ESE HOMBRE

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<<Cuando lo abandonas, otro le limpia las lágrimas, lo hace sonreír y de su corazón borrado pronto serás.>>

Eran las 10 de la noche cuando Jace y Alexander caminaban por las calles de Nueva York, iban platicando de un tema delicado para Alexander... su matrimonio con Magnus Bane, habían pasado un mes de que se separaran, no se divorciaron, solo decidieron separarse.

-ese hombre no buscó dañarte Alexander, sabes perfectamente que las cosas del corazón uno no tiene la voluntad para controlarlo- dijo Jace- por favor hermano no le guarde rencor, compréndelo, ese hombre solo vino a ocupar el enorme vacío que en él tu amor dejó- terminó Jace.

-cometí mil errores Jace y también se... también sé que descuidé tantas cosas, pero Magnus sabía perfectamente que yo no podía vivir sin su amor- dijo Alexander con un aire de desespero, ya que vio como su relación se deterioraba, siempre queriendo poner el orgullo Ligthwood en alto en el ámbito empresarial, pero a que costo.

<< todo comenzó una noche, él llegó tarde a su casa y Magnus había preparado una cena romántica para ambos, pero él no le tomó prioridad en el momento, cuando entró a su alcoba vio a Magnus acostado durmiendo, a simple vista plácidamente, pero no era así, él estaba durmiendo con la nariz roja, y sus ojos hinchado, señal de que había llorado, pero quien no se pondría mal cuando tu esposo no asistió a su cena de aniversario, Alexander intentó durante el resto del mes aminorar el problema con costosas ropas, anillos, collares y lujosos relojes.

Durante tres años Alexander descuidó demasiado su relación, pero no se percató que alguien ya comenzaba a entrar en el corazón de Bane, ya que al fin y al cabo un Clavo saca a otro clavo. Magnus cada vez se enamoraba más de aquel hombre, cada mes que pasaba, ya no lloraba por la falta de caricias, de amor, de palabras cariñosas, ni la falta completa de relaciones sexuales durante los ultimo meses, ya dejó de llorar por Alexander para sonreírle a otra persona. >>

-tienes que olvidarlo Alec, aunque te haga daño, tal vez a su lado él sea feliz ¡compréndelo! Alexander- dijo Jace - aunque sé muy bien lo que sientes y tengo que decirte lo que él me habló.-

<<Dile que yo estoy muy bien, que fueron muchos años de soledad; que ya nunca podría volver con el>>

-convéncelo Jace, por favor... te lo suplico- rogaba Alexander –no lo puedo hacer Alec, ya por favor entiéndelo, el ya no te ama, ya te olvidó- respondió Jace, tratando de hacerlo entender. - ¡convéncelo!- soltó Alec con un suspiro.

Ellos seguían caminando, hasta llegar a la cafetería Idris, una de las más lujosas de NY, pidieron una sala privada, para que puedan hablar, hacer entender y suplicar en el caso de Alec sin la necesidad de hacer un acto humillante en público.

Ya adentro siguieron la conversación. << Dile que así es mejor, que al fin ahora hay alguien que piensan mí; que tiene tiempo y me demuestra amor>> - ¡sé que él le mintió!- gritó Alec- porque hablas así – respondió Jace – sé que él le mintió Herondale, sé que él quiso dañar mi relación, sé que tenía envidia de lo que éramos Jace.-

-Ese hombre se nota que lo quiere, lo he visto tan cambiado, sonríe, ya no llora, cada día tiene una brillante sonrisa y sus ojos verdes dorados tiene un brillo de felicidad, él está mucho mejor. Tú lo sabes y por eso te duele, él ha puesto en su vida una ilusión- aclaró Jace

-Si pudiera hablarle, sé que él comprendería, yo le haría saber que Magnus está junto a el por dolor- le dijo Alec con un rayo esperanzador en sus ojos. - ¡Ya no te engañes Alec!, Magnus lo quiere... la vida da solo una oportunidad ¡acéptalo!, aunque sé lo que sientes y tengo que seguirte diciendo lo que él me habló...

<<- Cuéntale que soy feliz, que a veces me da pena mirar atrás, pero no tengo miedo quiero vivir- >> - ¿Cómo pudo cambiar? – preguntó Alec. – Se ha cansado de ti – le contestó simplemente Jace.

<< -Dile que hoy he vuelto a creer, que alguien necesita por fin mi amor, que con pequeñas cosas me ha hecho bien.->> - Ese hombre robó- dictaminó Alexander – no fue culpa de él – contraatacó Jace. – Ese hombre robó Jonathan – dijo Alec con los ojos cristalinos anunciando un mar de tristeza, pues a la distancia se notaba que el gran empresario Ligthwood de verdad estaba sufriendo por amor.

- Por amor al Ángel Alexander, no me vengas con que sufres, porque tanto tu como yo sabemos que tienes relaciones sexuales en tu oficina con el hermano de Clarissa – soltó enojado Jace – pero no sentía nada por él, solo era para desestresarmer en el trabajo, yo jamás le pediría a mi esposo a hacer eso en mi oficina ya que es a quien amo y solo le haría el amor en mi cama, aunque ya son varios meses que no lo toco. – Recapacitó Alec – pero en fin Alexander – continuo Jace.

-Ese hombre no quiso hacerte daño, no le guardes rencor por favor Alec – dijo Jace – no lo dudes, es tu amigo y te quiere, porque... - siguió con un largo suspiro – porque ¿Qué? Jace- preguntó Alec – acaso sabes quién fue el que me quitó a ¡MI! Magnus – preguntó alterado Alexander; Jace volviendo a suspirar le contó lo que en primer lugar le quería decir esa noche – porque ese hombre soy yo... Alec – soltó Jace

Alec abrió los ojos con sorpresa y un rayo de incredulidad aún se pintaba en su iris, pero se dio cuenta que era verdad por dos grandes razones, la primera era la seriedad de Jace y la segunda, recuerda, que varias veces cuando se mataba todo el día trabajando y cogiéndose a su secretario el hermano de Clary de vez en cuando, ya que no tenía tiempo de ir a casa por su esposo "nadie es mejor que mi Magnus " pensaba cada vez que Jonathan Morgenstein llegaba a su oficina a sentarse en sus piernas, pero recordó que a veces en unas llamadas salía el nombre de Jace con risitas y a veces que él llegaba temprano Magnus no estaba y cuando le llamaba le decía, "estoy con Jace tomando un café". En ese tiempo pensó que su amigo lo distraía para que no tuviera problemas con él, pero, jamás sospechó que ellos se estaban enamorando.

-Siempre fuiste tú, traidor, te odio, te odio – decía un Alec colérico , entonces Jace se paró, le puso la mano en su hombro y al no recibir respuesta se fue, para que jamás se vuelvan a encontrar.

Fin.

Pero quizás seis años después la historia continuará

Inspirada en una canción que escucha mucho mi abuelo y mis padres, a ver si lo adivinan

Pd. Fragmentos de la canción forman parte del dialogo.

Por ese hombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora