Capítulo 1

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En un pueblo de Valencia vivia yo, Carmen, una chica normal con grandes  sueños, pero como en todo en esta vida los sueños suelen escapar de las capacidades y suponen un gran apoyo y dedicación el poderlos hallar.

Vivia con mi madre la mayor parte del tiempo, pues mis padres estaban divorciados desde que tenía uso de razón y casi siempre estaba sola, aunque por suerte contaba con un apoyo incondicional, mi hermana gemela Anabel.

Las discusiones y reproches de una vida desperdiciada volaban en todas las conversaciones como si de puñaladas se tratasen, y sin saber porque la culpa siempre era nuestra, no lo comprendía, y aún sigo sin saber porque la tengo, y es por eso que decidi que las personas mayores no saben admitir que se equivocan.

Aunque de vez en cuando nos daban un respiro y nos llevaban de excursión a algun lugar cercano como un parque acuático o de atracciones, o simplemente nos dejaban en los abuelos por fiestas de verano.

Mi madre pronto encontró a otro hombre con el que poco a poco se fue colando en nuestras vidas, primero como un vecino y amigo y luego con algo más.

Cuando teníamos 6 años mi hermana y yo estabamos celebrando nuestro segundo cumpleaños con la familia de mi padre pero como de costumbre mi padre tardaba en llegar, pense que se le había pasado la hora y estaría con sus amigos jugando a las cartas en el bar como de costumbre, pero fue peor pues llegó a casa con una mujer y nos la presento como su novia, las esperanzas de todo niño de que sus padres se quieran y poder tener una vida feliz sin horas que contar o fines de semana que partir se esfumaron de golpe, pero lo peor fue que despues de la cena nos dejo con mi abuela y se fue con ella, no llegando a casa hasta el dia siguiente solo para llevarnos de vuelta con mi madre.

Pasaba el tiempo y mi padre se fue a vivir con ella al pueblo de al lado dejandonos con mi abuela y viniendo a vernos como si de unas sobrinas nos tratasemos, dejando para nostras un vacío que mi abuela llenó convirtiendose en una segunda madre y dejandome ser una niña más cuando estaba allí,  saliendo con mis amigas y siendo feliz sin problemas como toda niña, supongo, deberia ser.

Mi Cruda RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora