-La bala de la pared-

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/nota: este capítulo será más largo/
Esa noche, sentado en mi sillón, me quedé inmerso en preguntarme por esa chica, pero, a fin de cuentas la chica no era lo más importante de esa noche en la plaza, mientras el control remoto caí de mi mano, los hechos de esa noche me generaron en vez de más preguntas, sorpresas, me sentí impactado al reconocer que durante esa media hora de tensión actúe solo bajo impulsos e instintos, no pensé en nada de lo que hacía entonces, en vez de correr y arriesgar mi vida y la de Sarah, pude juntar el arma y evitar que el hombre nos persiguiera, incluso podría haberlo atrapado y toda la historia habría dado un giro de 360°, si lo piensas, actúe fuera de la mente de un investigador y fuera de mí, pero ¿porqué?
Pareciera como si en ese momento en el que cayó el control todo mi panorama se nubló dando vueltas a esa plaza, debía volver, aún si no fuera para resolver el misterio que eso traía detrás tenía que despejar mi mente, mi sueño me lo agradecerá.

Esa noche dormí con dificultad, el ser humano suele olvidar sus sueños 5 minutos después de que se levanta, no recuerdo porque exactamente pero así es y a pesar de que no recuerde lo que soñé aquel día, recuerdo que en esa noche el ambiente de mi sueño era pesado y hasta una gota de lluvia resonaba en mis oídos como 1000 tambores a través de un megáfono, no lo digo por mi orgullo pero simplemente pudo ser un resfriado a causa del "pelo de gato" y la lluvia que recibí, ahora me hago sentir a mi mismo un idiota...

A la mañana siguiente comencé todo con normalidad, como todos los días me levanté a las 5:00am, me preparé con mi ropa de ejercicio, un canguro gris en donde guardo una navaja(solo para protección claro) además de una botella de agua, guantes audífonos pequeños y mi teléfono, una bermuda deportiva o como yo le llamo "una pantaloneta", además de mi camisa deportiva que trae dibujada una rana que caracteriza mi nación y una bicera con la que me cubro del Sol que tanto me agota; luego de equiparme, salí a correr como es común para mí.

Lo único que cambié ese día fue mi ruta, normalmente suelo caminar desde el lado izquierda de la calle principal y dar vuelta por las ciudades atrás de mi pueblo, no por nada en especial es solo por las vistas ya que adoro ver como al levantarme todo es oscuro y como vivo en medio de un valle, al ir corriendo miro como en las montañas sale la luz bella del sol y va iluminando todo lo que hay a mi alrededor, sé que eso nunca cambiará ya que esas montañas han sido declaradas área protegida desde que se han dado cuenta que poco a poco todo se consume y la naturaleza de esas montañas sigue atrayendo a todos, para mí correr en esa dirección es una metáfora, aveces todo lo que te cubre es oscuro y sombrío pero conforme corres con fuerza todo se ilumina y los brillos de la esperanza reaniman a todos y te muestran un bello camino a seguir, hacía la luz que emana de la montaña.... Quizá por eso a mi padre le encantaba ese sitio.... PERO BUENO casi olvido decir porqué cambié la ruta, ese día tomé el lado contrario para correr por el distrito central y dirigirme a aquella plaza a despejar mi mente y si era el caso comprar un nuevo paraguas, aunque pasó ayer y no había bebido una sola gota de alcohol, no sé porqué se me ocurrio darle el paraguas a aquella chica Sarah, talvez en lo más profundo de mí pienso que esa chica vestida con estropajos y ropa remendada no se robara mi paraguas.

Conforme corro escuchando mi música siento como el los primeros rayos del Sol acarician suavemente mi espalda, mientras pasó por el lugar que llaman "Rotonda Víquez" suena una muy buena canción de un artista que murió hace mucho, una canción que habla de imaginar un mundo unido, pienso que a pesar que me guste el mensaje de vivir en unidad, lo veo algo imposible, las guerras no acaban y algunos recursos terminan escaseando, pero solo mi par de manos no pueden restaurar toda la tierra...

Sin darme cuenta llego al distrito central, ahora solo me falta volver a la plaza, bajo el ritmo y empiezo a llevar una caminata suave, en donde mis pasos crean un ritmo mientras pasean sobre los mosaicos húmedos del piso por la lluvia de ayer, *tic toc tic toc *-suenan mis zapatos mientras camino en las calles de aquella metrópoli conocida como San José...
Sin darme cuenta llego a la plaza de los hechos, mientras miro a todos lados para tratar de ubicar por donde llegué, donde salí y donde dispararon, el cuerpo de aquel hombre que vi morir ya no estaba, la policía no estaba por ningún sitio, no me sorprende, esa gente siempre espera a que un detective o unos de esos robots que recién llegan al país y que pueden escanear escenas y reconocer lugares que poseen una alteración fuera de lugar o sospechosa les haga el trabajo, no me parece tan malo, los idiotas me terminan pagando con su dinero para llevarse sus honores, ese dinero que gasto en colecciones de cómics, manga y videojuegos, (no me juzguen,que sea un detective no me impide darme caprichos de un niño, aún cuando tenga 26 años).

La chica del callejón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora