Aquello que escribo cuando te pienso

III

Te dañe, tú lo sabes y yo lo sé.
Cometí errores inmensos, gigantescos y dolorosos. Te lastime y me lastime. Nos dañe.
Te sufrí y te lloré. Mis lagrimas frecuentaban mi rostro como los hace la lluvia en los días más fríos y oscuros. Te extrañe como una luz cuando abunda la oscuridad, fuiste mi vida y espero haber sido la tuya. Te ame con flores y besos, con charlas y silencios, con ternura y dureza, fuiste mi complemento, fuiste aquello que espere por mucho tiempo, fuiste amor, fuiste vida.
Tú ojos, tú risa, tus gestos, todo lo que hace parte de ti. Cuando me hablas, cuando me ignoras, cuando estás y cuando no estás. Eres constante, mi cabeza no logra sacarte, lo intento aunque fue ella quien decidió que todo acabara ¿por miedo? ¿por dolor? ¿aburrimiento? ¿indecision? ¿impulsos? No lo sé, y aún no me lo explico.
Tú presencia se volvió insoportable, tu dolor me lastimaba, pero todo fue causa de tu ausencia y de mi orgullo. De mis errores y de la incapacidad de afrontarlos para tenerte a mi lado.
La estupidez flota en el aire. No se como podemos entregarnos para después fallarnos. Como podemos amarnos para después herirnos. Es un ciclo que se repite y parece no tener fin, un ciclo cuya dirección nos daña y no cambia.
Tú y yo fuimos, y se que en nosotros quedará una pequeña parte de ello, del amor. No somos y quizá no seremos ¿como acostumbrar al corazón si lo único que puedo hacer es pedir perdón y resignarme a no tenerte una vez más en mis brazos? ¿como no pensarlo cuando cada día qué pasa te veo a mi lado aunque tú figura este ausente en mi vida? Si tú supieras que aún veo tus fotos, que releo tus cartas e intento saber sobre aquello que escribes, solo de esa forma lo entenderías. Quizá lo entenderías como lo hago yo en este momento, pensándote, dándome cuenta que lo termine pero que no te supere. Que inconscientemente te busco aunque lo mantengo en secreto.
Vida mía.