Capítulo II

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Habiendo pasado un par de semanas, la Hokage al enterarse de que la Haruno estaba viva, la mandó llamar.

Los médicos cambiaron sus vendas de nuevo y le otorgaron ropa nueva para cubrir sus vendajes, poco después de vestirse, llegó Sai para acompañarla.

"El señor Danzo me asignó acompañarte a la torre Hokage, que molestia" Dijo suspirando.

"¿Podrías cerrar tu bocota? Me molestas" Dijo irritada por la situación.

"Vámonos ya, te llevaría volando pero no tengo mis pergaminos a la mano" Le dijo el chico.

"¿Volar? ¿Acaso es posible?"

"Te lo mostraré más adelante"

Salieron del cuartel de Raíz rumbo a la torre dónde se encontraba la Hokage, pero el camino fue algo incómodo, ya que todos la miraban con desprecio y odio.

"Así que por su culpa su equipo se fue"

"Mírala, debería estar muerta"

"Es una decepción, ella debió haberse ido en vez de su equipo"

A la chica le afectaron todos esos comentarios por parte de los aldeanos, trato de ignorarlos pero eran como cuchillos cortando su piel.

Después de un rato caminando llegaron a la torre, entraron y Sai se despidió de la chica, ya que tenía que retirarse a cumplir con otra misión.

"Suerte con ello, frentona"

El chico se fue y la chica procedió a tocar la puerta, hasta que le respondieron con un "pase".

"Buenas tardes, señorita Tsunade"

La rubia solo la miro molesta y le exigió que declarará los hechos sucedidos hace cuatro meses atrás.

"Hace cuatro meses que tus compañeros y tu maestro desertaron de la aldea ¿Qué tienes que decir al respecto?"

"Yo... No recuerdo mucho, solo, se fueron porque yo era débil" Dijo en un tono melancólico.

La rubia se levantó de golpe de su escritorio.

"¡¿Me estás diciendo que la razón por la qué se fueron fue por culpa tuya?! Dijo alterada.

"Pero..."

"¿Es que eres tan inútil como para no haberlo evitado?"

"Disculpe Hokage, casi muero por culpa de ellos" Dijo con resentimiento.

"Debiste haberte muerto entonces, nunca debí haber aceptado entrenarte ¡Lárgate ya!" Dijo aventando una botella de sake directo a el rostro de la chica, el cual reventó en su mejilla, haciéndole sangrar"

"Me retiro justo ahora, una disculpa" Dijo la chica dando la vuelta y saliendo de la oficina.

"Así que todo el tiempo pensó así de mí"

La decepción y la ira invadieron todo su ser.

"Así que todos son iguales, todos piensan lo mismo de mí"

Empezó a quitarse las esquirlas de la botella del rostro, no le importó que sangrara aún más, solo quería dejar de sentir esa sensación.

"¿Qué habrá sido de el barrio de mi clan?"

Los Haruno eran un clan pequeño pero excepcional, hasta que aconteció una masacre que dejaría viva únicamente a la pelirrosa.

La pelirrosa estaba tan sumergida en sus pensamientos que apenas reaccionó cuando un kunai le rozo el rostro.

"Mierda, no de nuevo" Pensó para si misma.

Al hacer contacto visual, le sorprendió ver a las personas que tenía en frente.

"Miren nada más, es la frente de marquesina"

"Oh, Ino" Dijo ella.

En un instante una de las chicas la golpeó en el estómago, haciendo que cayera al piso y escupiera un poco de sangre, ya que aún no se recuperaba del todo.

"¿Pero que?" Dijo mientras se limpiaba la sangre con una mano.

"Sigues siendo la misma inútil de siempre" Dijo una chica de cabello y ojos marrones.

"Tenten" La miro con odio la pelirrosa.

"¿Por qué no estás muerta? Deberías estarlo" Dijo una ojiblanca de cabello negro.

"Así que, Hinata también..." Susurró por lo bajo.

"Sigues siendo tan patética, tanto que por tu culpa se fue mi Naruto"

"Así que así de bajo has caído por un imbécil como Naruto, que decepción" Le respondió la Haruno.

"Cierra la boca, por tu culpa también se fue Kakashi" Le dijo Tenten.

"¿Desde cuándo les importa tanto? Tienen sus propios equipos..."

Tenten la tomo del brazo, haciendo que se quejara de dolor, ya que aún su cuerpo no se adaptaba del todo a las células de Hashirama.

"Mírate, te ves tan jodida que no sé cómo no estás muerta" Le dijo la Hyuga.

"¡Se supone que éramos amigas!" Mes gritó Sakura.

"Por favor ¿En serio creíste que éramos tus amigas? Solo te teníamos lastima" Dijo la Yamanaka.

"Ahora que no está tu equipo, no tenemos porque tolerarte más en nuestra aldea" Dijo Hinata.

"No te preocupes, alguien se encargará de ti" Dijo Tenten burlonamente.

Posteriormente la arrastraron hasta un callejón, dónde la ataron de manos y pies, le amordazaron y le subieron a un carruaje.

"No te preocupes zorra rosada, me pagaron muy bien por ti" Le dijo una voz que parecía ser de un hombre dentro de la carreta.- "Una vez que lleguemos a Sunagakure, morirás en el desierto"

La chica solo empezó a desesperarse, intento manifestar el dichoso polvo dorado, pero sus puntos de chakra se mantenían bloqueados.

"Deja de ser tan jodidamente molesta, te mueves mucho"

"¿Esta vez si voy a morir?" Se preguntó para si la pelirrosa, en algún punto se quedó dormida.

Después de varias horas de viaje, la carreta se detuvo en seco, eso despertó a la chica.

"Encontraste tu hora final, zorrita" Dijo el hombre para quitarle la mordaza de los ojos y los labios, pero sin desatarla.

"El aire en Suna quema y es seco, apresúrate, maldición" Se quejó quien conducía la carreta.

"Este barranco es bastante alto, seguramente encuentras la muerte aquí" Dijo burlón el mercenario.

La dejó en el piso y le dió un empujón y la chica empezó a caer.

La Haruno empezó a desesperarse, intento invocar al polvo dorado pero solo salían hilos muy finos.

"¡Mierda! ¿Así me voy a morir?"

"¡Haruno!" Se escuchó un grito en la lejanía.

A momentos de estamparse con el suelo, cerró los ojos pero una nube de arena la envolvió, evitando la caída mortal.

"¡¿Será él?!" Pensó la chica.

La nube se disolvió en el suelo dejándole ver a tan famosos trío de hermanos, hizo contacto visual con la hermana mayor, al cruzarse sus miradas, el sonrojo inundó sus rostros.

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