Una rosa marchita en un desierto infinito
Ruega a la luna infortuna
Que de vida a sus pétalos marchitos.
Una rosa marchita encadenada a un destino
Hayo en los cantos del bosque
El renacer de sus sueños heridos.
Una rosa marchita con sentimientos quebrados
La dulce ilusión se ha alejado
La vida en su ser e está marchitando
Encadenada a su infame destino
El sol a sus días de lluvia no ha de llegar.
Pues caen las gotas de agua salada
Desde lo más profundo de su dulzura
Y su alma ciega confundió
Al alba de un negro sol
Con los sueños de su corazón
Se marchitan los petalos
En la paradoja de su existencia
Canta a voz rota
Llora y silencia
Los sentimientos que la condenan.
Vieja rosa marchita, antigua señal de hermosura
Tu alma libre ya ha de estar
Tus cadenas has de dejar
¿Qué ves desde dónde estás?
Al marchitarse tus compañeras
¿Qué es lo que has de sentir?
Silenciosa ha de seguir
Pero aun con sus hojas Incapaces de hablar
Puede transmitir amor.
Deja ir los crueles minutos
Y con ellos el dolor
Oye susurrar al viento
Óyelo cantarte una canción
Pinta tu propio cuadro del destino
Se de tu vida el pintor
Y róbale amor al dolor
Si has de llorar llora
Y deja que las lágrimas se las lleve el viento
Y cuando estas acaben la vida seguirá
Ye el dolor pasara a recuerdos
Deja que estos mueran en el olvido
Conoce de nuevo el norte de tu propio camino.
-David y Hela-