Con tan solo la esperanza

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Una oportunidad, siempre a sido difícil, tanto otorgarla como ganarla, pero que dolorosa es perderla, perder la oportunidad de seguir, de amar... de perdonar...

Era tan difícil intentar abrir una puerta o sellar una herida, tan difícil pararse sin ninguna idea de que hacer o con el temor en la garganta, sin que tus palabras salieran, tu mente en blanco, tu cuerpo congelado, solo la preocupación que recorre poco a poco tu cuerpo, era tan difícil decir un perdón sincero, se sentía como si millones de palabras se vinieran a tu cabeza, provocando un dolor inmenso en esta, aparte de un fuerte dolor en él pecho, pero al tratar de hablar, era como si el sonido de tu voz se perdiera, como si la respiración faltara, y el dolor que emergía del pecho, se extendiera por todo el cuerpo, causando una horrible parálisis, sin poder moverte, hablar, respirar, pero con el dolor que no paraba de extenderse e intensificarse...

Una semana había pasado después de la conversión que tuvieron con Chica, la cual, había sido un motor para los chicos, tenían miedo, si, tenían miedo de ser vistos y no ser perdonados, habían cometido idioteces mas grandes que su capacidad de pensar.

Tal vez, serían rechazados desde el primero momento, o tal vez, solo tal vez, si las palabras fueran las correctas, serían escuchados, tal vez no perdonados, pero aun así, preferían haber mil veces mas dicho la verdad y haber luchado por lo que aman, a ver como poco a poco se desvanece todo, tal y como lo hacían antes, así eran ellos, pero ya no más, se negaban a la idea de perderlos, de borrar esos recuerdos hermosos que crearon, se negaban a la idea de perder sin antes luchar.

Esa semana se había vuelto complicada para todos, no sabían ni cómo empezar a hablar frente a los otros, habían decidido ir a casa de estos, pero parecían deshabitadas, además que temían en tocar la puerta, o de acercarse a esta, solo estaban parados ahí, cualquier persona que pasara por ese lugar y los viera así, viendo fijamente la casa, pensaría que son un par de locos, sin saber que simplemente estaban congelados del temor, era difícil Dar un paso a delante, pero sabían que tenían que hacerlo, a pesar de todo, no había otra forma de avanzar sin hacerlo.

El peliazul, se acercó a la casa del pelimorado, con las piernas y manos temblorosas, tocó la puerta de aquella casa, que desde el momento que llegó, se encontraba con las luces apagadas, no esperaba que abrieran la puerta, al contrario, deseaba que no lo hicieran, ya que este no tenía ni la más remota idea de que diría o que debería hacer al ver al pelimorado.

De pronto, la puerta se abrió lentamente y él peliazul se congeló por completo, no sabía que hacer, sentía que su corazón se saldría de su pecho, no podía respirar, no podía abrir la boca, no podía hacer nada, solo mirar a esa persona que al igual que el, estaba sorprendido de verlo, pero a diferencia, este tenía millones de sentimientos en su mirada, no solo sorpresa, si no, tristeza, dolor, un poco de todo, era tan fuerte su mirada, que no se podría explicar el sentimiento o lo que trataba de transmitir el pelimorado, que al instante, se le nublaron los ojos.

-q-que haces aquí?- fueron las primeras palabras del pelimorado al ver a Bon frente a él.

Bon tomó un poco de aire y antes que pudiera abrir la boca para decir algo, Bonnie intentó cerrar la puerta fuertemente, pero en un movimiento rápido, este la detuvo.

-E-Espera Bonnie! Q-quiero hablar contigo!- Bonnie bajo la mirada con sus ojos llenos de ese salado líquido que poco a poco bajaban por sus mejillas pálidas 

--NO TENGO NADA QUE HABLAR CONTIGO!! LARGO!!- Bon se acercó al pelimorado que hacía fuerza para cerrar la puerta, este tomó su mano

-Bo-Bonnie por favor!- Bonnie quito su mano rápidamente

-NO QUIERO ESCUCHARTE! FUERA!!- Bonnie empujó bruscamente al peliazul y cerró rápidamente la puerta de un golpe.

Bon comenzó a golpear con su puño la puerta

Te reto a destruir su corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora