Cap 40

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esta historia no me pertenece    

Naruto pertenece a Masashi Kishimoto

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40

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Recuerdo

¡Cuidado! —gritó el Uchiha, empujando a sus compañeros: Kakashi y Rin.

¡Obito! —gritaron ambos Gennin, al ver a su compañero aplastado por las rocas.

Es cierto —dijo el Uchiha con una sonrisa —Soy... el único que no te ha dado un regalo, por convertirte en Jōnnin, Kakashi. Estaba... pensando en qué regalarte... y acabo de tener una idea —El Hatake y el Uchiha se miraron fijamente —Sé lo que piensas, Kakashi... crees... poder usar tu Doton, para... sacarme de aquí. Pero... si lo haces, la cueva se derrumbará y ustedes también serán sepultados. Quiero darte, mi Sharingan. —Rin realizó la operación, la cueva se vino abajo y ellos tuvieron que salir corriendo, dando por muerto a Obito. Quién cayó inconsciente y no pudo ver a la criatura blanca, de ojo amarillo y cabello verde que lo hundió en la tierra, llevándolo hasta una cueva. Pasaron 3 días, hasta que el joven recobró el sentido —Estoy... ¿en el infierno? —pensó rápidamente, al ver a su alrededor cuerpos colgando de ramas de árboles y una estatua espantosa.

Has despertado —dijo la criatura blanca de ojo amarillo y cabello verde, la cual solo tenía un brazo.

¡¿Dónde estoy, que eres?! —Preguntó el joven Uchiha— ¡¿Estoy en el infierno?! —palpó la parte derecha de su cuerpo. Para luego escuchar pasos hacia él y ver a un anciano en frente, el cual tenía el Sharingan en uno de sus ojos— ¿Eres un Uchiha?

Así es —dijo el anciano, antes de darle un golpe con su bastón, al joven.

¡Auch! —se quejó, colocando una mano en su frente.

Aun sientes. No estás muerto —dijo el anciano —Yo he vivido en este lugar por muchos años. Cuando esa roca te aplasto, mis ayudantes te deslizaron hasta un agujero, que acabó por traerte a esta cueva. Aunque podía salvarte, la mitad de tu cuerpo estaba aplastado.

Gracias por salvarme —dijo Obito.

Supongo... que aun es un poco pronto para agradecerme —dijo el anciano.

¿Quieres que te ayude, con tus necesidades? —preguntó Obito.

No estaría mal —admitió el anciano.

Lo lamento, pero no puedo quedarme —dijo Obito —Estamos en guerra. Por fin desperté mi Sharingan y puedo proteger a mis amigos.

Proteger a tus amigos... —murmuró el anciano con una sonrisa triste —Con ese cuerpo, no podrás volver a ser un Shinobi. Observa la realidad, muchacho. El mundo está lleno de cosas que no son como queremos. Cuanto más vivimos, más podemos apreciar que la realidad, no es más de dolor y vacío. Si deseas paz, entonces tendrás que hacer la guerra, para que nadie se oponga a tu paz. A cambio de tus heridas, otros vivieron, ¿no es así?

¡Voy a volver a mi hogar! —gritó Obito.

Puedes irte si quieres, que puedas moverte es otra cosa —dijo el anciano.

Obito unió algunos cabos: ese hombre estaba aquí, en esta especie de cueva. No se veía como ninguno de los ancianos del clan Uchiha —Ojisan, eres un Nukennin, ¿verdad?, ¿Quién eres?

Naruto y Naruko los hermanos de la esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora