hanahaki disease ;; joyrene

day four

Irene abrió los ojos por el sonido contundente que atravesaba sus odios, buscó su móvil para apagarlo dando cuenta que esa no era su habitación.

Recordó que se quedó con Joy después de lo presenciado el día anterior, no podía dejarla sola, no cuando era culpa suya. Joy estaba bien antes de llegar, así que era culpa suya todo, no sabía lo que paso pero era su responsabilidad lo sucedido y se haría cargo.

Miró el cuerpo de Joy a su lado, tan tranquila, sin un ápice de dolor o cansancio. Su piel blanca siendo tapada por algunos cabellos negros, sus labios rosados, sus labios eran los más bonitos qué había visto. Sacudió su cabeza, no podía pensar de eso de su amiga, no es normal, estaba claro que Joy si era hermosa y nadie podía negarlo pero no podía, no de esa manera.

Salió silenciosamente de la cama, no iba a despertarla, se veía cómoda y tranquila que no iba a perturbar su sueño. Le dió una última mirada antes del salir de la habitación, iba a cuidar de Joy sobre todo y todos.

Irene dejó el apartamento de Joy, con una nota en su mesita noche en su habitación, para que se supiera que dejó un desayuno para ella, y que estará pendiente siempre. Y otra más en comedor, para que no olvidará nada.

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Joy se encontró nuevamente frente al escusado.

Su día comenzó bien, no tuvo ningún dolor al despertar, la nota de Irene en su mesita de noche calmó sus nervios al ver que no estaba a su lado. Alivio sus necesidades básicas para ir en busca del desayuno, su corazón revoloteo por el gesto. Sonrió al ver otra nota cerca y decidió que al terminar su comida iría inmediatamente a la universidad, le agradecería por la comida y sería felíz todo el día.

Fue una lástima no encontrar a Irene cerca, pero no se desánimo, la podría ver en el receso

Aún así, el mundo estaba en su contra.

Camelia blanca.

Sus pétalos blancos eran hermosos, aunque le fuera doloroso el vomitarlos, les quería ver más y más.

No sabe cuanto tiempo paso allí, o que sucedió, pero Yeri terminó por ayudarla y llevarla hasta la enfermería.

Estaba pérdida, no podía diferenciar si era real o no, solo seguirá a Yeri, tan solo quería dormir.

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Yeri supo que todo estaba mal cuando Joy salió de forma apresurada del aula hacia los servicios femeninos, le costó salir sin ser percibida pero lo logró.

Encontró a Joy en uno de los cúbiculos, con la mirada pérdida y un montón de pétalos de flores. No sabe cómo lo hizo pero logró sacarla de allí para ir a la enfermería, buscarían el pase de salida por enfermedad e irían al apartamento de Joy. Esta seguro que no podían lidiar con el hanahaki, no mientras que Irene no lo sepa, porque ella lo cree, de verdad lo hace, en que Irene tiene sentimientos por Joy.

— Joy, oye, mirame.— le habla Yeri.— Iremos a tu casa ¿si? No te duermas aún, la enfermera esta haciendo los papeles, venga, no te duermas, ya nos iremos.

Los ojos desorientados de Joy se posaron en Yeri.— Duele, e-esto duele m-mucho.

La enfermera se posiciona al lado de la camilla, tratando de tranquilizar a Joy, pidiéndole que inhale y exhale con ella. De manera lenta, Joy respira lento con una mueca de dolor.