Uma Thurman

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—¿Ya llegamos...?

—Nop~

—Pero me duelen los pieeeeeeees...

—Ahora que lo pienso, debimos haber tomado un bus o algo.

—Pos, ya es tarde para eso...

—¡Ey!¡Yo me ofrecí a conducir y ustedes no aceptaron!

—No gracias. Prefiero caminar que morir.

—Oigan, sé que quieren sorprenderme y todo, pero sigo pensando que iríamos más rápido si-

—¡No!¡El pañuelo se queda!

—Pero no veo un carajo...

—Para eso estamos: para guiarte y que no te caigas.

—Nos hemos caído como siete veces ya... Me duelen las rodillas gracias a ustedes.

—Pffff. Claro que n-

—¡Ah!¡Cote, cuida-!

Thud!

—... Auch...

—Me corrijo, ocho veces... ahora también me duele la cara.

—Venga, que ya casi llegamos.

Sintió como unos brazos la ayudaban a ponerse de pie. Mientras tanto, maldecía el momento en el que decidió ponerse esos zapatos de taco grueso —bueno, en realidad ella no lo había hecho. A veces odiaba a Cote, Tsukki y Gabriela, seguro lo hicieron para verla sufrir. Sip, absolutamente—. Apenas llegaran, sin duda alguna se sacaría esos zapatos del demonio.

—Oigan, ¿seguras de que es por aquí...?

—Por Gold Roger, si nos perdimos por haberme tapado los ojos juro que-

—Naaaaaaaaah, tranquila. Tenemos tooooooodo controlado.

—No confío en Gabriela extendiendo las vocales.

—Tú tranquila, nosotras nerviosas. Simplemente sigue caminando.

—... Más les vale que no estemos perdidas.

Caminaron por lo que parecieron horas —caídas incluidas, aunque pararon cuando Tsukki tomó el lugar de Cote guiándola— y, ¡finalmente! llegaron a su supuesto destino.

—Y~~~~ ¡¡¡Llegamos!!! —anunció por fin la voz de la castaña.

—¡Genial!¿Puedo quitarme la venda?

—No —escuchó responder a las tres, por lo que se quejó.

Pudo sentir como más personas se acercaban, pero no sabía quiénes eran o reconocía sus voces: hablaban muy bajo para hacerlo o entender lo que decían. Pronto, sintió como las chicas abandonaban su lado para ir a hablar —entre susurros inentendibles— con los desconocidos.

Temía que la hayan traído a un ritual satánico como sacrificio.

Oh bueno, había sido una buena vi-, espera, ¡no lo había sido! Al menos no lo consideraba así luego de las cosas que le hacían pasar.

Y sus estudios... ¡Sus hermosos estudios...!

Que en peperoni descansen.

Volviendo al sacrificio satánico, tal vez la duerman con algo y no sienta dolor.

O tal vez no sea un ritual satánico: tal vez la estén vendiendo en el mercado negro.

Se lo pensó un momento. Creía lo del sacrificio era más creíble, pero sus amigas no eran taaaaaaaaaan...

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