0.5

2.5K 35 1
                                    

-Alis el chico del bar te está mirando-. Me codeó Ana. Volteé a mirarlo.

No puede ser, es el.
Volví mi vista a las chicas y negué.

-¿Lo conocés?-.preguntó curiosa Roxan.

-Nos conocimos hace unos días en el colégio, pero nunca mantuvimos una conversación estable. Nada importante.

-Pues, esta es la oportunidad

-¿Que?... -. La miré sorprendida, espero que no se refiera a lo que estoy pensando que es.

-Vamos, vé a hablarle-. Continuó y entonces caí en sus palabras.

-¿Que?¿Acaso estás loca?. Claro que no iré.

-Creo que eso no hace falta amiga.

-Nos vemos luego-. Guiñó un ojo y siguió a Roxan.

-Hola-. Habló, ahora entendía todo. ¡Malditas!

Se sentó enfrente de mí.

-Hola-.Saludé, sonaba como una estúpida.

-¿Que te trae por aquí señorita Roldán?-. Si sigue así creo que no podré seguir. Solo veran un cadáver en el suelo en unos minutos.

-Solo vine a despejarme-. Ni siquiera sé porque estoy dando explicaciones. Que mensa soy.

-Buén lugar para hacerlo-. Río y lo acompañé.

Los segundos, minutos y horas pasaban y pasaban.

Sin darnos cuenta ya se había hecho muy tarde. Me sentía mareada. Pero no lo suficiente para saber que estaba haciéndo.

Busqué a Ana y Roxan, pero no las veía.

-¿Debés irte?

-Exactamente,pero no encuentro a mis amigas ahora-. Frunci el ceño y seguí buscando con la mirada... Pero nada. No las veía por ningúna parte.

¿Donde se habrán metido?

-¿Quieres que te lleve a casa? -. Preguntó amable.

-No quiero molestarte.

-No sería una molestia. Además también debo ir a casa.

-Está bién-. Le Sonreí. El me devolvió el gesto.

Salimos de la casa de Pith, me abrió la puerta del copiloto del auto confortable color negro.

Subí y me puse el cinturón de seguridad. Acto seguido lo hizo el, y así llegué a casa.

-Gracias por traerme James-. Besé su mejilla a la vez que desprendía el cinturón de seguridad

-No hay de que. - Sonrió.

-Te debo una- reí

-Con una salida mañana al parque me conformo.- lo miré y Sonreí.

-Hecho.

-Hasta mañana Roldán- sonrió

-Hasta mañana Sonner.





A Dos Centímetros De TíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora