La lluvia suena sigilosa mientras aun te espero en un rincón de mi habitación. Cada gota cae con cuidado, suave, lenta. Me duele pensar que ya no te tengo, que te has ido y de alguna manera no volverás pronto. El agua resbala sobre mi ventana, tan sutilmente que me recuerda cada una de tus caricias. Es tan clara y tan pura que no me deja olvidar tus abrazos.
Eres viento, porque estuviste y te sentí, sentí cada rincón de ti. Te amé y te odie, pero el amor fue tan puro que incluso florecía mientras no te soportaba. Eras vida, luz, pero dime ¿Qué ha pasado? ¿Por qué aquella sonrisa no brilla igual? ¿De qué manera has sido capaz de permitir que pequeñas mentes pisoteen tus grandes sueños? Te extraño, y lo hago porque volabas junto a mi cada noche, porque recuerdo la manera en la que nos decíamos lo capaces que éramos, donde planeábamos cada paso para que todo saliera bien, y sobre todo, porque llorábamos, con tanto fervor y sentimiento que finalmente reíamos porque muchas veces no nos funcionaba la vida.
Eres quien lo sabía todo, pero quien no sabía nada al mismo tiempo. Mis inseguridades eran claras contigo aunque tú intentase ocultarlas en lugar de sanarlas. La rabia, el fastidio y el rencor se apoderaban de mi cuerpo y tu mirada aliviaba fuertemente mi alma, me recordaba quien solía ser y me encaminaba de nuevo.
Las cortas charlas que solíamos tener que finalmente se convertían en noches en vela, en ojeras y elevados pensamientos del día siguiente son la razón por la que me disculpo. Te convertías en segundo plano, poco a poco tu prioridad se borró de mi vida, fingí ignorarlo todo y sin darme cuenta tú desaparecías.
Tu voz se apagó, se fue y se resignó a no ser oída de nuevo. Volaste, tan lejos y tan alto que se me es difícil verte de nuevo. Cambiaste, pero no de la manera correcta, dejaste ser ese pequeño capullo que pronto se convertiría en una hermosa mariposa cuyas esperanzas dominaban su ser, a no ser nada, solo otra alma rota que vagabundea por el mundo frustrada por el afán y la necesidad de ser aquello que cree que no puede ser. Te volviste seguidor de vidas que no son la tuya, te dejaste consumir por proyectos externos a los que imaginabas cada noche, permitiste que el tiempo corriera sin cesar y que te dejara a un lado sacando del camino todo aquello que deseabas.
¿Volverás? Me lo pregunto siempre. Te pienso y se apodera de mí la sensación de que te tengo cerca, siento tu esencia corriendo por mi cuerpo de nuevo y las emociones son tan fuertes que me aturden y me debilitan. Vuelves a mí en fracciones de segundos, pero marchas y la soledad regresa al despertar al día siguiente.
Eras arte, inspirabas arte y cada cosa que tenía la maravillosa oportunidad de ser rozada por tus dedos se convertía en arte. Pero poco a poco las pinturas fueron perdiendo su color y todos tus pensamientos se desvanecieron de la misma manera. Es curioso pensar que te tuve, que me transformaste con tanta delicadeza que no tengo idea de cómo expresarlo. Y que hoy, todo aquello que eras y yo amaba se convierte en recuerdos que recorren mi ventana en forma de agua.
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Aquello que escribo cuando te pienso
Random"Eres viento, porque estuviste y te sentí, sentí cada rincón de ti. Te amé y te odie, pero el amor fue tan puro que incluso florecía mientras no te soportaba". Te escribo esto a ti, me escribo a mi y le escribo a ellos. Esto es tuyo, mío y nuestro...