WHITE HITMAN's

Me llamo Liz, soy una chica muy apartada de los demás, por eso nunca tuve muchos amigos en el instituto, mi pasatiempo favorito es leer.

En los días finales del mes pasado estaba caminando por la calle y sentí la más extraña sensación de ser vigilada, miré al rededor un reiteradas veces, pero no pude ver nadie.

Después de eso, cada vez que salía sentía la misma sensación, una y otra vez; cuando les conté esto a mis padres, trataron de llevarme al psicólogo, sin embargo, éste no encontró ninguna anormalidad en mi mente. Un poco después de esto todo parecía volver a la normalidad, supongo que fue sólo el estrés que la universidad implicaba, empecé a vivir una vida normal, o eso pensé hasta que una noche tuve una pesadilla, me desperté muy exaltada y con la vista un poco borrosa, lo único que podía ver eran dos sombras, una a cada lado de mi cama, una más baja que la otra, la más baja tenía su cabello hacia un costado de su cabeza, tapando levemente su ojo derecho, mientras que la otra tenía su cabello tan largo que llegaba a su espalda baja. Esa noche lo único que oí fue a esas "sombras" susurrándome, "déjanos oír ese hermoso sonido" durante toda la noche, al día siguiente desperté muy cansada, habría sido todo un sueño, pero, no podía simplemente serlo, sobre mi mesa había una nota en letra gótica que decía ("Veámonos! Estamos en esa bodega abandonada, a 45 minutos de tu universidad, el día 7. Firma: W.H.'s") ese día fue un 3, así que supuse que sería ese mismo mes, no estaba completamente segura de si eran esas dos sombras, de lo que estaba segura era de que si eso traería de vuelta la normalidad a mi vida, haría lo que fuera. Decidí investigar sobre eso, a alguien le tuvo que ocurrir lo mismo alguna vez, pero no, no encontré nada, publiqué en foros, dos días después de mi búsqueda masiva en internet, llegó un correo de una chica de una ciudad vecina, ella me dijo que era amiga de otro chico al que le había estado ocurriendo lo mismo hacía un tiempo, lo encontraron muerto en su casa con sus huesos destrozados y su cuerpo como aplastado, eso sólo me inquietaba más, pero estaba decidida a arreglar mi vida.

Cuando llegó el día 7 que la nota marcaba, no podía pensar más que en aquellas sombras, en cuando llegara a la vieja bodega, estaba asustadísima y sólo podía pensar en ese mail que había llegado, en el momento lo que llegué, estaba segura de que esos chicos que allí se encontraban, tenían la misma silueta que aquellas sombras que me habían estado atormentando, pero... qué raro, su piel era pálida tan gris y apagada, su cabello era blanco, literalmente, uno de ellos parecía inexpresivo, como que no demostraba sus sentimientos, o tal vez no tenía, el otro, aquel de cabello largo, tenía una carcajada aterradora, se notaban impacientes, cuando entré no paraban de mirarme, me paralicé, sólo sentía sus miradas penetrando y desbaratando cada ápice de valor que en mí aún quedaba, no parecían tener un gramo de humanidad, casi como no tener alma, al notarme y asegurarse de que estaba sola, ambos tomaron un mazo, tan grandes que me hicieron un nudo en la garganta, se abalanzaron sobre mí, no tuve tiempo de moverme estaba tan asustada, hasta que sentí el primer golpe, no podía pensar en nada, sólo veía como esos grandes martillos caían sobre mí, rompiendo cada uno de mis huesos, hasta que (alguno de los dos) murmuró... "A ese sonido me refería" a lo que el otro respondió con susurro entre carcajadas "Es hermoso"; supe en ese instante que jamás recuperaría mi cielo azul, me resigné y me despedí de mi vida solitaria con lágrimas de dolor, mientras escuchaba su risa, esa risa psicópata y ese sonido de mis huesos rotos, uno por uno fueron quebrándose destrozando mi interior.