Un minuto...
Dejo de jugar con su lápiz y comenzó a guardas sus útiles. No le importaba haber copiado - nunca le importo en estos seis meses- ,así que tiro todos los cuadernos a su mochila sin la menor delicadeza.
treinta segundos...
Miro con hastío al profesor, esperando que sus ojos lo atravesasen cuan balas para que se callase de una vez. ¿Que no se daba cuenta que nadie le prestaba atención? Menudo idiota.
Diez segundos...
Se paro de su asiento y frente a la mirada de todos; ya harta del típico parloteo pre-vacacional -que consistía en aprovechar su verano al máximo, estudiar y mas chorradas similares-; se dirigió hacia la puerta.
Ultimo día de clases, perra.
El timbre sonó y Mathilda Shelley ya se encontraba caminando por los pasillos. Mas de una persona se alejaba de ella al verla,intimidados , permitiendole caminar con tranquilidad entre los salvajes estudiantes de la escuela elemental de Derry. Su estadía en esa escuela había sido, hasta el momento, de seis meses. Afortunadamente se las había arreglado para sobrevivir y no ser vista como "la chica nueva".
Mathilda no tenia ciudad.
O al menos, eso pensaba ella, no recuerda donde nació y toda su vida se ha pasado mudándose de estado en estado debido al trabajo de su padre. Mathilda había sido mas de cinco veces conocida como la "chica nueva", la que entraba al curso a mitad del semestre y desaparecía luego de unos meses, así que estaba acostumbrada al cambio, sabia como pasar desapercibida y no encariñarse con nadie.
Mathilda había sido la llorona, la asocial, la rara, la puta....siempre juzgada en cada escuela por cualquier banalidad, y siempre intentado no destacar. Porque luego desaparecería, como si nunca hubiera puesto pie en aquel lugar.Como si su existencia fuera insignificante.
Pero nunca pensó que cambiar aquella rutina, fuera tan gratificante.
Fue en el primer día de clases. Estaba en el baño, lavándose las manos y acomodando su gran y fea sudadera, de esas que le quedaban hasta las rodillas y no le gustaba usar. Pero su ropa era realmente bonita y llamativa - minifaldas a cuadros y camisetas de colores pastel- , así que no le quedaba de otra realmente, no quería sobresalir.
-"Mierda, ahí esta la nueva" - escucho a sus espaldas, por el espejo diviso a una rubia alta - bastante linda a su parecer- y a otras dos siguiéndole el paso. Mathilda aguanto la respiración por unos segundos y arreglo su corto cabello azabache, intentando parecer calmada e indiferente.
Las jóvenes se colocaron a su lado derecho, acaparando por completo el espejo. La líder del grupo soltó su cabello y comenzó a hablar entre susurros con las otras dos. Cepillando su cascada dorada mientras le lanzaba miradas despectivas. Luego comenzaron a reírse, y la azabache no supo como tomar eso, se volteo y miro a la mas robusta a los ojos para finalmente decirle:
- "Me gusta mucho tu cabello." - Hubo un silencio extraño, ninguna de las rubias esperaba esa comentario. - "Debes cuidarlo bastante, es realmente bonito." -
La mejor manera de evitar a un bully , es elevando su ego para no parecer una amenaza.
Sus ojos ámbar se clavaron en los azules de la otra, y en ese instante supo que no tendria que preocuparse de ellas, podría mantener un perfil bajo. Un atisbo de orgullo se reflejaba en la mirada de la otra , Mathilda atino a dedicarle una sonrisa sincera - Después de todo, su pelo era realmente lindo. - y se colgó la mochila por los hombros dispuesta a irse.