Diario de un adolescente

Día 2.

Manhattan, 18 de Marzo de 2018.

No dejo de pensar en ella, en cómo sería todo si estuviéramos juntos. Sólo he tenido dos relaciones y las dos han salido mal, todas por culpa mía, por el qué dirán, por el quién seremos, por no vivir el momento, por no haberlas demostrado cuánto las quería; pero joder, ahora es distinto, ahora soy otro; más mayor, más maduro, con las ideas más claras. Ideas, las cuáles se basan sólo en ella; en mimarla, cuidarla, quererla, abrazarla, besarla...en fin...en demostarle que el mejor soy yo y no otro.

Alice es una chica fántastica y como ya he dicho, desde que la conozco todo ha cambiado, generalmente a mejor, todo por ella; a veces alguien entra en tu vida, te la revoluciona y te la mejora; de alguna forma, aunque no sepas cómo ni porqué, pero desde que está todo ha cambiado a mejor; esas personas, son las que realmente marcan, las que realmente merecen la pena.

Ayer era Sábado, hoy como es normal, Domingo. En todo el día no he hecho nada, no se, los Domingos suelen ser tristes, suelen causar una sensación de no querer hacer nada, de pensar, "joder, mañana hay clase" y venirte abajo. Pensé que desaprovechar un día no me serviría de nada, sólo de malgastar el tiempo y a mi no me gusta malgastar el tiempo. Llamé a Alice, ninguno teníamos planes ni ganas de salir a la calle, así que la dije de "manta y netflix" en mi casa, ella accedió. Los Domingos al lado de alguien, no son tan tristes.

Vimos una peli de miedo, el género favorito de Alice. Evidentemente también había palomitas, no podían faltar, una peli sin palomitas es como un futbolista sin botas, como un tenista sin raqueta. La película se titulaba "Emilie" y básicamente se resumía en la historia de una canguro que estaba muy pero que muy colgada, había perdido a su hijo en un accidente de tráfico, hijo de sólo dos años y ella estaba traumatizada por ello, así que se hizo canguro para secuestrar a otro niño de la misma edad, que remplazara a este. En fin, una película demasiado macabra. Durante toda la peli, Alice y yo estuvimos agarrados de la mano, decía que a mi lado no daba tanto miedo (que bueno, la peli no era para tanto).

Y de momento pasó, no se cómo, pero pasó, exactamente dos meses y tres semanas después de conocernos, de conectar y coger la confianza que habíamos cogido el uno en el otro. Nos besamos, un beso largo y húmedo, un beso que no se me olvidará jamás, un beso de película, interrumpido sólo por "te quieros" y por cosas como "no sabes cuánto llevo esperando esto" por parte de los dos, un beso que si no lo hubiera dado ella yo no hubiera tenido huevos a darlo, solo por el hecho de no quererla perder, de que ella no sintiera lo que siente por mi. Pero, joder, por fin pasó. El besó cambió de rumbo; primero mis labios se desplazaron a su cuello, después a la inversa, los suyos al mío. Su tez era súper suave, cada vez me reafirmaba más en que era perfecta, todavía no había visto una imperfección en ella. Nos enrrollamos y metimos mano durante un tiempo tendido, hasta que mi madre nos interrumpió para ver qué quería de cenar y también para sí Alice quería quedarse a cenar con nosotros. Evidentemente nos jodió la magia, pero bueno, los dos sabíamos que a partir de ese instante iban a haber muchos más. Alice se quedó a cenar para no hacerle el feo a mi madre y después la acompañé a casa.

Atravesando Central park, pensé una vez más en cómo me había cambiado la vida Alice y en cómo sería a partir de ahora, joder, le regalaré el puto cielo si puedo.