Capítulo 17

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Subí lo más rápido que pude las escaleras del edificiodonde vivía Christopher mientras acomodaba mi cabello.

Camine con cuidado por el pasillo sin que mis zapatos de tacón hagan mucha ruido, me detuve en la puerta con la enorme D pintadade negro, toque el timbre 3 veces y espere, mis manos temblaban y estabanerviosa no iba a dudarlo.
La puerta se abrió y me encontré con un muyguapo y arreglado Christopher, traía una camisa blanca, con los dos botones dearriba desabrochados, vaqueros negros, zapatos negros y el pelo alborotado.
Sus ojos me miraban de arriba a abajo comosorprendido.
-Disculpe creo que se equivocó, espero aalguien-dijo con una sonrisa.
-Ja,ja,ja, ¿me veo muy ridícula?-preguntemirando mis pies, sentí como él se acercaba a mí, después agarraba mi mentón y me subía la cabeza para que lo mirara directamente a los ojos.
Aquellos ojos color miel hacían que mi mundodesapareciera por completo.
-Creo que no te has visto más hermosa en toda tuvida-susurro cerca de mis labios, cerré los ojos y sentí la cercanía de suslabios-Además creo que con una bolsa de papel también te verías preciosa-dijo yme hizo reír, agache la mirada y Christopher me robo un beso.
Me ruborice pero no dije nada.
-Ven, entremos-dijo y agarro mi mano, me hizo pasar y cerró la puerta, un exquisito olor inundo mi nariz haciendo que mi estómago rugiera.
-Que rico olor ¿qué es?-pregunte dejando la cartera y la chaqueta en un perchero junto a la puerta.
-Canelones con salsa blanca-dijo y yo lo mire extrañada.
-¿Canelones?-pregunte
-Comida italiana-dijo y yo asentí comprendiendo todo.
-¿Te gusta mucho la comida italiana?-pregunte.
-Sí, su comida es riquísima y además me gusta suacento es lindo-dijo y sonrió, se acercó a mi oreja y en un susurro dijo-"Sei Bellissima"-
La piel se me erizo y sonreí bobamente.
Christopher se alejó de mí y beso mi mejilla.
Recorrí la habitación con la mirada y me centre en la parte donde estaban los sillones.
La mesa ratona que estaba en el centro de los dos sillones estaba decorada con platos, copas y velas, muy romántico y dulce,eso hizo que me sonrojara.
Había cojines sobre el piso, tal vez comeremoscomo los chinos o japoneses en el suelo, eso me resultaba divertido porque nadaque ver con la comida que íbamos a comer.
-Siéntate en los cojines, en un minuto traigo lacomida-dijo y se dirigió la cocina, me acerque a la mesa y me senté de tal forma que el vestido no se me subiera y no se viera nada.
Acomode mi cabello mientras Christopher estaba en la cocina.
Minutos después apareció con dos platos en la mano.
Christopher los puso en la mesa y se sentó en uno de los cojines al lado mío.
Mire la comida y no pude diferenciar que era,jamás había comido eso y no sabía si me iba a gustar o no, no quería hacersentir mal a Christopher por todo su esfuerzo, era algo grueso y largo, creoque era masa con carne cocinada adentro no podía ver bien, tenía una especie desalsa blanca arriba de eso.
-¿Has comido alguna vez esto?-preguntobChristopher cuando me vio como miraba a los "canelones".
-Am...La verdad....es que nunca-dije sintiéndome pésimo, no quería hacerlo pasar un mal momento por mi culpa.
Este sonrió de costado y agarro un tenedor,partió un pedazo chiquito de mi plato y lo picho con el tenedor. Con la mirada en mis ojos acerco la comida a mi boca.
-Abre la boca-dijo con tono dulce.
Sin quitar mi mirada de la suya abrí la boca unpoco y el acerco la comida aún más cerca.
-Come-me ínsito, mire la comida que estaba en eltenedor y después volví la mirada a sus ojos color miel, sin vacilar metí el bocado en mi boca.
La salsa blanca se dispersó por mi lengua, el sabor era exquisito, lo mejor que había comido en mi vida, la masa era suave,la carne estaba bien cocinada y estaba realmente espectacular.
-Dios esto es riquísimo-dije cubriéndome un pocola boca ya que tenía la comida en ella.
Christopher sonrió y comió un poco de su plato.
-De verdad esta delicioso-dije agarrando eltenedor y comiendo por mí misma.
-Gracias-dijo Christopher y sonrió.- Si te gusto esto no me imagino el postre-dijo y comido un pedazo.
-¿Hiciste postre?-pregunte atónita, este hombre era el hombre perfecto.
-No, lo compre-dijo y rio.
Solté una carcajada y seguí comiendo.
La comida paso lento y me encanto, hablábamos,reíamos un espectacular cumpleaños, terminamos de comer y Christopher levanto todo yentre los dos limpiamos los platos.
La mesa ratona solo quedo con dos copas llenasde sodas sobre ella. Estábamos sentados en los cojines, mi cabeza reposaba ensu hombro mientras que él jugaba con mis dedos.
Su perfume era exquisito, más que el olor de larica comida que preparo.
-Tengo algo para ti-dijo Christopher y se paró,se acercó a un mueble y abrió uno de los tantos cajones.
Saco algo de los cajones, que no pudediferenciar, y después volvió a sentarse a mi lado.
-Feliz cumpleaños-dijo mientras me entregaba unacajita color roja con un moño dorado.
-Christopher no tenías por qué-dijo algoavergonzada.
-No fue nada, tómalo y ábrelo-dijo, lo mire ydespués solté un gran suspiro, agarre la cajita y después la abrí.
En él había un collar en forma de corazón, era algo antiguo pero verdaderamente hermoso era de un color oro con tonos plateadouna preciosura.
-Christopher es hermoso-dije con una sonrisa.
Este sonrió y agacho la mirada.
-Apenas lo vi me gusto para regalártelo, erasencillo y bello igual que tu-dijo mirándome a los ojos, esas palabras quedaronen mi pecho, rápidamente deje el collar en su caja, que este estaba sobre mispiernas, agarre el rostro de Christopher y lo atraje hacia mi besando dulcemente suslabios.
-Todavía no acaban tus regalos-dijo cuándo mesepare de él, muy cerca de mis labios, se levantó y yo me quede sentada, sedirigió a la cocina, escuche ruidos de cubiertos y platos, después de unossegundos apareció Christopher con una mini torta y una velas encendidas sobreella, sonreí bobamente mi cara era un tomate, así que agache la mirada,Christopher dejo la torta en la mesa ratona y se sentó a mi lado.
-Debes soplar las velitas-dijo cerca de mi oído,levante la vista y me hipnotizaron sus ojos color miel.
Se acercó a la mesa y con un encendedor prendió las 5 velitas que estaban sobre la torta, dejo el encendedor en la mesa despuésde prenderlas todas, agarro la torta y la acerco a mí.
Comenzó a cantar la canción de feliz cumpleañosy yo me sonroje aún más, lo mire y el hizo un gesto con la cabeza para queapagara las velitas, sonreí y di un leve soplido.
Christopher aplaudió y yo también, después corto un pedazo de torta y lo comimos entre los dos.    

Mi Alumna Favorita C.V y Tú // AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora