Placentera profesión.

QUITANDOME LAS GANAS

Después de mi exitoso "casting" ahora si era oficialmente una puta, estaba super emocionada y para festejar me fui a un bar a beber.
Me metí a un bar bastante jodido de esos que huelen a borracho y a vicio, pedí una copa y un hombre se ofreció a pagarla, sólo dije gracias con una sexi sonrisa. Lo veía a los ojos mientras bebia, al terminar la primera llegó con otra.
-Gracias señor
-De nada hermosa ¿Qué hace sola alguien como tú en un lugar como este?
-Vengo a festejar mi nuevo empleo
-Oh muy bien ¿Puedo saber de qué?
-No, no puede acabo de conocerlo y no acostumbro a contarle mi vida a desconocidos
Mis piernas aún temblaban de la embestida que me dio aquel hombre en el bar pero un par de copas hicieron que mi sangre se calentara e inmediatamente sentia unas inmensas ganas de ser cogida... ¡bien cogida!
Entonces le pregunté
-¿Me vas a coger o te vas a seguir haciendo pendejo con una copitas?
Con una cara de asombro no pudo decir una palabra solo dio un sí con la cabeza 
-Ven
Lo llevé al baño de hombres, era el mejor lugar a los hombres no les espanta al contrario les encanta el morbo.
Llegando ahí hice que se incara entonces abrí las piernas para que empezara a meter la lengua mientras yo veía, dejé la puerta abierta quería que me vieran con las piernas abiertas y la lengua de ese desconocido hasta adentro comiendo con hambre atrasada yo tocaba mis tetas y no podía evitar gemir, no faltaron los curiosos que al escuchar se acercaron, sus vergas se pusieron como troncos obviamente no faltó el que se acercó a ayudar. Ya era otro desconocido más chupando mis tetas, yo no aguanté más y empecé a lamerle esa erección. Era delicioso tener a esos dos desconocidos quitandome las ganas, pronto iba a cobrar por eso, pronto iba a tener todo lo que me gustaba haciendo lo que más amaba... Era tan feliz. De pronto sentí y eran muchas las manos que pedían tocarme, algunas bocas me chupaban y de pronto sentí como un miembro entraba en mí, empecé a correrme como poseida. Apenas terminaba uno y ya estaba otro penetrandome, terminé inundada de blanco por todos lados.  En cuanto todo acabó todos se fueron dejandome ahí tirada como pañuelo al que usaron y ya no servía a excepción de uno que solo observaba lo que pasó, se acercó a mí, me levantó y se ofreció a llevarme a casa. En el camino no dijo ni una sola palabra, al llegar a mi casa me dio su tarjeta "háblame o envíame un mensaje, me enteresa saber de ti y a ti te conviene". Me quedé intrigada, pero estaba ya muy cansada, mañana será otro día quizás le escriba... quizás finja que no me importó y lo haga otro día. 
Después les cuento lo que él quería... todos quieren algo.

#sheinthehouse