de mi abuelo así vestido. Me cubro la boca con la mano para ocultar la risa, que cada vez se hace más complicado esconder y acabo mirándolo de nuevo, lo que provoca que no pueda contenerme más, sobre todo al ver su gesto de desconcierto.

—¿Se puede saber de qué hablas?

Su voz me dice que realmente no tiene ni idea de por qué me río y eso acaba por romper la contención de mi hilaridad, que a través de fuertes carcajadas sale de mí. Puede que no sea correcto, ni educado, pero entre los nervios que tengo por ser mi primer día, la tensión de conocer a los compañeros y su desconcierto, ¿cómo no voy a reírme?

—¿Te estás riendo de mí? —Su malhumor se hace presente y yo me callo de golpe.

—Mmmm... ¿No?—Hasta a mí me ha sonado falsa mi respuesta. Me muerdo el labio y pongo cara e buena, pero sus ojos me dicen que ya el daño está hecho y no piensa olvidar lo ocurrido aquí.

—¿Sabes qué te digo? Espabila y busca tú la sala de profesores, tengo cosas más importantes que hacer que aguantar las tonterías de una niñata. Si me disculpas...

Sin esperar respuesta se larga y me deja plantada en medio de un largo pasillo. Lo observo alejarse, contemplo las formas de sus pantalones y vuelvo a estallar en carcajadas. No puedo evitarlo. En respuesta, él acelera el paso y se aleja, dejándome llorando de risa pero sola, muy sola.

En la actualidad...

—Nena, ¿a dónde te has ido? —Sus labios recorren mi columna vertebral, robándome gemidos de puro placer, logrando sacarme de los recuerdos.

—Estaba recordando cuándo nos conocimos...

—¿En serio? —Sus fuertes manos agarran mis caderas y me hacen girar, quedando cara a cara. —¿Estabas recordando eso mientras yo me dedicaba a acariciarte y besarte? Debo de haber perdido cualidades, porque antes no había nada que te distrajera de mí y de mis caricias.

—Tendrás que esforzarte más a fondo. —El tono sugerente de mi voz lo hace sonreír como un canalla. —¿No crees?

Sin mediar palabra se abalanza sobre mis labios, devora mi boca y enzarza nuestras lenguas en una batalla por el control de este beso que me hace olvidar hasta como me llamo. No, para nada ha perdido cualidades, pero retarlo es algo que me encanta y a él tampoco parece desagradarlo...

Mucha química y poca físicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora