O1 : ÚNICA PARTE

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" tal vez si hubiéramos
aprendido a no soñar mucho,
las olas no serían capaz de jugar
con nuestro corazón "

Cuando el joven de cabellos negros abrió los ojos, se dio cuenta que nada sería lo mismo sin aquella estrella que iluminaba su mirada y alma

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Cuando el joven de cabellos negros abrió los ojos, se dio cuenta que nada sería lo mismo sin aquella estrella que iluminaba su mirada y alma. Se volteó para poder mirar a su alrededor, buscando al calmante de aquellas noches oscuras donde veían programas de música en aquella vieja televisión, donde el silencio era interrumpido por melodías del rock que tanto su amado disfrutó bajo un manto que era sus besos y calor. Estaba tan vacío observando con nostalgia el espacio marcado del menor, y nada comparaba su tristeza, ni siquiera la tormenta de las afueras que combinaba la pena con el odio, el odio a sí mismo.

" Jooheon-ah, ¡ todo estará bien, mejor escuchemos a mi grupo favorito ! "

Lo extrañaba, y recordaba en cada detalle su nombre, porque era todo y a su vez, nada.

Recorrió en la soledad de la oscuridad las orillas de un mar, sintiéndolo tan cerca con el aroma marino, tan libre. Porque así era su pequeño. Las olas se ondulaban y el recuerdo de los dedos pasar alguna vez por las hebras del que llama "amor" eran demasiado audibles y lastimeros.

"No estábamos destinados", recuerda claramente sus amargas palabras como el café que le hacía cada mañana. "Serás un viejo recuerdo, frío como el viento cerca del mar, te enterraré en la arena y tú a mí igual."

¿Qué podía hacer si lo cálido de sus letras aún permanecía en su corazón? ¿Si él era su California?

De repente llora, debido a que tal vez era su todo, pero para el otro este era absolutamente nada. Y luego se siente diminuto dentro de su angustia, botando la basura que tenía de nombre esperanza, ya que es la primera que te destroza, por lo que sólo puede agachar la cabeza ignorando a los borrachos que a las cuatro de la madrugada pasaban como de costumbre.

Sólo podía sollozar, cubrir su rostro del miedo a vivir sin él, porque sabía que no era posible, y su destino era roma, todos llevarían a su muerte. Sólo podía gritar su nombre, sabiendo que las autoridades lo tendrían en un futuro tras rejas, tiritando de la opresión de su alma y rugiendo de la desesperación.

Se hunde en el agua salada que alguna vez a ambos los hizo feliz, tal vez estaba enfermo y no lo quería notar, cerrando sus ojos para poder desaparecer en recuerdos tristes y sueños destruidos, siendo interrumpido por la piel perdiendo el color y la sangre volviéndose fría, alertando a sus sentidos y llevándolo a la arena con dolor.

Las olas de queroseno quemaron la serotonina, desvaneciéndose la alegría y dándole paso a la bajada, Jooheon vio el amanecer y deseó estar junto a él.

lágrimas color mar | jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora