Cap.1

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Dos semanas después del nacimiento de las cuatas de Sira y Kentin, en el sótano del hospital psiquiatrico, por  el largo y frío pasillo que apenas es iluminado por algunos focos viejos, Los gritos de dolor de una mujer en labor de parto resuenan por todo el lugar, Nathaniel con las manos en su espalda observa paciente por la ventanilla que tiene la puerta todo lo que sucedía en ese pequeño quirófano. Después de un último grito y gran esfuerzo han llegado unos segundos de silencio, silencio que se rompió con el llanto de un bebe.

- Felicidades, es un varón- dijo el médico al salir a darle la noticia, Nathaniel sonrió ampliamente- En unos minutos podrá conocerlo, las enfermeras lo están limpiando, solo serán un breve momento, ya que debe ser atendido por un pediatra-

- ¿Como le ve usted?-

- Aparentemente es un niño sano-

- Perfecto- regreso su vista a la ventanilla observando como una de las enfermeras envuelve al pequeño en una manta

- Señor Nathaniel- salió la enfermera y le ah dado al bebe que lloraba inconsolable para que lo cargará, con cuidado y mucha delicadeza lo tomo en sus brazos- Felicidades-

- por Dios, eres tan pequeño y tierno- dijo dulcemente tranquilizadolo al instante - parece que reconoces bien la voz de papá, eres muy listo y eso es bueno, eres perfecto-

- Suficiente, deben llevar al infante con el pediatra- señaló el médico, la enfermera obedeciendo se ha llevado al bebe

- Doctor...  Con todo esto del bebé olvide preguntar ¿Cómo está Sira?-

El médico sonrió y apoyo su mano en su hombro, su momento de lucidez se había ido, su obsesión con Sira era tanta que cree que la persona que acaba de parir se trata de ella, pero no es más que una enfermera con la que encontró similitud y una noche en que a la enfermera le tocó el rondín nocturno teniendo un desafortunado encuentro con el Rubio, con quién comenzó a tener un romance a escondidas.

Diecisiete años después...

En el estudio en la casa de Sira, ella busca algunos documentos importantes que pudiera ocupar durante el viaje que estaba por hacer con sus hijas.

- Mamá ¿Cuánto tiempo estaremos en casa de la abuela?- pregunto Susan a Sira mientras cerraba las cuentas de sus redes sociales en su computadora

- No lo sé Susan, dependiendo de lo que diga el médico- respondió acomodando todo en un folder- dile a tu hermana que le baje el volumen a la televisión, es más que la apague y terminen de empacar-

- Aún es temprano- reprochó, Sira alzó la mirada y se cruzó  de brazos alzando una ceja frunciendo los labios, Susan se ha quedado sin habla, si continuaba su argumento eran problemas seguros- Le diré de inmediato-

- gracias señorita-

Susan salió del estudio y fue a la sala donde Scarlett estaba sentada en el sillón con los pies sobre la pequeña mesa de centro con un bowl de palomitas

- Dice mamá que apagues la televisión y subamos a empacar- agarro un puñado de palomitas

- ¡Pero es mi programa favorito!- reprochó sin apartar su mirada de la pantalla

- Más vale que no te escuché, cuando le eh protestado puso esa mirada con la que te quiere fulminar- se llevó la mano con palomitas a la boca para comerlas todas-

- No sé por qué se preocupa tanto, la abuela siempre está mejor cuando llegamos a la ciudad-

- Hablas como si no te importará-

- Claro que me importa, pero no puedo hacer nada, ella está en un hospital en manos de médicos que si pueden ayudarla, mientras yo veo con preocupación mi programa- comió palomitas

Dulce LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora