Parte 1 Lingerie.

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Tony dio un profundo suspiro frente al espejo del baño. Estaba cansado, ese día cubrió doble turno en las guardias de héroe y tuvo tres juntas con los inversionistas de la empresa. Lo único que quería el hombre de hierro era quitarse la corbata, Que le ahorcaba el cuello y le quitaba la respiración, tomar una ducha y caer rendido en la cama. Esa se había convertido en su rutina, su vida cada vez se hacía más ajetreada conforme su agenda se apretaba. Terminó de lavarse la cara y con el pijama puesto de dirigió a la lo cama. Con ternura contempló el cuerpo de su esposo que yacía bajo la sabanas. Era triste hacía casi 3 meses que era la única forma en la que veía a su marido, dormido. Exhausto se deslizó en las cobijas y se acurrucó a su lado.

No había ni conciliado 15 minutos de sueño cuando los besos insistentes en su cuello lo perturbaron. Steve los repartía cándidos por su espalda, hombros, brazos. Tony emitió un quejido, pero el capitán no se detuvo, sus dedos ya danzaban por el abdomen de Tony intentando quitar esa molesta ropa que estorbaba.

-ahora no cap. Estoy demasiado cansado.

El capitán no respondió, juntó su pelvis contra los glúteos de Tony y restregó su miembro erecto que suplicaba atención.

-¡he dicho que te detengas!- le gritó.

Steve confuso se separó.

-¿cansado? Tony hace meses que estás cansado. Cada vez que te beso te alejas. Si te busco me rechazas, si te escribo estás ocupado. Siempre estás ocupado. Desde hace unos. Meses esto no...- el timbrar del teléfono interrumpió al capitán, que molesto, tomó el móvil en sus manos y después de luchar con él contestó- sí... sí. Voy para allá. Reúnete con Nat voy para allá.

Tony hizo el ademán de pararse, debía enfundarse en su traje y...

-no- dijo tajante el capitán- yo voy. Tú... descansa.

Apesadumbrado Tony se dejó caer en la cama, no protestó, vio a Steve ponerse los pantalones y salir del cuarto.

-¿cómo era posible?- pensó para si- que alguien como él, el héroe millonario, Playboy, filántropo estuviera así, contemplando el techo en un noche perfecta para salir de fiesta o tener sexo duro y salvaje con su esposo. Pero no. Hasta qué punto había llegado que se había quedado solo en casa. No. Tony Stark no sería consumido por la monótona y aburrida vida del hombre de negocios común. Él no era común. Él era Ironman y mañana mismo cambiaría esto. Fue lo último que pensó antes de cerrar los ojos y caer rendido al sueño.

Al día siguiente el despertador sonó temprano. Con los ojos aún cerrados palpo las sábanas a su lado, pero no había nadie. Con pesadez decidió levantarse. Por primera vez en semanas se sentía descansado y libre. Pidiendo a su fiel asiste que encendiese la música bajó a la cochera a trabajar en sus motores y en idear un plan.

La tarde era joven y antes de ir a su próxima reunión de negocios pasó a una tienda algo especial. A esta relación le faltaba sazón y él sabía cómo ponérselo. Al entrar a la tien entre los escaparates un anaquel se iluminó solo y únicamente para él, la decisión estaba tomada. pagó con su tarjeta Gold y salió del lugar con una discreta bolsita negra. Tony se relamía los labios de pensar el no fabulosa que sería esa noche.

-¿Friday a qué hora es mi última junta?- preguntó dentro de la cabina de la limusina.

-su última junta es con laboratorios star a las 9 PM señor.

-cancela. y dame acceso al teclado manual.

"tú, yo, esta noche. ¡no hay excusas!" escribió.

-mensaje para Steve Rogers enviado.

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