Erwin se volvió a sentir tan culpable como la noche anterior. Se acercó a Levi y lo abrazó de forma sobreprotectora.
-Levi, no llores...- Erwin hablaba con una voz dulce y calmada mientras secaba algunas lágrimas del menor.- ¿Que pensarían los cadetes si te vieran así?
Cállate.- Algo irritado, Levi se separó de su superior dándole un pequeño empujón y Erwin simplemente rió amargamente pues estaba acostumbrado al comportamiento malhumorado del menor.
Levi se volvió a sentar en el sillón, agarró su taza con té y comenzó a hablar como si nada.
-Por cierto...puede que noestés al tanto pero durante la ultima expedición ocurrió algo realmente...impresionante. Eren ha desarrollado una especie de poder con el que puede controlar a los titanes.- Cada vez que Levi hablaba parecía que arrastraba las palabras, era como si éstas le pesaran a la hora de hablar.
Erwin dió unos pasos hasta llegar a la ventana, desde allí contempló el muro y por un instante miles de ideas sobre lo que haría una vez fuera del muro, sin tener que preocuparse de que ningún estúpido titán fuera a arrancarle el otro brazo de un mordisco, afloraron en él. -Si, algo había oído. Hanji me lo contó la noche anterior.
-Finalmente han optado por llamarlo-
-"La Coordenada"-Erwin terminó la frase de Levi y asintió -¿Te das cuenta? Estamos a nada de poder terminar de una vez por todas con los titanes- El comandante apretó el puño pensando en esos malditos asesinos que a tantos compañeros se habían llevado.
Levi se quedó observando la espalda de su compañero en silencio mientras tomaba su té allí sentado. Se dió cuenta de que era muy cercano a él, realmente le importaba demasiado.
Pov Erwin
Noto la mirada de Levi clavada en mi. Últimamente nos hemos vuelto muy cercanos y eso me preocupa. Me giré y nuestras miradas se cruzaron. -¿Que tal va tu brazo?- con todo esto se me había olvidado que Levi se había quedado aquí en la última expedición por una lesión.
-Perfectamente.- Se cruzó de brazos pero al apoyar el izquierdo sobre sobre el brazo derecho no pudo disimular una mueca de dolor acompañado por un leve susurro. No escuché muy bien lo que decía pero conociéndolo seguramente fuera una grosería.
- Si, ya veo.- No pude evitar reir, Levi nunca acepta la ayuda cuando está mal y es algo que me parece realmente tierno a la vez que estúpido.
-¿Qué es tan divertido?- Levi me dedicó una mirada asesina y dejó la taza sobre la mesa de un golpe.
-¿Cuantas semanas más vas a tener que llevar esa venda?- traté de mostrarme más serio.
-Unas dos semanas.- Levi se colocó la chaqueta sobre sus hombros.
-Aunque aún no puedas entrenar, quiero que vengas hoy conmigo.
- Está bien.- se levantó y recogió las dos tazas vacías- pero ahora tengo cosas que hacer.
Levi caminó hacia la puerta y no pude evitar soltar un suspiro...me he mal acostumbrado a pasar tiempo con él.
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