Parte Única

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Hace tiempo que vive en un cuento,
del cual no quiere salir,
encantada duerme con la almohada,
y se olvidó de reír...

Habían pasado dos años desde que Draco dejó de saber de ese pintor, hace justamente setecientos treinta días en los que el rubio dejó de lado preciosas palabras como la esperanza, amor y vocación, eliminándolas de su vocabulario sin ningún remordimiento.

...Dicen que es la bruja,
con tacón de aguja,
aliada de Lucifer...

Rememorando hacia atrás, echaba de menos aquellos tiempos en los que inspiraba envidia por donde pisaba, ganándose el odio de aquellos y aquellas que querían ser como él.

...cuentan que era estrella,
pero la botella,
acabó con ella hasta hacerla enloquecer...

Aquel afamado modelo tenía todo: buena aparencia, gran presencia, estudios y un futuro prometedor. Muchos jóvenes lo veían como un ejemplo a seguir por estas cualidades, pero lo que nadie sabía es que el era hijo de la luna, abandonado por sus figuras paternas, ocultaba todos sentimientos en una cara que nadie conocía; al principio era fácil fingir que todo iba bien, pensó que se podía convertir en su rutina de forma sencilla, pero el vino tinto era cada vez más adictivo...

...sube al coche,
reina de la noche,
olvida tu mal humor...

Una noche se sintió devastado, había sido invitado a ir a una de las mejores pasarelas, pero los cuchicheos y los rumores corren extremadamente rápido entre bastidores, fingió una risa bastante buena y una vez más, se oculto bajo su fachada profesional; él esperaba más de si mismo, demostrarle a los demás que no le importaba nada. De todas maneras Draco no era una máquina, o un ser sin sentimientos como muchos otros creían, una vez acabado el evento huyó de ahí, sin ni siquiera acudir a la fiesta que le precedía sabiendo lo importante que era por los contactos que había, pero se marchó y con eso asumió que después de todo nunca fue perfecto para nadie.

Llevó todo el dinero que pudo y se fue al primer pub que encontró, después de la cuarta copa empezó a hablar con el aquel jodidamente-sexy-bartender, aquel que lo miró desde que entró por esa jodida puerta y aquel que no dejaba de comérsele con los ojos como sí fuese lo más deaseable de aquel lugar. Él lucía una bella sonrisa cuando se acercó a por más alcohol aunque sus ojos tenían un brillo preocupado.

— Sabes qué beber tanto no le hace bien a nadie, ¿cierto? – su voz aterciopelada  hizo que un escalofrío le pasase por todo el cuerpo, el de cabello alborotado apoyó sus codos sobre la barra aún aturdiéndolo con sus ojos verdes, estos le hicieron qué, seguramente por el aturdimiento, le hicieron pensar que quizá era el hada del absenta de la que tanto se hablaba antaño.

— Primero.– contó con sus dedos.– No me llames así ten la decencia de llamarme por mi nombre, y segundo, ¿quién eres tu para decirme qué hacer? Ni siquiera mi padre tuvo el derecho de que yo haga lo que le apetezca – rodó los ojos, ya no tanto por mantener esa fachada de niño insoportable recatado, si no para no ver aquellos ojos tentadores llegándole hasta el alma, empezó a jugar con el vaso en el cual antes residían los restos de su chupito.

-Draco.-le miró directamente a los ojos, haciendo que sus pálidas mejillas lucieran un lindo color rojo.- Aunque la idea de conseguir hacer que me hagas caso me sea atractiva no estoy jugando de todas maneras he de decirte que no te dejaré salirte con la tuya así como así, del modo que sea necesario.– comentó haciendo que el contrario chasqueará la lengua.– El alcohol realmente no es bueno y no quiero que mañana te despiertes en cualquier parte, por ello espera a que acabe mi turno y te llevaré a casa.

𝒃 𝒆 𝒘 𝒊 𝒕 𝒄 𝒉 𝒆 𝒅☆ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora