Capítulo 2: "No me molestaría"

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Las blancas mantas me cubrían, eran bastante suaves. Hace mucho que no tenía esta sensación de calidez y seguridad presentes.

—¿Cael? —El casi nulo chillido de la puerta y aquella conocida voz, provocó que quitara rápido mi cabeza de las sábanas— Estás despierto, qué alivio. Creí que te encontraría durmiendo —Una perfecta sonrisa de dientes blancos y alineados.

Me reincorporé en la cama a penas lo logré divisar bien, y tragué levemente saliva, observando con algo de nervios la aguja que tenía clavada en mi intravenosa para inyectarme suero.

—Jaiden —musité relamiendo mis labios, recuerdo que antes de ser secuestrado, habíamos peleado por mi culpa— Lo siento, Jaiden. Lamento haber sido un tonto, porque fui un verdadero idiota contigo —Tragué saliva, escuchando sus pasos acercarse y mis manos temblaban por los complejos nervios que comenzaban a apoderarse de cada parte de mi cuerpo.

—Estás bien —murmuró tan bajo que, de no haber sido por el silencio presente, no lo habría logrado escuchar— Estás vivo —Sentir su mano en acariciar mi cabeza hizo que me sobresaltara. Traté instintivamente de apartarlo, recordando los múltiples golpes y maltratos de Natalie.

Al tocar su piel sentí como a su vez tocaba un líquido tibio. Rápidamente, miré por intuición mis manos y estaban manchadas de sangre, repletas de ella, manchadas incluso hasta entre las uñas.

Comencé a respirar por la boca debido al repentino frenesí que había atacado mi corazón y observé fijamente el rostro de Jaiden.

—Tus —tartamudeé, tratando de lograr que mis palabras salieran de mi garganta, pero me trababa y muchas morían sin poder salir de ésta— Dientes —Observé como cada uno de ellos comenzaba a caerse, eran como lágrimas, simplemente caían sin más, al piso.

—Todo es tu culpa —Giré bruscamente al escuchar una conocida voz femenina al otro lado del cuarto; era Celia— ¡Tú eres el culpable de todo esto!

Su cabeza estaba deformada por los múltiples que le había dado hace dos o tres años atrás, y estaba tan real como cuando lo provoqué en su momento.

Miré mis manos, llenas de sangre, y como un par de uñas comenzaban a ser desprendidas de mis dedos como si no fuera nada. Sin embargo, no había dolor alguno. Tenía numerosos espasmos por el miedo que había comenzado a invadirme, y tragué saliva sintiendo como un sudor frío comenzaba a cubrir por completo mi cuello y rostro.

—¿Estás feliz ahora? —Sentí como si el alma me abandonara en un abrir y cerrar de ojos, yéndose hasta mis pies, por tan solo la presencia de esa voz.

—Natalie —murmuré volteando mi cabeza de manera casi rígida, con un sentimiento indescriptible en el pecho, ¿alivio y terror?, ¿cómo es ello posible?

Sus ojos eran bellísimos. Y la sangre brotaba, como si fuera agua, de la gigantesca herida en su cuello.

Ahora sentía por todo mi cuerpo aquel desagradable sudor frío, y mis delgadas manos temblaban del miedo que había comenzado a calarme hasta los huesos.

—Jamás te dejaré ir —Escuchar nuevamente su voz me hizo caer consciente de todas las lágrimas que habías empezado a brotar de mis ojos.

Quité la intravenosa que me inyectaba suero y sin dejar de mirar sus muertos ojos, bajé de la cama. Todo el piso estaba lleno de sangre y observé como todo a mi alrededor se distorsionaba, a excepción de ella.

—Natalie —musité a penas, acercándome a lentos pasos y algo inestables.

Caí al piso gracias a las pocas fuerzas que poseían mis piernas, pero el dolor no me importó, solo podía pensar en ella; en su presencia y en sus ojos expectantes. 

Era como si la sangre en mis venas fuera cargada de adrenalina cada vez que me acercaba más a Natalie. E incluso sentía mi pulso en la vena de mi cuello, como loco, retumbando en mi cabeza.

Me sujeté el corazón al sentir fuertes pinchazos junto con sus desenfrenados latidos, caí de rodillas frente a sus pies y levanté mi vista con los ojos a duras a penas, abiertos.

—Jamás me dejes ir —murmuré sintiendo como mi cuerpo era cubierto por completo de sangre ajena.

Levanté aun más mi cabeza con los ojos fuertemente, cerrados. Dejándome embarrar de aquel tibio y esencial líquido.

El potente e insistente dolor en mi pecho comenzó a extenderse por el resto de mis extremidades, desde ahí, hasta la punta de mis dedos. Grité con dolor a sus pies, con agonía y tristeza, con desesperación y miedo.

¡Sal de mi cabeza! ¡Ya no quiero verte nunca más!

—Eres un buen perro, Cael.

¡Ya no quiero amarte más!

—Te amo, Natalie.

Sentí algo punzante hacer presión en mi cuello y al abrir los ojos, observé su enfermiza y característica sonrisa. Pude sentir el filo del cuchillo en sus manos más claro que nunca; morir de la misma forma no me molestaría.

Hola c:

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy. Sí, sé que estuvo muy corto, pero en mi opinión está cargado de sentimientos XD

Ya, me voy a escribir el tercer capítulo :,v

-L

PD: Recuerden que tengo Litnet(? (Cofcoffuturashistoriassalenallíprimerocofcof). Gracias por leer el capítulo hasta este punto <3 les daría un chocolate por pascua a todos, pero están muy lejos :,v así que les doy mi cariño (ejemejemnotengodineroparamás,perdonenmeejemejem).

Compréndanme, estoy desesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora