Basada en la canción Paranoid de los Jonas Brothers.
Paranoid.
Miré a mí alrededor. Sillas blancas, azulejos blancos, gente desesperada: Hospital. Había tenido una bajada de azúcar extremadamente grande y me tuvieron que traer de urgencia. ¿Las consecuencias? Había bebido, obvio no mucho y cuando tuve que inyectarme la insulina cometí un error. Me inyecté más de lo que era. Obviamente, mis padres entraron en cólera por haber encontrado a su hijo desmayado con algunos grados de alcohol en el cuerpo. Y heme aquí, paseando con mi bata por el hospital, aburrido. Habían decidido que yo me quedase aquí unos cuantos días pues los médicos habían dicho que quizá pudo ser un intento de suicidio.
Estúpidos.
No había ningún familiar mío. 4/4 de mis amigos estaban arreglando algo y mis padres estaban visitando a mi abuela para asegurarle que no era nada malo. Uhm, extrañaba a mi abuelo. Él había muerto recientemente por cáncer de hígado, mi abuelo llevaba años de lucha encontrar de el, pero le venció y yo me lamento todos los días por ello.
Me subí en el ascensor y descendí hasta la planta 2. La planta donde estaban los enfermos de cáncer. Me gustaba pasear por ahí, no solo por mero aburrimiento, había una chica. Sí, ella era hermosa a pesar de no tener pelo, pero eso en realidad ¿Qué importa? Ella no sabía de mi existencia o sí, quién sabe. Había soñado varias veces con ella por lo que cuando pasé por su habitación y la vi sonriendo a un grupo de amigos algo en mi se despertó.
Habitualmente soñaba que ella me decía te amo y yo le respondía que sí, conversábamos un poco y ya está. Después de unas semanas quería soñar más, pero me era imposible.
Pasé por delante de su habitación, como de costumbre, pero ella no estaba.
¿Qué…?
Busqué por toda la planta, con la mirada, pero no había ningún rastro.
Me senté en unas de las sillas que allí había, esperando quizá con la esperanza de que ella estuviese en quimioterapia. Sufría leucemia desde hace unos cuantos años, según me dijo en uno de sus sueños. Era hermosa, perfecta por no decir algo más. Tenía los ojos marrones y su piel era de color oliva. Tenía rasgos ¿Árabes? Quizá, realmente no lo sabía.
Llevaba ya dos horas allí, pero nadie aparecía.
Sentí vibrar mi móvil. Tenía un mensaje.
Estúpido Niall:
¡Hey, hermano! ¿Dónde estás? Estamos en la habitación, mueve tu culo hacía aquí.
Suspiré mientras devolvía el dispositivo al bolsillo del pijama de hospital y me levanta.
Mañana será otro día-Pensé.
Pero no lo fue, ella nunca estaba en su habitación. Realmente me estaba volviendo paranoico con todo este asunto.
Pasaron día, unos cuatro y ya era hora de irme, los de sanidad no querían a un tonto diabético ocupando una cama porqué sí.
—¿Estás listo?—Preguntó mi padre, mirando como abrochaba mi chaqueta.
—Sí, pero primero tengo que hacer algo.—Informé.—Esperarme abajo, yo voy en nada.—Expliqué y nadie dijo nada, total, ellos pensaban que yo estaba loco.
Bajé corriendo las escaleras, ya no tenía ningún suero que arrastrar. Me paré justo donde ponía “Planta 2” y entré a su pasillo. Miré para cerciorarme de que no estaba y en efecto, la cama seguía vacía.
Me armé de valor y me acerqué a la enfermera de guardia que reposaba detrás del mostrador.
—Perdone señora.—Le regalé mi mejor sonrisa. Ella levantó su vista y me miró, aburrida.—¿Sabes donde está la chica de la habitación 340?—Pregunté cortés.
Ella echó una ojeada a la puerta abierta de la habitación. Negó con la cabeza y volvió a su lectura. Me giré y bufé.
Cuanta información.
De un momento a otro uno de los enfermeros que me atendió cuando llegué, pasó por nuestro lado.
—¡Doctor!—Exclamé, llamándole la atención. Yo sabía que no era doctor, pero no se me ocurría otra cosa que decirle.
Él giró a verme y después levantó sus labios.
—¡Zayn! ¿Ya te vas?.—Preguntó con la sonrisa aún en su cara. Asentí frenéticamente, dispuesto a cambiarle de tema.
—Sí, sí.—Quité importancia.—¿Usted sabe donde está la chica de la 340?—Pregunté esperanzado de que él si me diese al menos una respuesta.
Él hizo una mueca.
—Zayn, esa habitación lleva vacía dos semanas.—Me dijo. Lo miré mal, ¿no estaría de broma, no?
—Sí que la había, ella sufría leucemia.—Expliqué, mirándolo fijamente.—Tenía los ojos marrones y la piel era algo así como color ¿Oliva?
El enfermero Jack me miró un poco mal, pensaría que estoy paranoico, seguro. ¿Él también? De buenas a primeras sus ojos brillaron.
—Ah, hablas de Anne—Asentí, sin saber si realmente era su nombre. Anne, Anne... sonaba bien.—Ella murió antes de que tú vinieses.—Me regaló una mirada de pena, pegó un golpe de comprensión en mi brazo y se fue.
¡Era imposible! Yo… yo la había visto.
Sacudí mi cabeza. La amaba y ella ni siquiera mi conoció ¿Eso era posible?
Comencé a andar pesadamente hacía el ascensor para coger la salida. Me subí en el y bajé unos cuantos pisos cuando la puerta se abrió, dejando mostrar a Anne.
Abrí mis ojos como platos, literal.
—¿Hola?—Pregunté en un hilo de voz. Noté mi sudor resbalando.
Ella giró hacía mí, sonriente. Iba con una bata y la cabeza cubierta con un pañuelo blanco.
—Hola—Susurró, dejando mostrar su dulce voz.
Se acercó, poco a poco, hasta que juntó sus labios con los míos. Eran suaves.
Cerré los ojos por inercia, pero cuando lo hice no sentí nada más y los abrí.
Ella no estaba.
Probablemente sí, me estaba volviendo paranoico.
