— Con que a tu casa, ¿eh?—alzo las cejas riendo y mirando a Bry.
— Sabes de sobra que papá no te hubiera dejado venir si no le decía que íbamos a mi casa—sonríe.
— Bien, quiero saber contra quien competiré hoy.
— Contra Nickita Stole—me mira serio. Oh, mierda.
— ¿Qué?—abro los ojos como platos—. Oh, vamos. Estás de coña, ¿verdad?
— No, _____. Esta pelea es muy importante y debes pelear contra ella, de lo contrario perderé todo, y tú también—recalca el tú.
— Dios... ¡Llevo menos de un año en esto!—me llevo las manos a la cabeza—. No soy nadie a su lado.
— Más te vale ganar—me mira serio y sale de la habitación que me ha dejado.
Jo*der, y mil veces jo*der. ¿Y qué hago yo ahora? Doy mil vueltas por mi habitación desesperada, ¿y si pierdo? No, no creo. Miro la hora y quedo sorprendida; las 9:30 de la noche. Mi*erda.
Me meto en la ducha lo más rápido posible. Me enjabono el pelo, me froto el cuerpo, me aclaro... Una vez termino de ducharme me pongo mi ropa para pelear: unos jeans negros, una blusa negra, chupa de cuero negra, y mi antifaz para que no me reconozcan. Unas botas militares negras y me hago una cola alta. No me maquillo, lo haré tras la pelea y quedaré bien arreglada. Lista. Me sonrío a mí misma y bajo satisfecha con mis maletas echas, ya que Bryan me dijo que quizás no nos quedaríamos aquí.
— ¿Lista?—pregunta.
— Lista—asiento sonriendo.
...
— ¡Santísima m*ierda! ¿Por qué hay tanta gente?—miro asustada a la multitud antes de que me llamen para salir a pelearme.
— Te lo dije ______—suspira—. Ahora da lo mejor de ti, y gana para tu hermanito—sonríe y pasa su legua por mi cuello. ¿Qué coj*ones?
— ¿Qué haces?—digo enfadada y antes de poder empezar a insultarle me llaman.
— ¡Y ahora, por su derecha entrará nada más y nada menos que... Blackie Girl!—chilla el presentador y subo temblorosa.
Me paro enfrente de esa chica con pinta de ser más zo*rra que ninguna. Me mira y escupe al suelo cerca de mí, será... La miro enfadada y resoplo. Empieza la cuenta atrás... 3... 2... 1... ¡Ya!
La chica se acerca a mí rápido y forma su mano un puño, me agacho y giro en el suelo golpeando sus piernas con la mía, ella cae y me levanto, voy hacia ella y la veo quieta. ¿Ya está, tan fácil ha sido? Siento que me clava las uñas en la pierna y jadeo, me tira y empieza a golpearme en el estómago, intento apartármela de encima y pone sus piernas sobre mis brazos para que no pueda moverme. Saca una navaja y palidezco, ¿tan rápido, ya...?
Alza su brazo y cierro los ojos esperando a que me la clave, en lugar de eso suena un disparo y su cuerpo cae a un lado con ella jadeando de dolor. Me levanto lo más rápido posible y todos aplauden, pero sé que no he ganado por mi misma. Salgo corriendo hacia donde está Bryan y me abalanzo sobre él asustada, me duele el estómago...
— Bryan...—sollozo—. Tenías razón, yo lo...—PAF. Una cachetada directa en mi mejilla derecha, abro los ojos y lo miro.
— Estúpida, ¡te lo dije mil veces! Tenías que ganar, ¿sabes lo que pasará ahora? ¡Perderemos todo!—me mira enfurecido.
— Yo lo... Lo... Sient...—me interrumpe.
— Ve a cambiarte antes de que te descubran mientras yo intento arreglar esto—asiento y me voy directa a unos baños ocultos.
Me ducho y me miro el abdomen, lo tengo rojo, nada del otro mundo. Suspiro y me acaricio la barriga. Duele... Me toco la mejilla y me muerdo el labio decepcionada. Lo he echo mal... Bryan está enfadado... Le decepcioné. Cierro los ojos y acaricio mis pechos, pellizco mis pezones y entreabro mis labios. Mientras me acaricio los pechos con mi mano derecha, la izquierda se encarga de estimular mi clítoris y de entrar y salir por mi vajina. Gimo y escucho un ruido.
— ¿Hay alguien?—murmuro asustada y al ver que no responden vuelvo a cerrar los ojos y a acercar mis manos donde estaban posicionadas antes.
— Que bonita escena—me giro asustada y allí se encuentra un chico de ojos miel, labios carnosos, mucho más alto que yo y realmente atractivo.
— Yo... Eh...—tartamudeo sin saber qué decir.
— ¿Se te comió la lengua el gato, morenita?—sonríe burlesco.
— ¿Serás gilipollas? De todas formas, ¿qué mierda haces aquí?—le miro enfadada y me cubro con la toalla.
— Pero no te cubras, quiero verte tocarte, pero... Esta vez... Tócate para mí—me pongo roja a más no poder y le lanzo el cepillo de pelo. El chico se va corriendo y riendo de forma arrogante.
Será hipócrita. Me empiezo a vestir enfurecida. Unos shorts negros con los que se me ve el culo, una camiseta roja que parece un sujetador más que una camiseta y unos tacones negros con rojo. Me hago una raya en el ojo con pico sobresalido, me pinto los labios rojos, me pellizco las mejillas para que se me pongan rosaditas, me echo rimel y me pongo unos cuantos accesorios. Lista.
Me dispongo a buscar a Bryan. ¿Dónde se abrá metido? Doy mil vueltas por el sitio en el que estamos y por fin lo encuentro, hablando con un chico que se encuentra de espaldas a mí. Mmh... Ese chico tiene un culo bonito. Sonrío y me acerco corriendo a Bryan, me lanzo sobre él y le abrazo. Lo único que quiero es que me perdone.
— ______, él es Justin, Justin Bieber. Un amigo de hace bastante—lo señala y me giro.
— ¿Tú?—lo miro enfadada. ¡Es el chico del baño!
— El mismo—me mira de arriba a abajo y por un momento me siento desnuda. Me cubro los pechos con los brazos y me pego a Bryan—. ¿Es tu novia?—me señala.
— Es mi hermana, es adoptada—fulmino con la mirada a Bryan y el se encoje de hombros—. Le estaba contando que Blackie nos dejo sin nada tras perder y no tenemos donde quedarnos.
— Sí, ¿y?—pregunto alzando las cejas.
— De acuerdo, podréis quedaros en mi casa. Pero...—sonríe arrogante y Bryan le mira serio—. Ella será mi esclava, hará lo que yo quiera, cuando yo quiera.
— ¿Qué?—palidezco—. Yo no qu...
— De acuerdo—sonríe Bryan y abro los ojos como platos.
— ¡Esto es increíble!—llevo las manos al cielo—. ¿Así, sin más me regalas a un completo desconocido? De acuerdo, tu le conoces de hace me importa una pu*ta mier*da. ¡Pero yo no!—grito enfadada—. ¡Y no pienso ir a la casa de este estú*pido!—grito y cuando me dispongo a correr me cogen del brazo—. ¡Soltadme pedazo de locos!—grito enfadada y me ponen un pañuelo en la nariz y la boca. Siento mis ojos pesar y se me cierran poco a poco hasta que veo todo negro.