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-¿Vas a estar bien?.-pregunta mi padre tratando de evitar mi escape,desde que llegamos frente a lo que parece una cabaña en el medio del bosque.

Muy hermosa,por cierto.

-Si...viejo, ya es hora de crecer e independizarme.-rodeo los ojos con frustración,es la quinta vez que lo pregunta y yo respondo lo mismo.

-Solo espero y sobrevivas...-murmura en un bufido.

-Sobreviviré,no lo prometo.-sonrío como niña buena.

-De todas formas no te creería.-confiesa.

-Si papi, ya todos sabemos que ni tu ni mami confían en mi.-suspiro.

Era verdad,mis viejos no confían en mi,aprendí a vivir con eso a los 13 años,perdí su confianza al día siguiente de que corriera el rumor en el colegio hasta sus oídos de que yo trate de "violar" al profesor,cuando en realidad mancharon mi nombre y apellido por culpa de la zorra que tengo de hermana,con el tiempo aprendí a tomármelo con humor,al igual que otros sucesos y "accidentes" que pasaron por mi adolescencia.

Desde esa fecha empece a estudiar en casa y solo tengo a una amiga,una de las pocas personas que confió en mis palabras y no en las del angelito piernas abiertas,lo único que siento por ahora hacia todos es rabia,mas que nada sobre mis padres y Erika,mas no los odio,no podría transmitir ese oscuro y fuerte sentimiento hacia ello,aunque para Erika mis palabras son lo contrario a las suyas.

Mi padre bosteza.

-Cuídate.-me sonríe para luego bajar del coche.

Una invitación a que me baje de el sin palabras...

-¿Me ayudas a bajar las cosas?.-pregunto esperanzada de su respuesta positiva,a lo que el asiente.

-Claro...

Empezamos a bajar mis pocas cosas de la camioneta dejándola dentro de la cabaña,nada difícil, pero si agotador, dejo que mi padre se siente en unos de los muebles que ya estaban dentro de la cabaña,la cual le pertenecía a mi difunta abuela,se la iban a entregar a Erika,pero resulto que el angelito no le gustaban los horrorosos insectos ni mucho menos la naturaleza como lo hacia mi abuela,eso lo herede yo,no quedo de otra,aunque hay algunas cosas de mi que no fueron heredadas,por ejemplo mi carácter y mis gustos,somos muy diferentes en ese aspecto.

-Bien cariño,es hora de que me valla,se esta haciendo tarde.-se despide con un beso en mi cabello después de olerlo.

-Te hace falta un baño.-arruga su nariz a lo que río.

-Ya me duchare,viejo.

-Ni que estuviera tan viejo...

-Confórmate con que aun atraes mujeres solteras y casadas.-le sonrío,mi padre era un hombre aun joven y apuesto.

-Me conformare,adiós.-dice antes de cerrar la puerta tras de el.

-Ok,a ordenar solita...

La cabaña esta hecha con paredes de piedras pulidas y techos de madera con un balcón en el segundo piso,donde se encuentra mi dormitorio,en la sala principal se encuentra un sillón que se convierte en cama y un televisor al que estoy segura de que no prenderé nunca,siempre me a aburrido ese aparato,no hay ninguna decoración quitando a la antorcha completamente negra,no era grande mi nuevo hogar, pero si cómodo.

(++++)

Luego de darme una ducha relajante me vestí con unos jeans rotos arriba de mis bragas y una sudadera de hombre color gris, sin sosten, solo eso.

De todas formas solo estaría dentro de la casa...¿que podría pasar?

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Muchas cosas pequeña Raven...

-Miyel.


| Raven |Where stories live. Discover now