1700km

La antiguedad y esclavitud

A pesar de ir dormido pude sentir cuando la música dejó de sonar y el auto de Ricardo se detuvo.

Ricardo: Hey despierta, llegamos.
Yo: ¿dormí mucho?
Ricardo: 40 minutos exactamente.

Notablemente ya no estábamos en la ciudad, estábamos al parecer en las afueras de los grandes edificios y toda su vida nocturna.
Baje del auto de Ricardo que viendo bien su auto era uno antiguo pero muy bien cuidado, la pintura parecía nueva y este no tenía ni un solo rasguño. Miro a mi alrededor y veo muchos campos y esparcidas por ahí pequeñas granjas con sus establos, animales, tractores, campos de maíz y molinos.

Yo: ¿Donde estamos?
Ricardo: En casa de Danna, es el único lugar en el que no buscarán. Posiblemente
Yo: ¿Danna es granjera?
Ricardo: Ella no jajaja
Yo: ¿Entonces su familia si?
Ricardo: No tampoco jaja
Yo: ¿Entonces?
Ricardo: Nadie es granjero, solo es una casa de campo. También nos aburrimos de vivir siempre en la ciudad y necesitamos algunas veces alejarnos de ella. Pero bueno pasa y avísale a Danna que iré a ocultar el auto.

Dijo esto y se volteó metiendo la mano en su bolsillo y sacando las llaves de su auto. Yo me quede viendo desde cuando prendió el motor y los faros traseros se alejaron en la larga autopista que recorría todos los campos de maíz.
Camine hacia la casa sintiendo las piedritas del suelo con mi maleta en la mano y expulsando vapor por la boca. La nieve que antes había impedido mi viaje ya había cesado y quedaba una fina manta de nieve por encima de casi todo y al ver todo esto supe que el campo era mil veces mejor que la vida de la ciudad.
Escuche la puerta de madera de la casa abrirse seguida por el rechinar de la segunda puerta que era más como una mosquitera.
Rápidamente volteó y veo ahí a Danna viéndome con una sonrisa de gusto mientras abrazaba un largo abrigo de piel café y llevaba una taza en la mano. Tenía el cabello recogido y unas pantuflas enormes de conejo.

Danna: ¿Te quieres congelar allá afuera? ¡Vamos entra!
Camine hasta donde ella se encontraba y la saludé con un abrazo y un beso en la mejilla.

Yo: Les debo una más a ti y a Ricardo. Son como mis ángeles guardianes jaja siempre están ahí para sacarme de apuros.
Danna: Okey, tu ángel es Ricardo porque siempre es el quien se entera de todo. Pero ya no digas más y pasaaa tengo frío.

Caminamos dentro de la casa. Era muy bonita y lujosa no tenía ni una mancha de polvo. LEntrando podías ver una sala gigante con sillones rodeando una chimenea y alfombras muy bonitas. En las paredes había fotos de lo que parecía era de Danna y su familia incluyendo a Ricardo en algunas cuantas. Tenían más tiempo de conocerse de lo que imaginaba; camine hasta la chimenea en la que ya hacía Danna para frente a ella devolviéndole a su cuerpo el calor que ya había perdido al salir de la casa.

Danna: ¿Te hicieron algo?
Yo: De echo Ricardo llego a tiempo para salvarme. Justo a tiempo si no hubiera llegado posiblemente ahora estaría más golpeado.
Danna: Ten por seguro que si ¿quieres algo de tomar? Tengo café, chocolate, leche y refrescos.
Yo: Un café esta bien ¿De donde lo tomo?
Danna: acompáñame a la cocina que me serviré un poco más.
Yo: ¿Te puedo hacer unas preguntas?
Danna: No soy granjera.
Yo: No, no, no. No tenía que ver con eso.
Danna: Es la casa de campo de mis padres, que antes era casa de mis abuelos y mucho antes casa de mis bisabuelos.
Yo: Si, Ricardo me contó que era tu casa de campo. Pero esa no es mi duda, Ricardo me explico algo sobre las familias del Hotel.
Danna: ¿Te contó?
Yo: Perdón no, bueno si. Algo no todo, no te enojes.
Danna: Pues si, la mayor parte de las familias trabaja para la familia de Luis. Se podría decir que nos vimos obligados y que somos sus sirvientes.
Yo: ¿Me podrías contar más a fondo todo? Me intriga saber.
Danna: Bueno pero pon atención y no todo lo que te cuento es cien por ciento cierto, todos tenemos dudas sobre todo y no conocemos con seguridad la verdadera historia.
Comenzare.