La belleza de sentir.

¿Alguien dijo interrumpir?

Miré el reloj y leí: 4:53 pm, 37 minutos más y mi castigo terminaría.

Maldito hilo del pantalón, ¡eres indestructible!, solo porque no tengo unas tijeras si no...

‎–¡Joven Heller!.

‎–¡Maldición! ¡Esperese que estoy en una pelea importante! –Mierda ¿qué acabo de decir?

‎–¡Le pido que cuide su vocabulario conmigo, no se le olvide que soy su profesor!.
‎
‎ Dejé de lado el hilo y me dediqué a sonreirle con prepotencia a mi "admirable" profesor.

‎ ‎–¿Y por ser profesor tienes derecho a gritarme?.

‎–Por ser profesor puedo ir con el director
‎y pedir que te expulsen– ¿Acaso estaba tratando de humillarme?.

‎–Ha. Por solo apellidarme Heller puedo ir con Jorjais y pedir que te despidan.

‎–¡No le faltes el respeto así a tu mayor!– Ulalá creo que está enojado.

–Ya relajate Julián– El director había entrado–. Este mocoso me llama como se le pega la gana.

–¡Pero le dijo "Jorjais"!.

–¡Por dios! Usted es muy nuevo acá, no sabe la buena ayuda económica que da mi familia, es más, Josécito se va con mis tíos a jugar golf al club ¿Verdad?.

–¿¡Ahora le dices " Josécito "!?.

–Estás imparable hoy garrapata, ¿sabes qué?, ya puedes retirarte.

–Gracias– Tomé mi mochila y sali del salón sonriendo.
»Los tengo a todos comiendo de...

–¡Hey!–¡¿Pero qué problema tienen todos con interrumpirme?!.

–Acaso tengo un...¡Dan!.

–¡Dom!–Corrí hasta donde estaba y lo abracé.

Daniel Futsborg, ¿Qué nombrecito verdad?, tambien conocido como: "El niño que lo tiene todo", " Tu diós todo poderoso", "El que todo de todo", él se resume en la palabra " todo" y bueno, bueno, ya entienden.

Es mi mejor amigo aunque la mayoría asegure y predique que es mi pareja, porque si, ¡me han enseñado fotos de nosotros dos teniendo sexo en los columpios de la plaza!, ¿Lo pueden creer? ¡yo soy la persona más virgen del mundo!...Talves exagero, admito que aveces le toco el trasero o hacemos cosas obscenas cuando el otro se agacha pero hasta ahí. Bien, puede que...

–¿Qué haces aquí?–pregunté mientras comenzabamos a tomar rumbo hacia la calle.

–Necesitaba venir a la biblioteca por unos libros y pensé en dar una vuelta por este lado para ver que estabas haciendo.

Le miré achicando los ojos.

–¿Seguro que viniste a la biblioteca por libros?.

–Si..¡Auch!, ¿porqué me pegas?.

–¡Ni siquiera traes un libro! ¡O tu mochila!.

–Aveces tu inteligencia es sorprendente. Pero anda, cuentame ¿porqué te castigaron?.

–¿Viste que el profesor ese, el nuevo, traía una camisa con unos picos de tela raros?.

–¿Qué le hiciste?.

–Cuando pasó por un lado mio recogiendo los exámenes... –Que lindo es el dia de hoy.

–¡Continua!.

–A si, si, y encendí un cerillo, prendí uno de sus picos luego el me dijo "¡¡Con un demonio joven Heller!!" –Lo imité con voz gallega–. Entonces me envió a la sala de castigo donde irónicamente él era el encargado.