Capítulo 3

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6 de enero 2013

MUERTA.

Literalmente MUERTA, así me encuentro y así me siento, maldición.

Son demasiadas emociones, no estaba preparada para tantos contratiempos.

Primero la estúpida azafata me trató como una niña tan sólo por ser menor de edad y no ir acompañada con un adulto, pffff que inepta, o sea en que siglo vive con los teléfonos e internet puedo construir un avión si quiero, pero claro por ser de un país sub-desarrollado lo creen mongolo, quería abrir la ventanilla y que saliera volando algo así como las películas de destino final, pero recordé que si lo hacía probablemente el resto de mi vida se iría por los conductos de las aguas grises.
Luego me quitaron mi preciado Gucci y llamaron incompetentes a los chequeadores de equipaje de mí país por dejarme ingresar perfumes, aaahs como los odio.

El auto que me llevará al que será mi hogar por al menos los siguientes 6 años exceptuando vacaciones claro, me esperaba fuera Bob, el conductor, a quién ya le tomé cariño por el simple hecho de tenerme unos dulces ácidos ahora llamado (BOB MATA PLAGAS, Ó, BOB EL CONSTRUCTOR; aún no me decido) al parecer un par de pajaritos le dijeron que las gomas ácidas son mis favoritas y él muy amablemente me compró una bolsa. Ok a quién engaño, son 5 bolsas lo que multiplica mi amor por él.

Paramos en una cafetería para calentarnos un poco siento que soy una hoja temblando, el clima nada tiene que ver con el de mi Nicaragua.

¡Ya te extraño!
Yo no soy yo sin mi dramatismo, hay que acostumbrarse, en fín.

Entramos y pido un té con leche sin azúcar, toman mi orden y espero a que Bob el constructor haga fila para retirar mientras busco una mesa disponible, necesito informarme acerca de los ingresos a Oxford; debí hacerlo antes, pero la flojera me ganó lo pospuse de un día a otro y luego otro y otro; cómo suele ocurrir cuándo dejo alarmas, luego de casi 6 minutos viendo hacía todas las direcciones veo una mesa que está libre pero alguien se va a sentar y esta muy serca por lo que corro al más puro estilo flash y llego antes que él, no volteo a verlo si quiera, si lo hago puede que me invada la culpa y no es momento.

Busco en mi tablet el correo que me enviarón con la información que debo leer y comprender en 0 segundos porque me quedo sin tiempo.

Debo vaciar mi correo, tengo tantos que no lo encuentro debí marcarlo, pero claro lo dejé para último momento.

Suelto una carcajada porque ¡jodeeer! Es inevitable tengo miles de correos snapchat jajaja, eliminaba los datos de la aplicación para liberar espacio en el teléfono y luego iniciaba sesión y zaaas el correo. No me justifico me encanta snap sus caritas son adorables y aunque uno parezca la copia de la resurrección de la momia con las cámaras de snap se ve _magnifique.

Decido googlear acerca de los ingresos de Oxford y creo que los ojos se me salieron de órbita con lo que leo:

La admisión en la universidad es altamente rigurosa y se basa en los méritos académicos y en el potencial del candidato. Los colegios individuales son los que llevan a cabo las admisiones de pregrado, trabajando juntos para asegurar que los mejores estudiantes tengan un lugar en la universidad. La selección se hace con base en las referencias escolares, los ensayos personales, resultados conseguidos, resultados predichos, trabajo escrito, pruebas escritas y entrevistas.

Al igual que Cambridge, Oxford se ha considerado tradicionalmente como un lugar para gente acomodada, aunque hoy día no es ese el caso. El coste de los estudios, en los días previos a la disponibilidad de becas estudiantiles, era prohibitivo a no ser que se fuera un escolar sirviente - malditos ingleses, y su maldita sociedad, suspiro y sigo leyendo; esto no será fácil - (o, en tiempos más antiguos, un servidor - aquel que tenía que servir a sus compañeros como compensación por su matrícula). Las escuelas privadas y de gramática preparaban a sus pupilos específicamente para las pruebas de ingreso, e incluso algunas llegaban tan lejos como para instar a los alumnos a permanecer un año más estudiando solo para el examen. Los pupilos de otras escuelas públicas rara vez podían permitirse entrar.

No lo Llames Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora