Mi bello ángel - Diabolik lovers

Prólogo

En algún lugar de todo lo que podría llamarse paraíso se encontraba una castaña oyendo cómo sería su futuro, y no, ella no lo estaba decidiendo, toda esa gente lo hacía por ella.

Mei había sido enviada a la tierra, mayormente conocida como "el mundo de los monstruos", el pequeño infierno que daba paso a los humanos, esos seres que no eran buenos ni malos, sin oportunidad de ir al cielo o al infierno, y condenados a quedarse en un universo totalmente diferente al que conocemos, uno donde nunca serán nada más que una simple parte de algo que una vez existió.

Pero no todos los "humanos" van a ese universo conocido como el "nunca", los bebés que mueren en el parto o los niños que son asesinados tienen la oportunidad de ir al lugar sagrado, tal vez sea injusto si se piensa así.

Pero hay algo que no todos saben, algo que no les dicen a aquellos que van a la iglesia a tratar de hacerse santos, y es que el "cielo" no es perfecto, y es algo que suelen confundir mucho, las personas piensan que por qué Dios es "perfecto"  allá arriba también lo es, pero hay problemas, eso son cosas que solo los demonios y los angeles saben.

¿Que a que me refiero con esto?

En nada realmente, problemas como los tuyos y los míos, tal vez menos, uno de ellos es la democracia.

Existen ángeles que se encargan de las cosas más importantes, mejor dicho solo de una, la vida y muerte de las personas humanas, no todos tenían ese poder, eran muy pocos los que accedían a él, y todos descendientes del más poderoso, nadie mas podía participar, aunque fuera el mejor ángel del cielo, si, injusto.
Es por eso que sus hijos tenían que participar en una prueba que ayudaría a decidir quién será el que obtenga aquel poder.
Cinco eran los que "competirían", no por que quisieran o les naciera del corazón, ni siquiera por que eran "santos", si no por que eran obligados, no podían abstenerse de sus responsabilidades, no podían decidir.

Eso era lo que siempre hacían.
Ser marionetas.
Ya se estaban acostumbrados.

➼

Pero la pequeña Mei estaba cansada de eso.