Hace 15 días que iniciamos la rutina, es un tanto cansada pero hasta ahora nos va funcionando.
Sábados y domingos son para dormir y descansar, hoy es domingo, ni sé la fecha exacta estoy agotada; pero es un buen día, excelente, maravilloso, hasta ciento que de pronto todos los animalitos de Disney a arreglar mi cama y ayudarme a vestirme.
Hoy al fín nos darán nuestros autos, amamos a Bob pero joder es como tener tú nana, o niñera y me da weba tenerlo siempre encima pero es buena onda.
Bajo a buscar el desayuno y las chicas ya están listas al igual que yo, sé ven pletóricas.
—Buongiorno bambinas —les digo, enmarcan sus cejas casi al instante.
—¿Qué? —les digo
—Ahora vas de italiana —dice Jussara.
Les sonrió inocente y preparo mis tostadas con jugo de naranja.
— Eh que aquí la italiana soy yo— reclama la chaparra está.
—Callate enana —le pico.
—Chiquita pero peligrosa nena —me guiña un ojo. Me salió bandida la pitufa.
—Cuidado te saca las garras está mini Gatúbela —dice Jussara con sorna.
Nos empezamos a reír las tres. Es que parece que salió de un manicomio con esas mechas todas revueltas. Ni Jussara se ve bien, lo que es raro porque esa chica SIEMPRE se ve bien, puta envidia. Yo panda, la mini Gatúbela, y Jussara que parece mono, sip, definitivamente un zoológico completo.
—Se me calla la gorilita —Jusarra le saca el dedo medio.
—¿Y si mejor dejan de hablar y comemos ya? Qué estoy por salir y comprarme una vaca y comerla.
—Qué exagerada.
—Dramática.
—Enserio chicas, no me querrán ver en modo zombie hambriento.
—Ya pues lagartona. Comamos —que empiece el festín.
Una hora después vamos camino a comprar los autos.
Ahora que lo pienso no he tenido contacto con el riquísimo buenisimo de mi vecino, no me había dado cuenta hasta ahora pero ya son 15 días y su auto ni siquiera se a movido de su plaza en el estacionamiento. ¡Tendremos que investigar!. Modo acosadora activado.
En cuánto vayamos a cenar les diré a mis bomboncitos lo que pienso hacer.
Estamos a punto de llegar y siento que estoy a punto de caer inconciente, que ironía en Nicaragua no salía sola.
Aquí hasta mi auto tendré, las grandísimas brujas que tengo por compañeras me han dado la plaza junto al comestible del vecino.
El auto se detiene lo que significa que hemos llegado, Bob abre la puerta para que salgamos y nos guía por el lugar, es el cielo de los autos, estoy acostumbrada a ver autos de lujos pero esto es otro nivel.Seguro nuestros papas están dispuestos a gastarse una millonada para mantenernos contentas; aunque mamá y papá bien saben que los sentimientos y el vacío que dejan no sé llenan como materialismo.
Jussara y Adara inmediatamente babean por los audis; yo quiero algo más, no soy de autos pequeños me gustan mucho más grandes, aunque al final ni sepa nada de ellos.
Pido que me muestren los autos todo terreno que se vean elegantes y con un toque de delicadeza y me llevan a la selección de Hummer.
Me he enamorado