¿Por qué no siento miedo?

Capítulo 2: Sobre Esfuerzo (Primera parte)

Pasaron dos semanas desde el incendio. Todo iba bien, consiguieron restaurar los dormitorios de las chicas. Pero lo que no se había restaurado del todo era mi cuerpo y dentro de unas semanas tocaba examen de educación física, del cual, el resultado sería el futuro de mis notas en la asignatura. Ese examen era imprescindible para tener una posición justa en los diferentes equipos de deporte que había en todo el internado. Yo quería unirme al equipo de Voleibol Sala. Este era el año perfecto para unirme, de siempre me ha gustado el voleibol y es mas de pequeña lo jugaba mucho con mi padre cuando más o menos podía o se me permitía.

Angy se iba a unir al taller de Botánica ya que ella adoraba las plantas. Uriel quería unirse al equipo de Fútbol ya que a él le encantaba y se le da genial. Y por último Nathael, que desde aquel día y tras aquellas misteriosas palabras impactantes, que al poco tiempo olvide sin saber cómo, nos hicimos inseparables. Él también iría a Fútbol, aunque no se le veía con mucho entusiasmo. Parecía que se apuntaba por obligación.

Cuando en clase nos dijeron el día que harían el examen para las elecciones de los deportes automáticamente y casi sin tiempo de poder reaccionar a la noticia Angy me miro con una cara entre preocupada y feliz. Yo le devolví la mirada pero mi cara expresaba sorpresa por su reacción. ¿A qué venía esa cara? Ella más que nadie sabe lo importante que era eso para mí.

Una vez que termino la clase. Angy me agarro del brazo y me saco de la clase a rastras. Una vez fuera me miro fríamente y muy fijamente como si intentase ver dentro de mí. Tras eso comenzó a escanearme de arriba abajo. Más que una chica parecía un robot. Y debo admitir que daba miedo, mucho miedo.

- ¿Angy, que miras tanto?- Le dije muy extrañada por su comportamiento.

- Mmmmm...Nada, ¿Por?- Me dio de respuesta.-

- ¿Cómo que nada? No paras de mirarme como si fueras un escáner. ¿Qué escaneas de tanto de mí?- Le volví a decir.-

- Nada...Tú tranquila.- Decía ella.-

En ese momento salían los dos amiguitos de clase. Y al vernos ahí plantadas se acercaron a ver qué pasaba.

- ¿Chicas, que hacéis ahí? La siguiente clase está a punto de empezar.- Dijo Uriel.-

¿Eh? ehhh...Nada.- Dijo Angy.-

- ¿Nada? Que rara estas hoy, Angy.- Volvió a responder Uriel sorprendido por el raro comportamiento de Angy.-

- ¡Te digo que nada! ¡¡Pesado!!- Dijo Angy algo molesta.- ¡Vámonos Leah!-

En ese instante cuando Angy me agarra de la mano para irnos, Nathael me agarra del brazo y nos detiene.

- ¿Qué ocurre, Nathael?- Le dije yo.-

- ¡Esperad! ¿A qué taller o equipo vas a apuntarte, Leah?- Me dijo Nathael mirándome muy fijamente a los ojos y con un tono de seriedad en su hablar.-

- ¡Ah! ¡Eso! Pues en el de voleibol. Me encanta, desde muy pequeña.- Le respondí.-

- ¡Como que voleibol! ¡Tú estás loca!- Dijo alterado Uriel.-

- ¿Qué pasa? ¿No puedo? ¿Qué hay de malo?- Le dije a Uriel.-

- ¡¡Leah, parece que no lo sepas!! ¡¡No te hagas la fuerte cuando no eres!! ¡¡Sabes que es malo para ti!! ¡¡Tu cuerpo no te lo permite!! ¡¡¡Tonta!!!- Me grito Uriel, todo furioso.-

Esas palabras me dolieron porque había esperado toda mi vida esa oportunidad y tendría ocasión de intentar cumplir uno de mis objetivos. El destino me había dado una vida de inútil y débil. Yo sabía bien que no podía, pero al menos quería intentarlo. ¿Costaba mucho dejarme hacer el intento? Si saliese mal haría reposo y ya.

Una vez que Uriel me dijo eso salí corriendo y me fui a mi habitación. Me encerré con llave y me puse a llorar encima de mi cama. Estuve llorando hasta que caí dormida.

Al parecer me pase todas las horas de clase que quedaban dormida y cuando acabaron Angy regreso a la habitación. No podía entrar ya que cerré con pestillo y llave. Al intentar abrir y no poder Angy empezó a gritar que abriera la puerta. Yo me desperté al oírla pero no le hice caso y me puse música con los auriculares a todo volumen. Pasaba de ella. Viendo que no le abría y sabiendo que estaba despierta y que pasaba de ella. Angy llamo desesperada a los chicos.

Los chicos nada más oír la explicación de Angy acudieron enseguida, aunque por ello significara abandonar la sesión de entrenamiento.

Nathael y Uriel llegaron rápido. Se encontraron a Angy plantada en la puerta histérica y con ganas de matarme. Esas ganas podían con ella, suele ser un ángel de chica pero en ese momento era todo lo contrario.

Angy al verles llegar les explico con detalles más exactos lo que ocurría. Más bien mi comportamiento de cría pequeña.

Uriel al oír la razón de porque me comportaba así se hecho a reír.

- Jajaja...Enserio, está haciendo esto por lo que le dije antes. Vaya tontería. Pero admito que es adorable por su parte. Es tan mona cuando hace este tipo de pucheritos.- Decía Uriel.- Al parecer estaba disfrutando del momento.

- ¡No digas eso Uriel! Le dolieron esas palabras. Ya sabes cómo es de sensible Leah con ese tema. Se siente inútil. Y tú como amigo suyo que eres deberías apoyarla. No al revés. ¡¡Idiota!!...¡¡Esto es culpa tuya!!- Le dijo Angy toda cabreada.-

- ¡Culpa mía! ¿¡Porque!? ¡Solo le dije la verdad! ¡¡Me preocupo por ella, sabes!!- Respondía Uriel furioso.-

- ¡Basta! ¡Parad de ya de discutir! Estamos aquí porque Leah se encerró y no quiere abrir. Y al parecer es por nuestra culpa. ¿Entonces...Decidme que debemos hacer?- Dijo Nathael a Uriel y Angy.-

En ese instante Uriel y Angy dejaron de discutir y se tranquilizaron.

- ¿Haber tenéis alguna idea para entrar o actuó por mi cuenta?- Preguntaba Nathael con esa aura de seriedad y seguridad que siempre desprendía.-

Uriel y Angy se miraron y con sus miradas entrelazadas le dieron un NO a Nathael. Tras ese NO, todo decidido Nathael les dijo que se apartaran de la puerta y después se coloco en posición frente ella. Ya en posición y con un brillo en su mirada, Angy supo lo que iba hacer.