Capitulo 2

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Fuera de mi trabajo en el restaurante, se encuentra mi gran soledad en un departamento tan pequeño y la universidad.
Suelo trabajar únicamente los martes, jueves y fines de semana, pero los demás días me encuentro cambiando cada cierta hora de salón para aprender un poco más de las materias que me corresponden. Sinceramente, aunque no lo parezca, el aspecto que más disfruto de mi vida es al estar trabajando.
Es el día de lunes, y estaba apunto de acabar mi tortura en la universidad. Aún me falta por asistir a economía, pero primeramente me dirijo a las canchas para poder comprar un refresco en las máquinas expendedoras y así poder organizar mis apuntes. En ese momento, un chico con cabello bastante largo sale de la cafetería mientras sostiene lo poco que queda de un cigarrillo que se encuentra encendido entre sus dedos. Me mira sorprendido pero en seguida su rostro cambia a una felicidad extrema.
—¡Winniefred!— Tira el cigarrillo al suelo, lo pisa y camina deprisa hacia a mi. Extiendo los brazos hacia él para darle un fuerte abrazo. Él me corresponde.
—¿Pensabas saltarte las últimas clases?— Me separé por un momento de él para recoger mi mochila.
—Sé que le prometí a mi hermano que mejoraría, pero mi ultima clase es con el profesor Smith, tú lo conoces, el anciano siempre se queda dormido a la mitad de la clase.— Se quita por un momento la mochila para sacar su cajetilla de cigarrillos, y así tomar uno y encenderlo.
Ambos reímos un poco.
—A mi únicamente me falta economía, pero nuestro profesor es un sustituto. Al parecer cambiaron al anterior porque se encuentra enfermo. Por cierto...— Señalo el cigarrillo que se encuentra en los labios de Marshall.
Marshall me ve por unos momentos sorprendido mientras fuma y luego arroja el humo de éste.
—¿Quieres? Por supuesto que no, eres demasiado joven para fumar.—
—No seas marica.— Ambos reímos de nuevo y Marshall me ofrece el cigarrillo.
Fumamos un rato mientras nos encontrábamos sentados en el césped de la cancha de fútbol y esperábamos el toque que anunciaba la última clase.
—¿Quieres que te espere para poder irnos juntos?— Preguntó Marshall.
Marshall es mi mejor amigo, y lo conozco desde que inició la universidad. Tiene 22 años, y está en su último semestre de universidad, desea convertirse en chef.
Hemos pasado tantas cosas, pero sobretodo nos hemos apoyado en nuestros momentos más difíciles. Uno de ellos fue cuando tuvo una gran pelea con su hermano mayor, y éste lo echó de casa. Marshall siempre ha tenido una gran estima hacia su hermano, pero sinceramente en esa época las cosas no resultaban buenas. Su hermano acababa de divorciarse por una infidelidad de parte de su esposa, y no obstante, ella obtuvo la custodia de su única hija, Edith. El enojo ya era suficiente cuando Marshall, en ciertas ocasiones, ya no asistía a la universidad. Éste lo echó como lección de lo difícil que sería la vida.
Aquel entonces, me encontraba en mi departamento viendo una serie de televisión junto con un café. Marshall tocó la puerta, y al abrirla, pude ver cómo lloraba desconsoladamente por el dolor de la pelea.
—¿Marshall? ¿Qué te ocu...— El chico me abrazo enseguida con todas sus fuerzas mientras ocultaba su rostro en mi hombro.
Lo invité a pasar, le serví un café y me contó lo ocurrido.
Vivió conmigo aproximadamente 2 semanas, mientras le buscábamos un empleo para que así ganara dinero.
Marshall tiene un gran potencial, sabe hacer distintas cosas con la mayor facilidad del mundo, solo que ese potencial lo desperdicia debido a su gran egocentrismo.
Intentamos primero en un negocio de comida rápida. Los primeros días fueron buenos para él, pero después de un tiempo, el gerente se enfadó y lo despidió ya que Marshall lo insultó por el salario que ganaba, además de que muchas veces no se presentaba a sus respectivos turnos. La segunda se trataba de ayudante de barman en una taberna un poco antigua. Una noche, uno de los clientes se quejó de los tragos que éste sirvió, y esto no salió nada bien. Marshall actuó al principio calmado, pero éste fue provocado por el cliente y sus acompañantes repetidas veces al decir que su trabajo era una completa mierda. Marshall no pudo resistirlo más y le asestó un puñetazo en la cara al sujeto logrando romperle la nariz. Al final, Marshall fue despedido de nuevo.
El último y actual trabajo es en el restaurante de Kat. Vaya coincidencia, ¿no?
Le insistí varias veces a Kat para que le diera una oportunidad, pero ella estaba preocupada por su personalidad impulsiva. Un día Marshall decidió pasar por mi en el auto ya que había una tormenta. Entró al restaurante para preguntarme si ya estaba lista y Kat salió corriendo del almacén hacia él inmediatamente que lo vio y comenzó a interrogarlo. Parecerá broma, pero Marshall parecía realmente muy asustado lo que me provocó un poco de risa.
—No lo repetiré dos veces, amigo, ¿Deseas trabajar aquí?— Preguntó Kat mientras lo tomaba de los hombros y lo miraba fijamente.
Marshall asintió con la cabeza varias veces.
Así es como hasta el día de hoy, Marshall se convirtió en el chef y fiel discípulo de Kat. Igualmente, pudo reunir el dinero suficiente para poder rentar una habitación en un departamento, además de que le compró un regalo a su hermano y le escribió una carta diciendo que pronto iría a visitarlo.

WinniefredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora