Sad.
Era la primera vez que lo veía,
pero jamás se había sentido como aquel día.Se había enamorado perdidamente de él. No sabía su nombre, ni sus gustos, absolutamente nada. Sus ojos color ónix y su mirada decidida fue lo que más le cautivó.
Sentía un dolorcillo en el pecho cada vez que lo veía parado en la estación, esperando el tren de cada mañana. A veces llegaba solo, otras, acompañado de los que parecían sus compañeros de trabajo. Cada vez que sonreía, aunque fuese levemente, los latidos de su corazón sonaban desenfrenados, pareciendo que el mismo órgano se le iba a salir del pecho.
Por lo que pudo apreciar, no era un hombre de muchas palabras, lo veía conversar, sí. Pero parecía sentirse incómodo con los de su alrededor cada vez que tenía que abrir la boca para algo, sobretodo con esa pelirroja con gafas que se le pegaba tanto.
Era extraño sentir celos por una persona a la que ni siquiera conocías, una persona que veías cada mañana pero que ésta ni siquiera se percataba de tu presencia, eras uno más en aquella abarrotada estación. Pero el rubio no podía evitarlo, era algo infantil e inmaduro por su parte tener ese tipo de sentimientos. ¡Pero es que le había encantado!
Había días en los que por pura casualidad, cruzaban miradas. Naruto se sentía demasiado feliz pero a la vez tan avergonzado de ser descubierto que siempre se sonrojaba y agachaba la cabeza. Se contentaba con eso, con una simple mirada. Saber que ese hombre se percataba de su existencia, lo hacía reír con alegría.
Días atrás les había comentado esto a sus mejores amigos, no les dijo que esa persona de la que se había enamorado locamente era un hombre, pero ellos supieron como contestar dándole ánimos al chico para que se acercase e intentase mantener una conversación. Ellos sabían perfectamente que el enamoramiento de Naruto no duraría mucho, ya que era una persona que se cansaba muy rápido de las cosas, siempre iba a su rollo y evitaba cualquier tipo de responsabilidad. Una "novia" era lo que menos necesitaba.
Con pasos decididos, se abrió paso entre la multitud, en busca de aquel hombre tan misterioso. Sudaba adrenalina y con una gran sonrisa lo buscaba con la mirada. Estaba hecho. Iba a acercarse a él... y ya vería lo que haría una vez allí. El chico no tenía preparado nada que decirle, simplemente se lanzó a por todas, convencido de que todo saldría bien.
Silencio.
Todo a su alrededor perdió el color, el sonido. La gente le empujaba. Su corazón martilleaba contra su pecho.
Sólo lo veía a él, con una chica. Parecían felices.
Su sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco, lágrimas cayeron de sus orbes azules.
Sintió rechazo, ira, impotencia al verlo aferrado a esa mujer, que con tanto cariño tocaba su cara y le miraba a los ojos.Permaneció ahí, estático, siendo observado por esas personas que no sabían por qué ese chico lloraba en medio de la estación. No le importaba en lo absoluto.
Había sido un idiota. Después de todo, se había enamorado perdidamente de un hombre hecho y derecho y él solamente era un niño.