Rig, Rig, Rig.
La campana del colégio sonaba sin parar.
Los pasillos se llenaron por alumnos de primero, segundo y tercer año.
Miré mi casillero y saqué los libros de mi próxima clase, lo cerré y abraze a mis libros para ir al aula.
Iba algo de prisa, no quería llegar tarde el primer día de clases.
Iba a tan ligeros pasos que no me dí cuanta al chocar con alguien. Mis libros y los suyos cayeron al piso espareciéndose por el pasillo ya desalojado.
-Lo siento, que torpe soy- se inclinó a recojer los libros.
Y en ese momento fue en el que me congele.
Donde ningún fuego podía derretirme.
Ni ningún pellizcón podría volverme a la realidad.
Su voz me dejo plasmada. Era suave y muy lenta. Una melodía que jamás querrás dejar de escuchar.
Que clamaba a un océano completo.
Te dejaba en la nada.Lo ví.
Era un hombre que cualquier chica desearía, con cabello castaño y alborotado, ojos color miel y labios rojos.
Remera blanca, camisa roja a cuadros, vaquero negro y zapatillas negras, sencillo. Pero el le daba el aspecto mas emocionante.
-Oh, no te preocupes. Yo lo hago- me incliné y levanté mis libros.
Ya al tenerlos cargados en mi brazo izquierdo, con el derecho acomodé un mechón de cabello que caía por mi cara acomodándolo atrás de mi oreja.
Y lo miré por segunda vez.-James Sonner-.extendió su mano hacía mi, yo la tomé con gusto.
-Alis Roldán- me presenté
-Mucho gusto Alis- sonrío.
Y con esto estoy muerta.
Dos hermosos hoyuelos adornaban cada mejilla.Mi nombre proveniendo de sus labios lo hacía mas interesante de lo actual.